Alberto Fernández y Martín Guzmán empujan en tándem una compleja negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para cerrar antes que concluya febrero un acuerdo que permita refinanciar la deuda de 44.000 millones de dólares que Mauricio Macri contrajo en 2018.
Cristina Fernández de Kirchner y Máximo Kirchner conocen todos los detalles de la negociación con el FMI y hasta hora no develaron como reaccionarán cuando la Ley FMI sea tratada en Diputados y la Cámara de Senadores.
El ministro de Economía informa a CFK sobre las distintas conversaciones con el staff y el board del Fondo, y a continuación la vicepresidente convoca a Axel Kicillof para ponderar los datos reservados que acerca Guzmán. El miércoles pasado, tras una sesión informal del board en Washington, Kicillof llegó al Senado por pedido de Cristina.
La vicepresidente no está conforme con la negociación de Guzmán: creyó que era posible cambiar las reglas de juego del FMI -establecidas por Estados Unidos en 1947- y su desilusión política convirtió al ministro de Economía en un blanco móvil.
Guzmán negocia quince horas por día con Julie Kozack -Subdirectora en el Departamento del Hemisferio Occidental del FMI- y con Luis Cubeddu, jefe de la misión del Fondo para la Argentina. Tienen relación fluida y cada uno entiende la responsabilidad institucional y política del otro.
Durante largas semanas, la negociación entre Guzmán, Kozack y Cubeddu se empantanó. Alberto Fernández dialogó muchísimas veces con Kristalina Georgieva para destrabar las conversaciones. Pero el poder propio de la Secretaria del Tesoro, Yanet Yellen, sobrepasaba la voluntad personal de la directora gerente del Fondo y sus subordinados Kozack y Cubeddu.
En este contexto, Jake Sullivan-consejero de Seguridad Nacional de Joseph Biden- recomendó al Presidente de Estados Unidos que acompañara la negociación con el FMI que lidera Alberto Fernández. Biden aplicó su poder, Yellen declinó su resistencia política y finalmente el acuerdo entró en su sprint final.
Guzmán enfrentó ayer las múltiples versiones que inundaron los principales despachos de la Casa Rosada. El ministro de Economía no cree que haya acuerdo durante este fin semana. Y hace votos para que el Staff Agreement pueda firmarse antes que concluya febrero.
Todavía hay tironeos respecto al monto de los desembolsos que hará el FMI para refinanciar la deuda contraída por Macri, los niveles de inflación que se prevén para los próximos años, los porcentajes de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) y la lógica de reducción y segmentación de los subsidios a la energía, por mencionar ciertas aspectos del acuerdo que aún no fueron resueltos.
Vilma Ibarra ya tiene la Ley FMI casi redactada. Sólo falta que se firme el Staff Agreement para que Alberto Fernández revise su texto y disponga la remisión a Diputados. El acuerdo con el FMI no integrará la iniciativa, sino que será un anexo del proyecto enviado por el jefe de Estado.
En la Casa Rosada aseguraban anoche que el proyecto de ley y el texto del acuerdo llegarán el viernes 25 de febrero a la Cámara Baja. Se trata de un dogma de fe sujeto a la capacidad de negociación de Alberto Fernández, Georgieva, Guzmán, Kozack y Cubeddu.
Si se cumplen las expectativas oficialistas restará la aprobación final del board del FMI. Esta decisión política debería ocurrir antes del 22 de marzo. Ese día vencen 2.800 millones de dólares que no existen en las arcas del Banco Central.
Sólo un desembolso del FMI, como consecuencia del acuerdo, evitaría un nuevo default de la Argentina.
El camino ya está despejado por decisión política de Biden. El Presidente de Estados Unidos no quiere turbulencias en América Latina cuando enfrenta una fuerte ofensiva geopolítica de China y Rusia.
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