Un empresario italiano y un ex integrante del Ejército Republicano Irlandés (IRA), acusados de lavar dinero para la mafia italiana ‘Ndrangheta, escondieron parte de su fortuna en media docena de cuentas bancarias suizas, según la información que aparece en la filtración Suisse Secrets, liderada por el centro de investigación Organized Crimen and Corruption Reporting Project (OCCRP).
Los fondos podrían tener su origen en una defraudación a decenas de personas que invirtieron en un proyecto inmobiliario de lujo en la costa italiana. El complejo fue incautado luego de que se descubrieran sus conexiones con la organización criminal calabresa, uno de cuyos capos se mantuvo oculto por años en el Río de la Plata y también fue investigado por la justicia argentina, según reconstruyeron Infobae y La Nación.
Conocido como el “Rey de la cocaína de Milán”, Rocco Morabito fue apresado en el nordeste de Brasil en mayo del año pasado, tras haber pasado décadas en la clandestinidad. Su actividad en Sudamérica había sido intensa. Italia lo buscaba desde 1995 por tráfico de drogas y sobre él pesaba una condena de 30 años de cárcel, con alerta roja de Interpol.
Tras escaparse, salió de Europa y se instaló en Brasil con una identidad falsa. Luego, se trasladó a Uruguay para continuar dirigiendo el tráfico de drogas de la ‘Ndrangheta. Se movía entre Buenos Aires y Montevideo, donde había desplegado una red de contactos que le garantizaba protección y la continuidad de sus negocios vinculados a la droga.
Desde 2007, Rocco Morabito vivió en una lujosa mansión en Punta del Este gracias al pasaporte portugués que tenía bajo el nombre de Francisco Capeletto, un empresario que se ocupaba de un falso negocio de exportación de soja. El engaño le duró una década.
El mafioso italiano fue detenido en Montevideo en 2017, pero logró escapar de la Cárcel Central de la capital uruguaya en junio de 2019, cuando estaban por extraditarlo a Roma. Un residente argentino fue clave para su huída de prisión: Ferdinando Sarago, también integrante de la mafia, viajó desde Buenos Aires con 50.000 euros para sobornar a los guardias uruguayos. Sarago fue detenido en 2020 en su departamento del barrio porteño de Las Cañitas.
Mientras Morabito se fugaba de la cárcel en Montevideo, su hermano Antonio aterrizó en Buenos Aires para, luego, cruzar a Uruguay, según indica la información entregada por las autoridades italianas a la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar) de Argentina.
A partir de ese rastreo de los hermanos Morabito, los investigadores locales detectaron, además, que la familia del clan que maneja la ‘Ndrangheta ya había tenido otros ingresos y estadías anteriores en Argentina.
El capo de la organización criminal calabresa fue detenido nuevamente un año después en la paradisíaca playa brasileña de Joao Pessoa, muy lejos de su pueblo natal de Africo, en Calabria, donde consolidó su poder la principal mafia calabresa.
En esa misma región, sobre la costa italiana, realizaron su proyecto inmobiliario Antonio Cuppari -condenado a 10 años de prisión por lavado de activos vinculados al clan Morabito- y sus socios, el italiano Antonio Velardo y el ex terrorista del IRA Henry Fitzsimons (quienes terminaron absueltos en 2016). Llamado “Jewel of the sea”, el edificio de departamentos fue finalmente incautado por la Policía italiana en 2013, por las vinculaciones de los supuestos desarrolladores con la mafia calabresa.
El complejo nunca se terminó y decenas de inversores apenas pudieron recuperar la mitad del dinero luego de reclamar al seguro. Mientras tanto, su dinero se guardaba en las cuentas del Credit Suisse, según revelaron OCCRP, el sitio italiano IRPI Media, el diario Miami Herald y Al Qatiba, todos integrantes del consorcio que llevó adelante la investigación de Suisse Secrets.
Experto en bitcoins
Tras sortear una posible condena en Italia, Velardo se reinventó como inversor inmobiliario y supuesto experto en Bitcoins en América Latina y el Caribe. El italiano presenta públicamente un “máster en moneda digital”, pero las sospechas de lavado para la mafia todavía lo persiguen, al igual que los inversionistas privados que perdieron millones en el complejo “Jewel of the Sea”. Por ahora, recuperaron la mitad de lo invertido.
