Alberto Fernández ultima detalles de su discurso ante a Asamblea Legislativa y siguen las dudas sobre la presentación del acuerdo con el FMI

El Presidente quiere hablar con los diputados y senadores sobre la negociación, lo cual demora la redacción de su mensaje. Intentará dar una señal de éxito que lo fortalezca. Guzmán apura el cierre del pacto y aspiran a elevarlo para su tratamiento sobre tablas el mismo martes, pero reina la incertidumbre

Alberto Fernández y Cristina Kirchner en la Asamblea Legislativa del año pasado.

Alberto Fernández suele preparar sus discursos más importantes sobre el filo de la fecha. Y esta vez no es la excepción. Si bien los insumos informativos solicitados por la Presidencia empezaron a llegar desde los ministerios y secretarías desde hace varias semanas, recién en estas horas el primer mandatario redacta el texto en Olivos, en constante comunicación con los miembros de su entorno más cercano. El martes será su tercera y anteúltima inauguración de sesiones ordinarias, donde buscará dar una señal de fortaleza y plasmar una imagen de éxito de cara a la segunda etapa de su mandato. Ese día se sentará por primera vez en público, después de varios meses, junto a la vicepresidenta, Cristina Kirchner, en un ambiente de alta tensión en el Frente de Todos. El principal fantasma en el recinto serán las agónicas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), que el Ministro de Economía, Martín Guzmán, se encontraría próximo a cerrar en estos días. Luego de varias dilaciones y sin fecha estipulada, aún, aspiran a presentarlo el mismo martes.

Alberto Fernández trabaja en el texto de su alocución a contrarreloj, durante el fin de semana largo, con ayuda de la secretaria de Legal y Técnica, Vilma Ibarra; el consultor catalán Antoni Gutiérrez-Rubi, que lo asesoró de cerca durante la campaña de 2021 y continúa cumpliendo funciones de consejero en comunicación política; el titular de Argentina Futura, Alejandro Grimson, que suele acompañarlo en la redacción de sus mensajes más importantes; y el secretario general de la Presidencia, Julio Vitobello. Cada uno interviene de manera unilateral, o “por su lado”, como describieron en la Casa Rosada. “El Presidente está recibiendo, juntando de distintos lados, pero está solo”, dijo un hombre que suele acompañarlo. También está en diálogo con Cristina Kirchner, confirmaron en su entorno, pero sin encuentro presencial.

Aunque los detalles del discurso se mantenían en reserva, se informó que el texto girará en torno a la intención de cerrar el acuerdo con el FMI, el tema por excelencia en su agenda, que genera fuertes roces en el Frente de Todos y que depende para su aprobación en el Congreso -como exige la ley aprobada el año pasado- de los votos de Juntos por el Cambio, donde ya adelantaron, aunque con ciertas condiciones, que brindarán respaldo. También se tocarán temas ambientales, vinculados a la Justicia, y al desarrollo económico y laboral.

A diferencia del año pasado, cuando dio voz a un discurso de fuerte carga política con críticas a diestra y siniestra que provocaron fuertes reacciones en la oposición y la Justicia, se espera que el Presidente emita un mensaje conciliador para propiciar los apoyos de legisladores propios y ajenos, en consonancia con la tendencia de los últimos meses, cuando dejó atrás los dardos que habían sido moneda corriente durante la carrera proselitista, en particular contra el ex presidente Mauricio Macri. En cambio, empezó a centrarse en su propia gestión, y evitó las críticas rimbombantes que atravesaron la batalla electoral.

En los últimos días, Alberto Fernández estuvo en Corrientes y Catamarca (Franco Fafasuli)

No se descarta que incluya, en algún tramo, una alusión a la invasión en Rusia. Pero es poco probable, señalan en el Gobierno. La postura de la Cancillería y que él mismo expresó anteayer en sus redes sociales estuvo inclinada a una neutralidad, que fue muy cuestionada por la oposición. Y ayer trascendió que el Gobierno no impondrá sanciones económicas contra Moscú, en donde el Presidente estuvo de visita hace dos semanas para encontrarse en una bilateral con Putin y generó fuertes ruidos con Estados Unidos, principal accionista en el FMI, con quien luego debió iniciar una serie de contactos frenéticos para recomponer el vínculo.

El conflicto en Ucrania se transformó en una de las espinas políticas en el Gobierno, desde que Vladimir Putin anunció por cadena nacional, el jueves, el avance de sus tropas. Desde entonces La Cámpora y Cristina Kirchner no emitieron mensajes sobre un tema que los incomoda, por su histórica cercanía con el dictador ruso. Sólo algunos de los referentes considerados “satélites” kirchneristas, como la ex diplomática Alicia Castro y la ex diputada Fernanda Vallejos -que suelen expresar las posiciones más duras, especialmente contra el FMI- salieron culpar a Estados Unidos y a la OTAN, y se abstuvieron de criticar el embate bélico del líder ruso.

Más allá del contenido específico, a grandes rasgos Alberto Fernández buscará plasmar en su discurso un mensaje de fortaleza, triunfal en caso de que logre presentar el proyecto sobre el Fondo ese día. Pero, al mismo tiempo, de unidad frente a los próximos dos años de gestión, que serán la antesala de las elecciones presidenciales donde -ya lo deslizó- buscará la reelección. Probablemente, en una interna frentetodista.

En su círculo íntimo admiten que el primer tramo de su gobierno pudo haber sido mejor, y culpan en gran parte a la pandemia por la performance que llevó al oficialismo a una derrota en los comicios de medio término. Desde el año pasado, el Presidente acarrea una imagen pública que, según coinciden prácticamente todas las encuestadoras, se ubica en niveles muy por debajo de los porcentajes altos con los que llegó al sillón de Rivadavia y que alcanzó en los primeros meses de la crisis sanitaria. Por eso, apenas mencionará al coronavirus, y se enfocará en el futuro y en el “éxito” al cerrar el acuerdo, aseguraron miembros de su círculo íntimo.

El encuentro con Cristina Kirchner

Pasado mañana, Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que atraviesan uno de los momentos de mayor tensión a raíz de las diferencias por las negociaciones con el FMI, se encontrarán por primera vez cara a cara, en público, después del acto multitudinario que compartieron en diciembre en la Plaza de Mayo junto a referentes regionales afines a la vicepresidenta, José “Pepe” Mujica y Luiz Inácio Lula da Silva, por el Día de la Democracia.

Están obligados por la Constitución a asistir al encuentro, que de lo contrario, quizá no se hubiera producido por tiempo indeterminado. En el Gobierno aseguran que Cristina Kirchner y Alberto Fernández dialogan a diario por teléfono, pero la última vez que hablaron en privado y en persona, fue en los últimos días de diciembre, cuando la Vicepresidenta lo visitó en Olivos. Entonces atravesaban otro momento complicado: el oficialismo acababa de sufrir el rechazo definitivo a la ley de Presupuesto que había presentado el ministro de Economía, Martín Guzmán, un fuerte revés que sacudió las entrañas del Frente de Todos y provocó una ola de pases de factura.

También se verá frente a frente con Máximo Kirchner, después de su renuncia a la bancada del Frente de Todos con una carta muy crítica contra el acuerdo con el FMI. Esta semana, el ahora diputado raso estuvo en un acto en Chubut, junto a su aliado, el ministro del Interior, Eduardo Wado de Pedro, mientras Alberto Fernández encabezaba, casi en simultáneo, otro evento, pero en Buenos Aires, lo que constituyo una nueva señal de falta de sintonía entre las partes. Un dato no menor será la ausencia de De Pedro, quien, como informó este medio, viajará esta noche rumbo a España para participar de un foro tecnológico en Barcelona. En medio de las rencillas internas, el faltazo llama la atención, pero desde su entorno aclararon que la gira fue acordada con el Presidente, que le dio el visto bueno a pesar de que la fecha es claramente inconveniente.

