El esperado discurso de Alberto Fernández en la apertura de las sesiones ordinarias del Congreso comenzó con importantes ausencias en el oficialismo, fue subiendo en intensidad con críticas a la oposición por la deuda con con el FMI y terminó con la retirada masiva de todos los diputados y senadores del PRO del recinto.
Pasadas las 11, prácticamente todos los legisladores de la oposición ya estaban sentados en sus bancas con banderas de Ucrania a la espera de la llegada del Presidente. La izquierda, por su parte, tenía carteles propios contra el FMI y en favor de la Ley de Humedales. Mientras tanto, varios diputados del oficialismo continuaban en los pasillos. El rumor de que Máximo Kirchner no estaría presente durante el discurso sonaba cada vez con más fuerza.
Media hora más tarde, cuando la vicepresidenta Cristina Kirchner llamó a conformar las comisiones de Interior y Exteriores para recibir al Presidente, el nuevo jefe de la bancada del Frente de Todos, Germán Martínez, se sentó en el viejo lugar de Máximo Kirchner, al lado de la vice del bloque, Cecilia Moreau, y detrás de la secretaría parlamentaria, Paula Penacca.
El cambio de lugar podría explicarse por el nuevo rol aunque seguramente fue un intento de evitar la foto de la silla vacía. Cerca del jefe de La Cámpora explicaron que se debió a “motivos personales” y negaron que el gesto sea una nueva muestra de rechazo al entendimiento con el FMI que negocia Martín Guzmán. El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, el otro hombre fuerte de La Cámpora en el Gobierno, tampoco estuvo. Su excusa fue un viaje a España para una feria de tecnología. Oscar Parrilli, la mano derecha de CFK en el Senado, fue el tercer faltazo.
Durante la previa, tanto los diputados del oficialismo como los de la oposición conversaban entre sí animadamente, entre sonrisas y abrazos. Muchos aprovecharon para tomar fotos con sus compañeros de bloque y hacer posteos en las redes sociales.
Cuando todos estuvieron ubicados, un dato que no pasó inadvertido fue el lugar que le tocó a Horacio Rodríguez Larreta. El jefe de Gobierno porteño quedó ubicado al fondo del espacio asignado a los gobernadores. En la primera fila Axel Kicillof y el jujeño Gerardo Morales. Todo un mensaje político.
Al inicio de la sesión, el diputado radical Mario Negri intentó pedir la palabra para proponer un minuto de silencio por las víctimas de la guerra en Ucrania. Cristina Kirchner no lo escuchó o decidió ignorarlo, por lo que el jefe de bloque de la UCR volvió a intentarlo, de pie, cuando Alberto Fernández empezó su discurso.
“Quédese tranquilo, diputado”, fue la respuesta del Presidente, que acto seguido pidió un minuto de silencio por la paz. Según pudo saber Infobae, fue Cristina Kirchner quien momento antes le había sugerido esa decisión.
Durante la primera media hora, el tono de Alberto Fernández se mantuvo moderado. Oposición y oficialismo escuchaban en silencio, con alguna interrupción ocasional para aplaudir las medidas sanitarias que se tomaron durante la pandemia y la compra de vacunas.
Luego, el Presidente pasó al plano económico y aseguró que la inflación es la principal preocupación del Gobierno. También insistió con que se trata de un fenómeno multicausal. Desde el primer piso, en un palco, miraba en silencio el Secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, que evitó cualquier gesto.
Antes de llegar a la parte más esperada -la deuda y el acuerdo con el FMI-, Alberto Fernández enumeró diferentes datos sobre la recuperación económica: como el crecimiento de la actividad, la “recuperación” del empleo formal y del salario real.
La tensión con la oposición comenzó a aumentar cuando el Presidente les recriminó no haber aprobado el Presupuesto 2022 en diciembre pasado. “Solo nos dejaron sin presupuesto a Cristina en 2010 y a mí en 2022″, dijo. Hubo gritos y aplausos en la bancada oficialista. En la oposición, solo sonrisas irónicas.
El clima terminó de crisparse, cuando Alberto Fernández se refirió a la deuda que Mauricio Macri contrajo “irresponsablemente”. “Fue para pagar la deuda que dejaron ustedes”, gritó el diputado del PRO, Waldo Wolff. Fue abucheado y silenciado desde el otro lado del recinto, pero su compañero Fernando Iglesias también se sumó al cruce minutos después: “La deuda subió más ahora”, le recriminó a Fernández.
Iglesias y Wolff continuaron haciendo comentarios en voz alta durante la exposición sobre la deuda. La senadora Juliana Di Tullio fue una de las más enojadas con la dupla del PRO. Les gritó que se callaran en más de una oportunidad.
Por su parte, Alberto Fernández aseguró que el acuerdo con el FMI “es el mejor al que Argentina podía llegar”, en lo que pareció un mensaje dirigido más a los propios legisladores del Frente de Todos que a la audiencia. Y agregó: " “He escuchado con sorpresa opiniones que critican que hayamos logrado un acuerdo; a esas críticas les contesto: no queremos ajuste”. A su vez, reconoció que el texto definitivo todavía estaba siendo negociado por Guzmán. Muchos descontaban que hoy se anunciaría su demorada llegada a Diputados.
Los aplausos oficialistas llegaron recién cuando Alberto Fernández pidió que la Justicia siga investigando las responsabilidades de los funcionarios del gobierno de Macri en el endeudamiento. Y se repitieron cuando recordó que el Congreso no fue consultado en 2018 cuando se tomó el préstamo.
Las críticas a la gestión de Cambiemos terminaron desatando una reacción contundente de parte de la oposición. Iglesias y Wollf se pusieron de pie, casi en simultáneo con el jefe de su bloque Cristian Ritondo. Con gritos y señas anunciaron que se retiraban del recinto ante las “mentiras” del oficialismo.
Iglesias y Di Tullio protagonizaron un nuevo cruce, casi a los gritos. “Si te vas a ir, andate”, le recriminó la diputada. “¿Quieren que los acompañe?”, los apuró. “Llamen a Máximo, caraduras”, contestaba Iglesias desde el pasillo mientras salía. Finalmente, todo el bloque del PRO se fue del lugar y la mitad de las bancas de la oposición quedaron vacías. Si bien desde el PRO aseguraron a Infobae que la reacción fue espontánea, desde otro sector de la coalición opositora reconocieron que “estuvo hablado”. Horacio Rodríguez Larreta también aprovechó para irse. El radicalismo, la Coalición Cívica y los diputados que responden a Emilia Monzó siguieron sentados.
La salida escenificada marcó el clímax de la jornada. Luego volvió la calma y el discurso fue por momentos tedioso. Alberto Fernández continuó con el anuncio de la ampliación del swap con China para fortalecer las reservas y el envío de una ley al Congreso para fortalecer la inversión en Ciencia y Tecnología.
Los diputados del Frente de Todos retomaron el entusiasmo recién hacia el final, cuando el Presidente planteó la necesidad de reformar integralmente el sistema de administración de justicia federal. Los gritos y aplausos de la bancada estuvieron destinados a los tres ministros de la Corte Suprema que a la derecha del Presidente, escuchaban en silencio.
Las palabras de Alberto Fernández no despejaron una de las dudas más importantes del día: cuándo llegará al Congreso del acuerdo con el FMI. La ausencia de los representantes de La Cámpora, la dañada relación con la oposición y la actitud de Cristina Kirchner, que no aplaudió ningún tramo del discurso, solo dejaron más incertidumbre sobre lo que pasará en el Congreso durante las próximas semanas.
SEGUIR LEYENDO: