Un gesto tras otro. Primero con el jefe de Gabinete, Juan Manzur. Luego con el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro. Este viernes 18 de febrero fue el turno de la directora ejecutiva del PAMI, Luana Volnovich. El presidente Alberto Fernández se encarga de restaurar lentamente las heridas dentro del Frente de Todos tras la renuncia de Máximo Kirchner a la jefatura del bloque oficialista en la Cámara de Diputados, en desacuerdo por el principio de acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el 1° de febrero.
En esa misión está el jefe de Estado, consciente que en los casi dos años de mandato que le quedan de mandato deberá afrontar un complicadísimo panorama sobre todo en lo referido a la economía y que necesitará más que nunca apoyo desde todos los flancos. Hay que cerrar filas internas en una coalición que estuvo a punto de estallar en pedazos con el paso al costado del hijo de la vicepresidenta de la Nación.
Con Manzur el vínculo se restableció después de los rumores que circularon sobre un eventual alejamiento de su cargo en la Rosada a finales de enero. Desde que había asumido en reemplazo de Santiago Cafiero, el tucumano había ganado un protagonismo que lo llevó incluso hasta viajar a Nueva York para actuar como mediador en las tratativas con el FMI que lentamente se fue atenuando. Las reuniones que se hacían muy temprano con funcionarios de diversas categorías o áreas y las reuniones de Gabinete junto al resto de los ministros que se prometieron cada 15 días, tuvieron solamente tres episodios. Por eso el Presidente debió reconstruir ese lazo.
Ni bien retornó de la gira por Rusia, China y Barbados, el 10 de febrero, una de las primeras audiencias a solas la mantuvo con el jefe de Gabinete, “con quien nos pusimos al día”, según publicó Fernández en su cuenta de Twitter.
Los tironeos con los sectores internos de la alianza identificados con La Cámpora vienen de más lejos. La relación que solía ser cercana con Wado de Pedro sufrió un quiebre importante cuando el responsable de Interior se transformó en el primero que puso su renuncia a disposición después de la carta de Cristina Kirchner en la que reclamaba cambios de nombres en los ministerios tras la derrota electoral del año pasado en las PASO. Permaneció en ese estado hasta hace unos días cuando empezaron a verse gestos de “reconciliación”.
Wado recuperó espacio la semana pasada cuando en compañía de Manzur aglutinó a los gobernadores del Norte Grande en Puerto Iguazú y logró una declaración conjunta con el objetivo de aislar al jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, quien se opone a la decisión gubernamental de quitarle los subsidios a 32 líneas de colectivo.
En esta semana, en el acto del lunes 14 en Tecnópolis donde se anunció la creación de 100 escuelas técnicas en todo el país, el Presidente lo nombró como “Wadito” al comunicar que a fines de marzo gran parte del Gabinete nacional se trasladará a General Pico, en La Pampa, dentro de la ley de Capitales Alternas. El miércoles, después de un largo tiempo, se juntaron a solas en el despacho presidencial. Y este viernes esperaron a que regresara de una actividad junto a otros ministros en Desarrollo Social para que se siente en la primera fila en el Museo del Bicentenario mientras Luana Volnovich, titular del PAMI cuestionada por su reciente viaje al Caribe, compartía escenario junto a Alberto Fernández.
Allí también hubo otro guiño al ministro. En un tramo de su discurso habló de la posibilidad que tendrán los afiliados a la obra social de jubilados y pensionados de elegir al médico especialista a través de una cartilla. “Si no los atiende el doctor Fernández, podrán ir al doctor Pérez o al doctor De Pedro”, dijo al pasar el primer mandatario, mientras De Pedro sonreía en la platea, con Martín Fernández, el número 2 del PAMI sentado a su izquierda. Fue el único integrante del Gabinete, que dijo presente en el anuncio. Puede interpretarse como un gesto de respaldo para otra camporista como Volnovich, quien estuvo cerca de su despido por desobedecer la orden presidencial de no irse de vacaciones al exterior.
Los elogios para Volnovich son otra muestra de esta recomposición interna a la que solamente le faltan algunos capítulos que involucran a dos pesos pesados de la coalición oficialista: Cristina y Máximo Kirchner. Para la directora del PAMI no hubo reto público por aquella inconducta sino que se resaltó su tarea durante la pandemia al frente del organismo que custodia la salud de casi 5 millones de personas en la Argentina.
Queda pendiente saldar el desencuentro con el sector más duro del kirchnerismo. Con la vicepresidente hubo contactos esporádicos como una comunicación durante la estadía en la gira que abarcó Rusia, China y Barbados. Pero no se registró ninguna reunión, hasta ahora, para conversar cara a cara. La última vez que se los vio juntos fue cuando recibieron a Lula y a Pepe Mujica en el acto para celebrar el Día de la Democracia el 10 de diciembre.
Máximo cumplió 45 años hace dos días, el miércoles 16, pero no existieron saludos, al menos públicamente. Mientras otros funcionarios contaban con entusiasmo en los pasillos de Balcarce 50 que lo habían contactado por teléfono o mediante un mensaje o un audio de WhatsApp, nunca se difundió si el Presidente había actuado de la misma manera.
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