Sector gravitante en la coalición de gobierno nacional, La Cámpora no siempre se pliega a las posturas de la Casa Rosada. La disidencia más reciente se evidenció durante el tramo final de las negociaciones del FMI, luego de que el Presidente anunciara el principio de entendimiento por el refinanciamiento de la deuda externa. Pero esta vez, ante la invasión de Rusia sobre Ucrania que desató una guerra que con impacto mundial, la vicepresidenta Cristina Kirchner y la organización que lidera Máximo Kirchner se mantenían en silencio, y en sus filas trascendió que decidieron, al menos por el momento, plegarse al posicionamiento de la Casa Rosada.
En las últimas horas, la agrupación no emitió ningún comunicado, y sus integrantes de mayor relevancia, incluidos la Vicepresidenta y Kirchner, se mantuvieron alejados de los medios, a pesar de los pedidos que llegaron a sus directores de prensa desde medios propios como ajenos. En cambio, mantuvieron sus agendas inalteradas, y se dedicaron a promocionar actividades de gestión, o bien legislativas, en sus cuentas de redes sociales.
Hasta el cierre de esta edición, ante las consultas de este medio, en Balcarce 50 y en el Senado no dieron precisiones sobre si Alberto Fernández discutió con Cristina Kirchner la postura argentina frente al panorama internacional. Reinaba la reserva, como es habitual en lo que respecta a la tensa relación entre el Presidente y su vice.
“Todos nos plegamos a la postura oficial argentina que expresa la Cancillería”, dijeron desde el despacho de un funcionario camporista, donde calificaron el comunicado oficial del Ministerio de Relaciones Exteriores como “neutral”. Sin embargo, Santiago Cafiero y Alberto Fernández, que estuvieron deliberando durante la madrugada qué posición adoptar, después de la cadena nacional de Vladimir Putin le pidieron a Rusia, directa y expeditivamente, que cese el fuego.
Para el kirchnerismo, el ataque ruso constituye una encrucijada. La postura histórica de su fuerza es crítica de Estados Unidos, y no admitirían alinearse con Washington. Pero Rusia, a pesar de que ha despertado siempre simpatías entre sus bases y la cúpula -Cristina Kirchner tenia una excelente y cercana relación con Putin-, acaba de iniciar una guerra sangrienta y condenada en la mayor parte del mundo y la Argentina. Defender el avance bélico no conviene a la organización que, esta vez, al menos por el momento, prefiere resguardarse bajo el paraguas del gobierno nacional, sin oponer resistencias.
Cerca de uno de los dirigentes más importantes admitieron, sin embargo, que en caso de que el Gobierno se posicionara expresa y abiertamente del lado de la Casa Blanca, podría haber “ruido”. Pero por el momento mantendrán la reserva.
El mutismo kirchnerista se diferencia de otras posturas en la coalición, como la del presidente de la Cámara de Diputados y titular del Frente Renovador, Sergio Massa, que vía sus propios medios de comunicación, por fuera del comunicado de Cancillería, fue inclusive más vehemente que el Palacio San Martín. “Condenamos enérgicamente la agresión unilateral ordenada por el presidente ruso Vladimir Putin y solicitamos a Moscú cesar las hostilidades que desequilibran el frágil escenario internacional, librando un conflicto cuyo costo en vidas sería incalculable”, dijo el dirigente, cuya fuerza constituye una de las tres patas más relevantes del Frente de Todos, a través de un hilo de mensajes en Twitter.
Unos pocos dirigentes afines al kirchnerismo pero que no forman parte del círculo íntimo y son a veces desestimados sí cuestionaron a Estados Unidos. Entre ellos, la ex embajadora en Venezuela, Alicia Castro, que suele declarar con vehemencia en contra de las señales favorables del Gobierno hacia la Casa Blanca y en contra el FMI, disparó contra la OTAN.
En La Cámpora como en la Casa de Gobierno suelen calificar a Castro como una dirigente “satélite”. Sin embargo, en el último tiempo viene buscando tomar fuerza. A fin de año lanzó una nueva fuerza política, Soberanxs, junto al ex vicepresidente Amado Boudou, y el ex vicegobernador bonaerense de Daniel Scioli, Gabriel Mariotto, otros dos referentes kirchneristas de la primera hora. La ex diplomática, también ex gremialista de los aeronavegantes, eligió expresarse en contra sobre el conflicto bélico, pero cuestionó el comunicado de la Cancillería. Lo hizo al citar a otro ex diputado, Juan Cruz Campagnoli: “Preocupa el comunicado de Cancillería, que sólo exhorta a Rusia a “cesar las acciones militares en Ucrania”, quitando la responsabilidad que tienen la OTAN y el gobierno de Ucrania. Parece una declaración que no persigue la paz sino congraciarse con los intereses de EE.UU”, dijo.
También se expresó la ex diputada Fernanda Vallejos, economista que supo ser muy cercana a Cristina Kirchner -de hecho, fue su candidata para encabezar la lista de Diputados en las elecciones de 2017-, pero que hoy es considerada, al igual que Castro, como “externa” en el ecosistema kirchnerista. En las filas del ala dura del Gobierno aseguran que es una especie de llanera solitaria que opina “por cuenta propia”, aunque nadie le pidió que baje el tono de sus declaraciones y sale prácticamente a diario a asentar sus opiniones a diestra y siniestra. Sus expresiones suelen causar molestia en la Casa Rosada. Se ha mostrado muy dura con la gestión del Ministro de Economía, Martín Guzmán. Y sobre todo, históricamente, y con mayor asiduidad y énfasis en el último tiempo, contra el acuerdo con el FMI. Hoy, aunque no defendió a Rusia directamente, también vía Twitter, responsabilizó a la OTAN por el conflicto desatado en Ucrania.
Más allá de esos casos puntuales, el resto de la dirigencia kirchnerista, e inclusive la cúpula, integrada por Máximo y Cristina Kirchner, permanecía “en el molde”, al abstenerse de referirse al tema y, por lo bajo, acompañar el comunicado oficial del Gobierno.
SEGUIR LEYENDO