Ahora la filtración Suisse Secrets aporta nuevos indicios del destino de ese dinero: Velardo mantuvo cuentas secretas en el Credit Suisse con dinero que podría provenir de esa estafa a decenas de inversores inmobiliarios en el proyecto en la costa italiana.
La trama comenzó en 2006, cuando Velardo y Fitzsimmons constituyeron la sociedad irlandesa VFI Overseas Properties Real Estate Agent Ltd. para hacer negocios en Calabria, corazón de la ‘Ndrangheta. Africo no era un destino turístico, dados sus niveles de crimen organizado, pero Velardo y Fitzsimons ya estaban involucrados de lleno en el proyecto inmobiliario.
En marzo de 2007, la sociedad firmó un contrato con Cuppari, responsable de la construcción de un complejo de departamentos en la localidad costera de Brancaleone. Según el acuerdo, la firma vendería unidades del complejo de “Jewel of the Sea” y, a cambio, recibiría una comisión inusualmente alta del 31% del precio total de venta por adelantado.
Para entonces, Cuppari ya mantenía vínculos fluidos con el clan Morabito, que domina el tráfico de cocaína entre América Latina y Europa, y tiene su sede en Brancaleone. Por esos días, su capo máximo, Rocco Morabito, se escondía en una chacra de 600 hectáreas en Laguna del Sauce, Uruguay
Las cuentas en el Credit Suisse
Velardo se jactaba en sus conversaciones telefónicas de tener casi 40 millones de euros en el banco, más una propiedad en Londres que estaba valuada en 10 millones de libras. Esa información se desprende de las escuchas realizadas por la justicia italiana, que lo comenzó a investigar entre 2007 y 2008, pero que demoró años en encontrar el inmueble británico que mencionaba el mafioso.
Ahora, la investigación Suisse Secrets muestra que Velardo tenía una cuenta personal y otras dos a nombre de empresas en el Credit Suisse, según los hallazgos de OCCRP e IRPI. Su cuenta personal ya había llegado en 2011 a su pico, con un saldo de USD 1,9 millones. Otra de sus cuentas empresariales acumulaba USD 1,8 millones. Y una cuenta más pequeña alcanzó a tener casi USD 37.000 antes de que la cerraran, en 2012.
Los investigadores antimafia ignoraban esto en 2009, cuando las preocupaciones de Velardo por la flexibilización del secreto bancario suizo quedaron grabadas en conversaciones telefónicas. Fiscales que participaron en la llamada “Operación Metrópolis” en 2013, le dijeron a OCCRP que tenían un rastro que los llevaba a Credit Suisse, pero “Suiza solo puede colaborar si ya se conoce el número de las cuentas”. “Entonces nunca pudimos probarlo realmente”, relataron.
Sin esta información, las autoridades suizas dijeron que no podían ayudar. Recién en 2014, un año después de que se presentaron cargos formales contra Velardo en base a los operativos antimafia “Dinero Negro” y “Metrópolis”, los suizos informaron por primera vez a los italianos sobre la existencia de estas cuentas.
Las autoridades suizas procedieron luego, tardíamente, a congelar dos cuentas personales de Velardo, una de las cuales aparece en el conjunto de datos de Suisse Secrets. Estas cuentas contenían más de 300.000 euros. Sin embargo, los suizos respondieron que no podían embargar tres de las cuentas empresariales relacionadas con él porque estaban a nombre de Apax, una empresa de las Islas Marshall, y no a nombre de Velardo. Una de ellas aparece en los Suisse Secrets.
La cuenta con 29.000 francos suizos nunca se mencionó a los italianos, acaso porque ya estaba cerrada. Mientras tanto, las dos cuentas más valiosas de Velardo en la documentación que integra los Suisse Secrets siguieron abiertas mucho después de que las dos operaciones antimafias “Metrópolis” y “Dinero Negro” llegaron a los tribunales italianos.
