Los bloques legislativos que conforman Juntos por el Cambio comenzaron a realizar reuniones informativas con diferentes economistas con el fin de empezar a desandar las posibilidades del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
En el caso del PRO, los encargados de analizar el estado de situación de las negociaciones y los posibles escenarios que puede tener el país luego de un acuerdo con el FMI son el diputado Luciano Laspina, su colega Ricardo López Murphy, el ex ministro de Economía, Hernán Lacunza y los técnicos de la Fundación Pensar.
Aunque aún persisten discusiones internas desde el punto de vista de la estrategia a seguir -hay un sector que se niega a apoya cualquier entendimiento que presente el oficialismo- la realidad es que todos los economistas señalaron a los diputados y senadores que lo mejor que puede pasar es lograr un acuerdo.
“Hay que entender que esto es el pasado, el presente y el futuro. Es el pasado porque fue nuestro gobierno el que tomó la deuda que hoy se está negociando. Se puede discutir para qué lo hicimos pero eso no le importa a nadie, hay que pagarla. Es el presente porque sin un acuerdo esto se incendia y el futuro porque si queremos volver a ser gobierno tenemos que cerrar este tema y, en toco caso, analizar el impacto desde el 2023″, explicó una alta fuente del bloque en la Cámara Alta.
El impacto del acuerdo lo deberá absorber la próxima administración en la última etapa de la gestión, ya que el nuevo préstamo, según explicó el propio Martín Guzmán, se devolverá a partir del cuarto año y medio del primer desembolso, es decir, desde 2026 y hasta 10 años después, 2032.
En una reunión con el bloque de Diputados, Lacunza dijo que el sendero de disminución del déficit fiscal -al 2,5% para 2022, 1,9% para 2023, 0,9% para 2024 y equilibrio para 2025- es poco probable que se cumpla. Mientras que López Murphy advirtió que el problema del acuerdo es que el ajuste será sobre el sector privado -impuestos- y no sobre el sector público.
Un informe de la Fundación Pensar, el think tank del PRO liderado por Franco Moccia, y de las mesas económicas integradas, entre otros, por Hernan Lacunza y Paco Gismondi, ya circula entre los legisladores del PRO. Señala que el “Gobierno presume y esboza que el martes enviaría al Congreso el acuerdo con el Fondo Monetario, pero los detalles irían en un anexo”.
Aunque les “llama la atención que ya estén esos detalles”, explican que, al igual que lo que reclaman legisladores del Frente de Todos, “serían de mucha utilidad para comprender los compromisos que se asumirían a partir de ahora”.
“Por el momento conocemos algunas metas, algunos temas que no van a estar en el acuerdo, pero nada de cómo se va a llegar a las metas. O sea, si nos pasamos a modo turistas, conocemos algunos lugares por donde pasearemos, pero no el camino que vamos a tomar para apreciar esos lugares”, ejemplificaron.
Y agregaron: “Lo que si vemos es que queda claro que la mayoría de los esfuerzos para alcanzar esas metas deberá hacerlo el próximo gobierno. Lo que falta saber es, al menos para los próximos dos años, cómo piensa el actual gobierno cumplir con lo que se comprometió y ver -y resolver - si así su propio bloque avala lo acordado. Luego deberá convencer a los bloques generalmente aliados y finalmente a la oposición”.
Respecto a lo que puede pasar en el Congreso, desde la Fundación entienden que si el acuerdo está avalado por el staff del Fondo Monetario “sería muy difícil para el Congreso bloquearlo”, y esto se debe a que “nadie, ni el oficialismo ni la oposición, tienen incentivos a hacerse cargo del fracaso del acuerdo”.
“Por dónde se lo mire, este acuerdo es un acuerdo light. No tiene reformas estructurales, aunque son necesarias, no tiene equilibrio fiscal en el corto plazo, aunque sea la única forma de salir de la trampa económica en la que entró el país y no tiene un compromiso de unificación cambiaria, aunque sea la única forma de soñar con una senda de crecimiento”, entienden los especialistas del PRO.
Aunque al igual que otros sectores de la oposición los especialistas del PRO entienden que el acuerdo “solo patea buena parte de los problemas y sus soluciones para que las negocie el próximo gobierno”, como la mayoría del arco opositor cree que es “lo mejor que nos puede pasar por los próximos dos años”.
De todas formas, para Lacunza, Gismond y Moccia, el escenario para los próximos dos años -con el acuerdo firmado- es “mediocre”, pero rescatan que tiene su lado positivo. “La inflación no va a bajar este año, pero si sale todo bien podría comenzar a bajar en 2023″ y, aunque creen que no habrá crecimiento -por el cepo cambiario y otras restricciones- también consideran que “no hay motivos para que haya una nueva crisis económica”.
Por último, el mensaje que los especialistas le bajan a sus legisladores es que la opción de no acordar “es una alternativa mucho peor, los problemas serían mayúsculos por dos motivos diferentes: uno es la desconfianza que se generaría y el otro es el relajamiento de las metas, que sin acuerdo serían más difíciles de cumplir y van en el buen sentido aunque sean escasas. En el caso de que no se llegue a un acuerdo, seguramente se dispararía el dólar, se dispararían los precios, se volvería a la recesión y habría menos empleo y más pobreza”.
En el caso del radicalismo este viernes se pudo conocer la opinión de algunos de los referentes económicos del centenario partido que participaron de un encuentro que se realizó en Santa Fe entre la Mesa de Conducción y los legisladores que tuvo un apartado dedicado al FMI.
En ese panel del participaron Eduardo Levy Yeyati, Javier Gonzalez Fraga y Guido Lorenzo, los especialistas intentaron desmembrar el entendimiento y bajar un mensaje similar al de sus colegas del PRO: no acordar significaría un escenario peor.
En el caso de Yeyati, cercano a Ilan Goldfajn, el economista brasileño que asumió como nuevo director para el Hemisferio Occidental del FMI, entiende que el acuerdo alcanzado no contiene las reformas estructurales que la Argentina necesita pero que el FMI “ve esto como un puente hacia un nuevo gobierno que tiene la capacidad de hacer las reformas para poner sus cuentas en orden y crecer”.
También estuvo el economista de Evolución Guido Lorenzo, que advirtió que “la economía no se recuperó aún y tardará en recuperar los niveles pre pandemia”. “No es solo la actividad, los indicadores socioeconómicos y educativos son preocupantes y eso tendrá consecuencias a mediano plazo”, agregó.
Respecto del acuerdo, el economista se mostró pesimista respecto de los resultados ya que entiende que “difícilmente pueda dinamizar la economía a causa de la debilidad política que nace del propio oficialismo. Del acuerdo con el FMI no se puede esperar más que una economía que tenga que ir corrigiendo desequilibrios que se acentuaron en estos dos años” y concluyó: “Habrá que convivir entonces con alta inflación y una moneda débil durante varios años”.
“Las crisis de deuda, inflación y cambiarias tienen un origen en la debilidad de instituciones básicas de funcionamiento como el poco desarrollo de los mercados de créditos y seguros sumados a un Estado que amplifica ese mal funcionamiento”, describió Lorenzo.
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