Aunque decidió no suspender el viaje que tenía previsto ayer a Catamarca, y preservar en la agenda la visita de hoy a Corrientes por los incendios, el presidente Alberto Fernández monitorea la escalada bélica desatada en Ucrania tras el avance de las tropas de Vladimir Putin, que mantiene en vilo al mundo. Mientras las principales potencias intentan disuadir al Kremlin de que continúe con la ofensiva, en el Gobierno siguen de cerca la evolución de la invasión a través de la Cancillería y de la secretaría de Asuntos Estratégicos que conducen, respectivamente, Santiago Cafiero y Gustavo Béliz. Les preocupan las consecuencias económicas, tanto por el impacto en los mercados, como en el acuerdo con el FMI, que se encuentra empantanado. Por ahora, reina la “incertidumbre”, aseguran en la Casa Rosada.
Ayer, desde temprano Cafiero estuvo en “permanente comunicación” con el primer mandatario para mantenerlo informado sobre el desenvolvimiento de los hechos. Fue el canciller quien le avisó a Alberto Fernández, ayer a la medianoche, que finalmente se había hecho efectivo el ataque ruso. Entonces emitieron un comunicado oficial, que publicó la Cancillería en su página oficial, donde condenaron las hostilidades de Moscú e hicieron un llamado a la paz. Luego, la portavoz Gabriela Cerruti leyó el texto a los medios en su habitual conferencia de los jueves.
Después, en el Gobierno dejaron trascender que existía la posibilidad de que el jefe de Estado o bien el ministro de Relaciones Exteriores realizaran una rueda de prensa para responder preguntas acerca de la postura argentina y sobre las consecuencias que, estiman, provocaría el conflicto en la Argentina. Sin embargo, al finalizar la jornada esta posibilidad empezó a parecer remota, y finalmente no se concretó. El Gobierno no realizó nuevas comunicaciones.
En pleno inicio de la invasión, tanto el Presidente como Cafiero viajaron ayer juntos a Catamarca para encontrarse con el gobernador justicialista Raúl Jalil, recorrer una planta, firmar convenios y entregar certificados. La Casa Rosada considera que la postura oficial sobre la agresión rusa ya fue asentada y espera que haya más información con el pasar de las horas.
Mientras tanto, el kirchnerismo se mantuvo en silencio. La Cámpora no emitió ningún comunicado, y sus integrantes de mayor relevancia, incluidos Cristina y Máximo Kirchner, se mantuvieron alejados de los medios y las redes sociales. En sus filas, como publicó Infobae, trascendió que decidieron, al menos por el momento, plegarse al posicionamiento de la Casa Rosada, y calificaron el comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores como “neutral”. El ataque incomoda al ala dura del Gobierno, que tuvo una postura histórica crítica de Estados Unidos y cercana a Rusia. Hasta el cierre de esta edición, ante las insistentes consultas de este medio, en Balcarce 50 y en el Senado no dieron precisiones sobre si Alberto Fernández discutió con Cristina Kirchner la postura argentina frente al panorama internacional.
Por su parte, el presidente de la Cámara de Diputados y titular del Frente Renovador, Sergio Massa, una de las tres patas más importantes del Frente de Todos, con relaciones muy cercanas con Estados Unidos, fue inclusive más vehemente que el Palacio San Martín, al expresar una “condena enérgica contra la agresión unilateral ordenada por el presidente ruso Vladimir Putin” y solicitar a Moscú “cesar las hostilidades que desequilibran el frágil escenario internacional, librando un conflicto cuyo costo en vidas sería incalculable”, según expresó en sus propias redes sociales.
Por ahora, la gran pregunta, en la Casa Rosada como a nivel mundial, es por qué otras respuestas darán Estados Unidos y las potencias de la Unión Europea aliadas a Ucrania, que vienen advirtiendo a Rusia en distintas instancias nacionales como supranacionales que habrá mayores represalias en caso de que no desista de las hostilidades contra Ucrania. También hay gran expectativa por las acciones de China, aliada de Rusia. En caso de que Ji Xinping interviniera, el conflicto, hasta ahora restringido a Europa, se transformaría en una guerra mundial.
El canciller mantuvo ayer diálogos con los diplomáticos más relevantes en el conflicto: Eduardo Zuain, Jorge Arguello y Elena Mikusinski, respectivamente embajadores en Rusia, Estados Unidos y Ucrania. También se mantenía en contacto con el secretario de Asuntos Estratégicos, Béliz, hombre muy cercano al Presidente con despacho en la Casa Rosada que tiene un vínculo aceitado con Washington. El comunicado del Gobierno, pudo saber Infobae, no cayó bien en Moscú, sobre todo después del reciente acercamiento de Alberto Fernández a Putin con el viaje que hizo hace un mes para celebrar una reunión bilateral en el Kremlin, donde le dijo que quería que la Argentina fuera la puerta de ingreso de Rusia en América Latina y cuestionó la dependencia del país de Estados Unidos. Mientras tanto, por el contrario, el contenido del documento fue bien recibido en la capital norteamericano.
El Gobierno presta especial atención al conflicto por las consecuencias que puede llegar a tener en la Argentina desde el punto de vista económico. Principalmente, por el posible atraso de las negociaciones que se realizan sobre el filo del vencimiento del pago que el Banco Central está imposibilitado de afrontar, el 22 de marzo, y que si no lograra afrontar podría obligar al país a caer en default. El alineamiento con Estados Unidos de los últimos días, coronado con el comunicado contra Rusia hoy, se produjo en cierta medida por este motivo. Alberto Fernández sabe que Washington tiene un peso decisivo en el board del Fondo y su poder de decisión tiene impacto directo sobre el avance de las conversaciones, que hoy están trabadas por diferencias en el sendero para reducir el déficit fiscal. De hecho, ayer el Gobierno dejó trascender que no cumpliría con la meta que se había impuesto a sí mismo, orientada a elevar el proyecto de endeudamiento en el Congreso el viernes. En cambio, ahora apuntan a la semana que viene.
Al mismo tiempo, en el equipo económico y diplomático argentino analizaban las derivaciones que podría provocar la disputa en los mercados internacionales y, como consecuencia directa, en la Argentina. El primer y más grande impacto que suelen tener los conflictos armados en términos económicos se concentra en las materias primas. Los dos países enfrentados en esta ocasión, Rusia y Ucrania, tienen un peso enorme en este ámbito. Ya sea por su rol en materia de hidrocarburos como por su enorme producción de materias primas agropecuarias.
Por otro lado, ayer, el petrolero fue uno de los mercados donde más se sintió el impacto. El precio del petróleo se disparó hasta los USD 105 dólares el barril y los futuros del gas natural en Europa se dispararon un 50% y los índices bursátiles mundiales cayeron el jueves, extendiendo la agitación del mercado que había sido impulsada por los temores de un ataque a gran escala que finalmente se concretó.
Este es uno de los puntos que más inquietan a la Casa Rosada y que impactaría con mayor fuerza sobre una economía dependiente de la importación de crudo. Por el contrario, un aumento en los precios internacionales de las materias primas podría beneficiar al país.
Mientras tanto, por ahora Alberto Fernández, en calidad de presidente de la CELAC, no tiene planeado convocar a una reunión del organismo internacional que reúne a potencias aliadas a Estados Unidos y a países que se alinean con Rusia, entre ellas Cuba y Venezuela, donde lograr una postura común sería prácticamente imposible.
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