Según los investigadores calabreses, el rastreo financiero de Fitzsimons y Velardo resultó muy difícil pues el dinero en efectivo se canalizó por varios paraísos fiscales. “Era imposible demostrar el flujo de dinero”, dijo un fiscal a OCCRP.
La conexión rioplatense
Mientras los investigadores italianos procuraban reconstruir las rutas del dinero de Cuppari, Velardo y Fitzsimmons, sus pares de la Argentina abrieron una investigación preliminar sobre los movimientos de Morabito en el país, confirmaron al equipo argentino de OCCRP desde la Procuraduría de Narcocriminalidad (Procunar), que lidera el fiscal federal Diego Iglesias.
Esa investigación comenzó con datos aportados por la embajada italiana en Buenos Aires por la presunta comisión de los delitos de contrabando de estupefacientes y lavado de activos, además del viaje de un familiar del capo mafia a la Argentina, en septiembre de 2017.
“No le encontramos nada formal, a su nombre, en la Argentina a Rocco Morabito, aunque su hermano Antonio vino a verlo a Uruguay, pero pasó antes por la Argentina, donde lo seguimos tras un pedido de colaboración que llegó de Italia”, precisó un investigador local.
La Unidad Operaciones Antidrogas de la Gendarmería lo siguió a Antonio Morabito durante su paso por Buenos Aires, antes y después de viajar a Montevideo, y se pidieron informes a distintos organismos públicos y empresas privadas, sin resultados. Los Morabito no tenían activos, ni cuentas, ni teléfonos, ni actividades comerciales a su nombre en el país, por lo que se archivó la investigación preliminar en noviembre de 2019.
Un investigador italiano confirmó que “Rocco Morabito no tenía negocios en la Argentina, él directamente, pero era el ‘boss’ y si estaba él, existió toda una estructura, una red muy amplia que lo rodeaba, que está, aunque no sea totalmente conectable a él”, detalló a OCCRP. La presencia en Buenos Aires de Sarago, el soldado de la ‘Ndrangheta que transportó 50.000 euros para comprar la fuga de su jefe en Montevideo, “es prueba de esa red”, afirmó.
Consultado por OCCRP, Velardo no contestó preguntas sobre sus supuestas conexiones con la ‘Ndrangheta. Su vocero, Jamie Diaferia, insistió que no sabía que Cuppari estaba conectado con ese grupo criminal. Dijo que el dinero que Velardo ganó fue “fiscalizado por las autoridades italianas y aprobado para ser usado como él deseara” y que las “cuentas bancarias de Velardo fueron congeladas y verificadas” por las autoridades suizas antes de ser liberadas.
Por su parte, un abogado que representa a Fitzsimons, Dan McGuinness, le dijo a OCCRP para esta investigación que su cliente había sido objeto de un “error judicial inexcusable” y era inocente de todos los cargos. Señaló que la Corte Suprema de Italia lo absolvió de los cargos de lavado. La base de esa decisión fue la falta de pruebas.
Añadió que la riqueza de Fitzsimons proviene de una carrera comercial que se ha prolongado durante 40 años y que ahora está jubilado.
Cuando le pidieron explicaciones sobre los hallazgos de Suisse Secrets, el banco Credit Suisse dijo que no podía hacer comentarios sobre casos individuales de clientes. Indicó que “cuenta con estrictos mecanismos de control para combatir las actividades relacionadas con la delincuencia financiera. Estos controles están diseñados para prevenir la exposición de Credit Suisse y sus clientes a los riesgos de blanqueo de dinero específico y sistemático”.
Los investigadores italianos ofrecieron una visión poco alentadora. “Los bancos suizos son clave para la ‘Ndrangheta”, dijo uno de los principales fiscales antimafia de Reggio Calabria a OCCRP. “Los clanes pueden llevar el dinero a las cajas fuertes allí, y nunca lo sabríamos. Esto ocurre desde los años 1980, cuando los spalloni [carteros] de la ‘Ndrangheta iban a Suiza con dinero en efectivo. Ahora ocurre de forma más sofisticada, con transacciones realizadas por holdings financieros de todo el mundo. Pero el concepto sigue siendo el mismo”.
Rocco Morabito permanece detenido en Brasil a la espera de su extradición a Italia.
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