El Presidente y el Ministro de Economía se aprestaban a presentar este martes el proyecto de acuerdo con el FMI en el Congreso

La ceremonia

Cristina Kirchner, en calidad de presidenta del Senado, estuvo abocada en los últimos días a los preparativos finales para la Asamblea del martes próximo. Aunque no encabezó la reunión protocolar que se realizó el miércoles en el Senado, que en cambio estuvo conducida por su secretaria administrativa, Lucía “Luchi” Alonso, y Rodrigo “Rodra” Rodríguez, ambos de La Cámpora, el presidente de Diputados, Sergio Massa, junto a jefes de Seguridad y Ceremonial de las dos cámaras. En total, fueron unos cincuenta funcionarios.

La organización se realizó a puertas cerradas, sin intervención de los funcionarios y legisladores de la oposición, que con cierto malestar buscaban pescar detalles y lograr un cupo mayor para el ingreso. De hecho, esta semana esperaron con ansias la primera reunión en comisión, donde se recibiría al ministro de Medio Ambiente, Juan Cabandié, para conocer mayores detalles y hacer alguna intervención en el despliegue que preparaba el oficialismo.

“Cristina maneja el evento. Las acreditaciones, todo. A diferencia de diputados, donde charlan y debaten y acuerdan con Massa, que está obligado porque hay muchos pesos pesados del otro lado, acá no se acuerda nada. Ella controla y determina”, dijo un legislador. “Hay poca información para el 1ro, mucho silencio. Controla todo Cristina y su gente está a cargo de la organización. Quieren dejar entrar poca gente”, se quejaban cerca de otro senador.

Nicolás Stulberg

Una de las dudas sobre la ceremonia es si se permitirá el ingreso de militantes, como ocurría durante la gestión de Cristina Kirchner. Desde el oficialismo aseguraron que no habrá aforo, pero sí se exigirá para el ingreso un carnet de vacunación completa, para que el Congreso se transforme en “una gran burbuja”, describieron. “La cantidad de permisos de ingreso son los mismos que la primera vez, en 2020″, aseguraron. Sin embargo, había quejas desde distintos despachos por restricciones en las invitaciones.

La organización de la Asamblea se produce en paralelo al control de daños que aún se llevaba a cabo luego del hackeo de datos de enero; y mientras se reacomodaban las oficinas y los despachos tras el recambio legislativo, un tema que suele provocar rencillas palaciegas.

La fecha coincide con el feriado de Carnaval, pero es inamovible, por lo cual se realizará el mismo martes festivo. La Asamblea sesionará a la mañana, aproximadamente durante media hora, para formar las comisiones de Exteriores e Interior. Está previsto que el Presidente arribe al Palacio del Congreso unos cuarenta minutos antes del mediodía. A partir de las 12, brindará su discurso en el recinto, que suele prolongarse durante dos horas. Al finalizar, se declarará inaugurado el período ordinario.

Se respetará la distribución habitual. En el recinto de la Cámara de Diputados se suelen ubicar, del lado izquierdo, los embajadores, los gobernadores y los representantes de gobiernos extranjeros. En la parte opuesta se sientan los ministros del Gabinete nacional y los miembros de la Corte, que provocaron cierto alboroto al final de esta semana al solicitar participar de manera virtual para evitar contagios. En el Senado les contestaron que no sería posible, porque el sistema de teleconferencias ya no está habilitado. Fue un roce técnico con ribetes políticos: el vínculo entre el Gobierno y los máximos magistrados están en uno de sus peores momentos, y su ausencia sería una fuerte señal política de desacuerdo con el Ejecutivo.

El ala cercana al jefe de Estado pidió ayer a las bases partidarias marchar para respaldarlo frente a la sede del Congreso Nacional, aunque algunas voces en la propia Presidencia temían que la convocatoria no fuera exitosa, porque coincide con el fin de semana largo. De cualquier forma, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, publicó ayer una serie de tuits donde llamó a la movilización y destacó que fue convocada “tras un importante acuerdo con diversos y numerosos sectores que integran el FDT”, entre los que mencionó a la Confederación General del Trabajo (CGT), agrupaciones del Partido Justicialista y movimientos sociales. La Cámpora, que critica el acuerdo con el FMI, no será de la partida, en una nueva demostración del ruido interno que sacude desde los cimientos al Frente de Todos y que el Presidente viene intentando apaciguar con reuniones y guiños al ala dura que, por ahora, permanece en estado de total reserva.

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