Alberto Fernández y el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, se reunieron durante dos horas en la Casa Rosada para analizar el estado del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el tramo final de la negociación y la validación del documento en el Congreso.
Massa llegó a Balcarce 50 cerca de las 16:30 y se dirigió directamente al despacho del jefe de Estado con el fin de poner blanco sobre negro la situación del acuerdo. El Gobierno espera poder enviarlo a la Cámara baja el próximo viernes, si es posible, antes, y que sea tratado en el recinto entre el 10 y el 15 de marzo.
Sin embargo, tal como anticipó Infobae, el envío se demora debido a que el Fondo le exigió al Gobierno un mayor ajuste en el gasto público y el Presidente se negó. En ese contexto, tanto Fernández como el ministro de Economía, Martín Guzmán, dejaron en claro durante el día que el gobierno nacional no realizará una reforma previsional.
El Presidente tiene en el centro de su agenda el acuerdo con el FMI. Quiere terminar con las negociación y que empiece a debatirse en el Congreso, donde el panorama es alentador aunque poco previsible, debido al silencio que guarda Cristina Kirchner, su hijo Máximo y los principales legisladores del kirchnerismo.
Sergio Massa tendrá una tarea clave para poder ordenar el oficialismo en la Cámara baja y negociar el acompañamiento de un sector mayoritario de la oposición. En la Casa Rosada confían en que el acuerdo no tendrá problemas para pasar loa barrera de Diputados, aunque sigue habiendo dudas sobre el accionar de La Cámpora.
Fernández le pidió al presidente de la Cámara baja que abra un proceso de diálogo político para darle un tratamiento ágil y de participación al tema. Quiere que el consenso sea amplio y que la aprobación del acuerdo no corra riesgo.
Fernández incluirá el tema del acuerdo en su discurso de apertura de sesiones. En esa foto estará Cristina Kirchner, quien lo secundará en el estrado de la Cámara de Diputados. En el Gobierno hay dudas sobre si la Vicepresidenta se pronunciará sobre el acuerdo antes de ese día o no. Y, en todo caso, que postura marcará.
En paralelo, aparece un foco de preocupación. Los tiempos son acotados para el Gobierno debido a que el 22 de marzo es el primer vencimiento del pago de la deuda. Y el acuerdo debe pasar un proceso de revisión del consejo directivo del FMI antes de ser aprobado definitivamente. Ese análisis suele durar algunos días, no se resuelve en pocas horas.
La oposición espera la letra chica del acuerdo para poder analizarlo en profundidad y definir su propia estrategia parlamentaria. La voluntad política de Juntos por el Cambio es acompañar el acuerdo, salvo que en el documento registre la necesidad de generar un fuerte aumento de impuestos. Los libertarios y la Izquierda ya mostraron su desacuerdo. El peronismo disidente y el socialismo podrían abstenerse.
Esta mañana Fernández y el ministro de Economía, Martín Guzmán, aseguraron que no habrá reforma jubilatoria como resultado del acuerdo con el FMI. En cambio, reconocieron que lo que sí habrá es un estudio focalizado sobre regímenes especiales como los que gozan jueces y embajadores.
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