El deseo de obtener la ciudadanía italiana para emigrar del país provocó un colapso en el Consulado italiano en Rosario. El mismo número de personas que antes demandaban la doble ciudadanía en un año ahora lo hace por mes. “La situación de Rosario es gravísima”, dice Franco Tirelli del Comité de los Italianos en el Exterior, y es la primera vez que esa palabra no se usa para describir las balaceras, la guerra narco, las extorsiones a comercios o la inseguridad.
Antes, tramitar la ciudadanía tardaba entre dos y tres años; ese era el plazo normal. Pero en los últimos dos años, la ansiedad de la gente, especialmente jóvenes de entre 20 y 30 años, por buscar nuevos horizontes, complicó todo y ya ni siquiera hay plazos. Muchos trámites ni se pueden ingresar.
Sin cónsul desde diciembre, sin contador desde hace cinco años y con apenas diez empleados, el Consulado de Italia en Rosario no da abasto. Con esa estructura tiene que atender las demandas de un área que abarca siete provincias y un potencial de dos millones de personas en condiciones de gestionar la ciudadanía.
Desde hace dos años tiene suspendidos los turnos, pero tampoco puede terminar con unos entre 20 mil y 30 mil trámites ya iniciados antes de la pandemia. Y actualmente otros varios miles están interesados en ingresar nuevas carpetas. Tampoco se consiguen turnos para la renovación de los pasaportes italianos.
Mientras, para acortar camino ante tantas dificultades, cientos de rosarinos decidieron hacer el trámite presencial en Italia. Pero lo que antes demoraba un par de meses, ahora se ha complicado por la increíble demanda de argentinos (y también brasileños) que van a tramitar la ciudadanía directamente a las comunas.
Torino es una de las más demandadas y está otorgando turnos para un plazo no menor de seis meses. Además, el trámite final depende de un mail que tiene que ser contestado desde el consulado argentino, con lo que las demoras siguen presentes en el último tramo de la gestión, aunque el interesado esté en Italia. Puede llegar a demorar unos 20 días solamente esperar esa simple respuesta por correo electrónico.
La mayor comunidad
Argentina es el país donde reside la mayor comunidad de italianos en el exterior (1.043.720) y Rosario, con 153.278 ciudadanos con la doble ciudadanía, no sólo es la segunda circunscripción más grande del país, sino que también se posiciona entre las diez más importantes del mundo.
Del mismo modo, el Consulado en Rosario se ubica entre los diez con mayor caudal de trámites a nivel mundial, pero es el que tiene comparativamente la peor proporción de empleados consulares por habitante (uno cada 8500 ciudadanos).
Hace 20 años en toda la región que abarca Rosario había la mitad de italianos, entre 70 y 80 mil, y el Consulado contaba con 18 empleados, casi el doble que actualmente.
El cónsul saliente Martín Brook (se fue en diciembre de 2021 porque finalizó su mandato), ya tuvo que lidiar con estos problemas de escasez. Ahora se espera la llegada del nuevo cónsul, Marco Brocchi, de 32 años, (será este su primer destino en el exterior) prevista para fines de febrero, para adoptar urgentes decisiones.
En una carta de queja que el Comites de Rosario envió esta semana al Ministerio de Asuntos Exteriores (La Farnesina, por el palacio donde tiene su sede en Roma), se reclaman urgentes soluciones ante una situación que lleva varios años, pero que ahora ha llegado a niveles que pusieron a la sede consular casi en un nivel de inoperatividad.
Un alivio que en la misiva se propone es el envío de refuerzos de empleados desde otros consulados que tienen comunidades mucho más reducidas y mejor proporción entre la cantidad de empleados y la de trámites. La idea es que puedan suplantar provisoriamente a los que tienen que ser reemplazados o tomarse vacaciones o licencia por maternidad. Un contador se fue hace cinco años y todavía no fue reemplazado en el consulado de Rosario.
Apuntan, por ejemplo, a la sede diplomática de Buenos Aires, que tiene 50 empleados para todo CABA. “Si desde esa sede se ceden tres o cuatro empleados, se le podría dar un respiro a los otros empleados para normalizar la atención. Porque hoy ni siquiera pueden atender el teléfono”, se quejan desde la oficina consular ubicada sobre bulevar Oroño.
En Rosario, mientras cada empleado consular completó durante un año más de 600 trámites, en otros lugares del mundo cada empleado hace apenas 20 trámites por año. Aunque no todos los empleados del consulado hacen el mismo tipo de trabajo y tampoco todos los trámites son iguales.
La burbuja es la ciudadanía, pero no es solamente ese trámite lo que se atiende en este consulado. Hay problemas de narcotráfico de italianos que caen presos en Misiones o Chaco que se atienden desde Rosario, o problemas con los barcos que llegan por el río Paraná y tienen que tener autorización consular. También se otorga el Código Fiscal, que es similar al Cuit argentino, un requisito necesario para abrir una cuenta bancaria o para obtener el Green Pass para circular en Italia. Antes se daba un código de estos por mes y ahora no menos de 30 o 40 en el mismo período.
En contraste a esta falta de personal, la participación electoral en Argentina y en Rosario en particular es alta. A nivel global participó en las últimas elecciones el 3% de los ciudadanos con derecho al voto, mientras que en Argentina y América Latina se registran niveles de participación superiores a la media.
En Argentina hay nueve sedes consulares: sólo Rosario y Buenos Aires son generales. Las otras están en Lomas de Zamora, Morón, Mar del Plata, Bahía Blanca, Mendoza, Córdoba y La Plata.
