Buscó diferenciarse del resto de los acusados, pero no le alcanzó para derribar las sospechas, a los ojos del juez del caso. Nelson Lazarte, secretario privado de Roberto Baratta, mano derecha del ex ministro de Planificación Julio De Vido, quedó procesado por el juez federal Julián Ercolini, junto a su ex jefe y un grupo de empresarios, en el marco de una ampliación de la investigación por la causa de los cuadernos que, a diferencia del tramo principal, todavía radica en instrucción. La noticia del procesamiento no es nueva -lo contó el jueves pasado Infobae-, pero lo que llamó la atención fue la versión que dio Lazarte en su indagatoria cuando intentó explicarle a los investigadores por qué no debían volver a acusarlo. “Es injusto el trato hacia mi persona, yo soy distinto a los demás”, le dijo.
Y siguió: “No vengo a dar lástima, ni a victimizarme, ni a hablar de ‘lawfare’ ni persecución política, no me interesa porque no soy político y nunca lo fui. Sólo quiero que se sepa de mi situación y que se sepa la verdad, porque hasta hora los únicos perjudicados -de todos los integrantes de la causa- somos mi familia y yo”, afirmó. En su indagatoria, Lazarte afirmó que vive a dos cuadras de uno de los barrios más peligrosos del conurbano y enfrenta un “ahogo financiero” por los embargos que pesan sobre él. Es mas, afirma que a veces “no llega” a fin de mes.
A fines de julio de 2003, Lazarte vivía en Villa La Rana, en el partido de San Martín. Era maestro mayor de obra en la construcción. “Ganaba bien pero el trabajo era muy pesado y no tenía obra social ni para mis hijos ni para mi esposa”, contó la primera vez que declaró en la causa de los cuadernos, apenas quedó preso, tal como reveló Infobae en 2018.
Pero su iniciativa iba a llevarlo a trabajar al Ministerio de Planificación. “En esos mismos días me entero que estaba el presidente Néstor Kirchner en un centro de jubilados cerca de casa y se me da por escribir una carta pidiéndole trabajo. Fue así que se comunicaron conmigo y al otro día me citaron en la Casa de Gobierno. Ahí me derivaron al ministerio de Planificación donde me entiende uno de los secretarios, quién era uno de los hijos de (Julio) De Vido, y me toma la entrevista Baratta. De ahí me mandó a trabajar a la mesa de Entradas General del ministerio como cadete/auxiliar administrativo”.
Sus tareas eran recibir expedientes y correspondencia. Pero decidió ponerse a estudiar y empezó a cursar la secundaria. “Más o menos en 2008 terminé la secundaria y Baratta me ofreció trabajar en la secretaría privada de Coordinación, donde también hacía de cadete y atendía los teléfonos”.
Precisamente, su papel junto a Baratta derivó en su detención y en el procesamiento que enfrenta en la causa de los cuadernos . Según las anotaciones del chofer Oscar Centeno, Lazarte acompañó a su jefe, ex subsecretario de Coordinación y Control de Gestión, a juntar bolsos con dólares de distintos empresarios. “Ser un simple asistente no es delito. En el día había muchos llamados, entrantes y salientes, que él contestaba. El funcionario era muy exigente con los pedidos, quería que le pasáramos lo más rápido posible los llamados, no había excusa, era sí o sí. Por eso, era normal que llamáramos a distintos empresarios desde los teléfonos y celulares de la flota del ministerio”, afirmó en la indagatoria que brindó ante Ercolini en los días pasados.
“En las reuniones, el funcionario entraba solo y yo me quedaba afuera a esperarlo. Yo carecía de todo conocimiento de lo que hablaban o acordaban”, repetía para negar esos cargos. “No cometí ningún delito, no hice nada de lo que me imputan, no soy un corrupto, ni coaccionador, ni sobornador, ni miembro de ninguna banda delictiva. Sólo fui un cadete, un asistente administrativo o un asistente personal del funcionario Roberto Baratta. Jamás tuve poder de decisión, ni ninguna responsabilidad. Tampoco tenía facultades para preguntar o cuestionar nada. No tuve cargo público, ni posición funcional de injerencia. Por eso… no tenía poder de decisión, ni de influenciar en nada”, afirmó.
Lazarte insistió en que no participó de una asociación ilícita que, según la causa, encabezó la vicepresidenta Cristina Kirchner. “Los fines de la asociación ilícita, según el expediente, eran el enriquecimiento de sus integrantes y la comisión de otros delitos. No es mi caso, como ya quedó demostrado con el informe que presentaron anteriormente mis abogados sobre cargo de los cohechos ni las dádivas. Como no tenía una posición de jerarquía mi patrimonio y forma de vida. O sea, no me enriquecí”. Fue entonces que subrayó: “no tenemos autos de alta gama, vivimos en una casa que estamos pagando con un crédito hipotecario -aclaro que el crédito no me lo dio ningún funcionario ni empresario-, vivimos a dos cuadras de un barrio de emergencia -uno de los más peligrosos del conurbano-”, afirmó.
“Puedo mirarlo a los ojos y decirle con total tranquilidad que no robé a nadie ni obtuve beneficios del estado, mi familia o yo-, ni antes ni ahora. Tampoco lavé dinero, no tengo propiedades en el exterior, no figuro en los ‘Panamá papers’, no tengo empresas ni acciones. Jamás extorsioné a ningún empresario ni funcionario. No participé de ninguna reunión para el reparto de obra pública ni reparto de dinero. No vivo en Puerto Madero, no tengo casa con pileta, no vivo en un country. Nunca cambié mi nivel de vida. Era un simple trabajador que cumplía las órdenes en forma normal sin poder de decisión. No tenía poder para influenciar ni intervenir en nada. Le voy a dar un ejemplo: trabajé doce años en el Ministerio de Planificación y, cuando pedí trabajo para mi hermano y esposa, los entrevistaron y nunca los contrataron. No vengo a dar lástima ni a victimizarme, ni a hablar de ‘lawfare’ ni persecución política, no me interesa porque no soy político y nunca lo fui. Sólo quiero que se sepa de mi situación”, dijo.
Según sus palabras, “estoy involucrado en esta situación por hacer bien mi trabajo, por cumplir las órdenes de mi superior. Era la primera vez que tenía un trabajo efectivo con obra social para mis hijos y mi esposa, por lo que necesitaba cuidarlo”
Más allá de sus explicaciones, el juez Ercolini firmó la ampliación del procesamiento de Baratta y Lazarte, junto al del ex funcionario Hernán Gómez y los empresarios Hugo Alberto Dragonetti, Jorge Mauricio Balán, Claudio Glazman y Claudio Alberto De Lassaletta. En esa resolución, el juez apuntó a ratificar el circuito de dinero que llegaba a manos de Daniel Muñoz, el fallecido secretario de Néstor Kirchner que lavó dinero en el exterior, pero además señaló la dirección de la vicepresidenta Cristina Kirchner.
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