El Consulado de Rosario abarca siete provincias y tiene casi 155 mil ciudadanos inscriptos. Potencialmente abarca a dos millones de ciudadanos que viven en el norte de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Corrientes, Entre Ríos, Formosa, Chaco, y Misiones.
“Muchos funcionarios no quieren venir acá”
Franco Tirelli, el presidente del Comites de Rosario, firmó una dura carta dirigida a las autoridades italianas pidiendo una solución que, reconoce, afecta también a la red consular italiana en todo el mundo.
“El ministerio (de Relaciones Exteriores de Italia) tiene un problema grave porque desde 2008 empezó a reducir personal y no manda personal al exterior, manda muy poco. Pero también hay otro problema, y es que muchos funcionarios que tienen que ir a consulados de todo el mundo no están eligiendo a la Argentina. A lo sumo eligen Buenos Aires, la embajada o el Consulado, pero no el interior. Cuesta mucho que un funcionario venga acá”, revela.
“Esta carta -dice Tirelli- la hicimos como un punto máximo al viceministro encargado de los asuntos de los italianos en el exterior porque Rosario está en una situación desastrosa. Y vemos que no dan respuestas y la situación se va agravando”.
Hay requisitos más estrictos
Una complicación menor dentro de este cuadro de exceso de demanda y escasez de atención que se da en Rosario es que en los últimos años hubo un cambio en los requisitos para obtener la ciudadanía. Ahora hay una exigencia más estricta para que no haya errores en las rectificaciones de las actas, algo que antes no se pedía tanto.
Desde 2018 cambió también, a pedido del ministerio del Interior de Italia, que si falta la partida de matrimonio del italiano no se puede dar la ciudadanía. Tienen los interesados la opción de hacer una reconstrucción judicial de la partida, pero si no está ese documento, no se otorga la ciudadanía.
¿Es más fácil hacer la ciudadanía en Italia?
Desde hace dos o tres años, cientos de personas optaron por dejar de esperar la burocracia de los trámites en Argentina y se lanzaron, al igual que sus antepasados pero ahora en sentido inverso, a gestionar la ciudadanía directamente en Italia.
Hay que llevar la misma documentación que se presenta en el país, aunque todo tiene que estar traducido y con el “apostillado” de La Haya, un requisito que se exige para toda documentación argentina que se envía a otro país, y que se tramita en el Colegio de Escribanos.
Generalmente, los interesados van a la comuna de origen de la ciudadanía italiana o a alguna no tan grande, donde el trámite puede ser más ágil. La que más gente recibe actualmente es Torino.
Lo primero que se necesita es alquilar un inmueble para fijar residencia; luego hay que hacer un trámite en la comuna para fijar esa residencia, y después de un mes de estar ahí, y una vez que pase un control para constatar que se está viviendo efectivamente en ese lugar, recién en ese momento se puede empezar el trámite de la ciudadanía en una comuna.
Una aclaración importante es que ese trámite es presencial. O sea que sólo se otorga la ciudadanía a la persona presente y es para el que va a Italia solamente, y no para toda su familia, como ocurre cuando se tramita en el Consulado.
Hasta hace poco, en tres meses se podía sacar de esta forma la ciudadanía, incluso se había armado un pequeño negocio en Italia con personas que se encargaban de alquilar un lugar, de buscar un contacto en la Comuna y de facilitar el resto de los trámites.
Últimamente se complicó por un detalle: al final del proceso del trámite de la ciudadanía la Comuna tiene que mandar un mail al consulado donde el italiano residía preguntando si alguno de los que tramitan renunció a la ciudadanía. Es un trámite burocrático, porque es obvio que nadie que va a gestionar la ciudadanía renuncia a ella antes, pero ese asunto complica el final de la gestión. La contestación de ese mail muchas veces tarda entre 15 y 20 días.
Y como ahora están todas las comunas atestadas de argentinos y brasileños que van a Italia a tramitar la ciudadanía, se están dando turnos para dentro de seis meses. Antes, la gente iba y se volvía en tres meses a lo sumo. Ahora hay que mantenerse más tiempo, con lo que algunos necesitan buscar trabajo en ese lapso.
En caso de las parejas, suelen viajar los dos e inscribir el matrimonio en Italia para hacer la naturalización en Italia. Si en cambio se vuelve a Argentina se puede hacer acá, donde desde 2018 se exige también (para la naturalización de matrimonio) un certificado de examen de idioma italiano de nivel B1.
Como la ciudadanía que se gestiona en Italia es presencial para la persona que viaja, se la puede traspasar a los hijos menores recién en Argentina, cuando se fija el domicilio en el Consulado y se vuelve a aplicar la residencia en Rosario. Es un trámite de inscripción que se realiza en la oficina Anágrafe del Registro Civil del consulado. Para los hijos menores de 18 años la ciudadanía se otorga en 5 ó 6 meses; pero si son mayores tarda un año.
La pregunta final es si podrá resolverse el problema de trámites que como un reclamo generalizado mantienen los italianos que quieren gestionar este año su ciudadanía en Rosario. Es probable que se encuentren soluciones provisorias y parciales si se dispone un reordenamiento global del personal de otros consulados.
No es un problema de presupuesto, ya que el que dispone el Ministerio del Exterior italiano aumentó durante los últimos cinco años, pero por el contrario el personal destinado a los consulados disminuyó un tercio desde 2012.
La idea hacia el futuro parece ser la digitalización de los servicios consulares a través de sistemas que hasta ahora, aseguran, han mostrado por igual amplios márgenes de mejora como notables falencias. Mientras tanto se necesitan soluciones prácticas de rápida implementación.
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