Víctor Manzanares, el ex contador del matrimonio Kirchner que estuvo preso durante dos años, pidió volver a declarar como arrepentido en la llamada causa de los Cuadernos frente al fiscal Carlos Stornelli, según revelaron a Infobae fuentes judiciales. Es que Manzanares estaba citado para hoy por el juez federal Julián Ercolini, que subroga el juzgado federal 11, para indagarlo en una ampliación de la causa por lavado de dinero, en el capítulo que salpica a Daniel Muñoz, el fallecido secretario de Néstor Kirchner.
En rigor, Manzanares no está solicitando ampliar su declaración como imputado-colaborar para revelar nuevos hechos sino, básicamente, para cuidar la estrategia procesal de cara al juicio oral. Según explicó a Infobae el abogado Roberto Herrera, defensor de Manzanares, lo que solicitó fue que la declaración sea ante el fiscal ya que, en el marco de las presentes actuaciones, Manzanares prestó declaración indagatoria y sus dichos se sustanciaron en el marco del acuerdo de colaboración.
“Pedí que su declaración sea ante el fiscal en los mismos términos del artículo 41 ter, de conformidad con lo dispuesto por el artículo 8 de la Ley 27.304 con relación a los hechos nuevos”, argumentó.
Para la defensa de Manzanares, sirve como ejemplo de esta estrategia lo sucedido con Leonardo Fariña en la causa por la llamada “ruta del dinero k”. El primer “arrepentido” vinculado a casos contra el kirchnerismo ya fue condenado en el juicio en donde también fue sentenciado el empresario santacruceño Lázaro Báez. Pero hay otras causas pendientes, desprendimientos de esa investigación, como “El Entrevero” y “M&P”, en donde Fariña también tuvo que declarar bajo la figura del imputado-colaborador de cara al futuro juicio que se hará por esos hechos. Como Herrera también es abogado de Fariña, solicitó para Manzanares la declaración en esta nueva imputación bajo los términos de la ley del arrepentido.
“Manzanares ya dijo todo lo que sabía y fue precisamente por sus dichos que se ordenaron estas nuevas indagatorias con más personas”, señalan en el entorno del contador que vive en Santa Cruz. Pero quien fuera el hombre de confianza del matrimonio Kirchner y firmaba sus declaracones juradas no es el único que ya figuraba como arrepentido que enfrentó esta semana al juez Ercolini. Ya desfiló por el juzgado Carolina Pochetti, la viuda de Muñoz, quien se remitió a los dichos que ya había prestado en la causa ante Sornelli y el fallecido juez Claudio Bonadio.
Precisamente es la investigación por el dinero que estuvo en la manos de Daniel Muñoz donde la causa cuadernos más avanzó en la recuperación de la plata. Muñoz ya estaba siendo investigado por su patrimonio cuando explotaron las anotaciones de Oscar Centeno. Para ese entonces, tras el escándalo Panama Papers, le había detectado quincena de propiedades en el exterior. Incluso un departamento en el Plaza Hotel de Nueva York, Se calcula que había movido unos 70 millones de dólares.
Parte de ese dinero, luego de vender las propiedades, terminó en el archipiélago de Turks and Caicos. Fueron a parar a un emprendimiento turístico que se iba a realizar en una de las islas por unos 30 millones de dólares de los que había conseguido Muñoz. La información de dónde estaba oculto el dinero fue aportada en la causa por Carolina Pochetti, quien había sido la última pareja de Muñoz. Declaró en calidad de arrepentida ante los fiscales Carlos Stornelli y Carlos Rívolo y reveló el destino final de esos 30 millones de dólares. Las autoridades de Turks and Caicos congelaron las parcelas que habían comprado las sociedades que se constituyeron por orden de Muñoz y esos 30 millones de dólares están en un largo proceso para ser decomisados y repatriados a la Argentina.
Mientras tanto, Manzanares brindó su declaración en una serie de audiencias, en las cuales habló del “corruptor de almas” y las “llaves del tesoro”. Y confirmó que lavaba dinero para Muñoz. “Hacerlo feliz a Daniel Muñoz era el summum para mí, porque Kirchner lo maltrataba, le pegaba, entonces yo lo llamaba por teléfono desde Río Gallegos y le decía te fabriqué dos o tres millones de pesos de blanco y le pedía que vaya de shopping, a gastárselo. Yo disfrutaba esa actividad por la satisfacción que le generaba a Daniel”, llegó a contar en una declaración que reveló hace tres años Infobae.
Gran parte de la causa Muñoz ya fue elevada a juicio, pero como sucede en los distintos expedientes que integraron la megacausa cuadernos quedaron algunas puntas abiertas y situaciones sin resolver que tramitan en el juzgado. Fue por eso que Ercolini firmó a fin de año pasado el llamado a indagatoria de Manzanares, Elizabeth Ortiz Municoy, Ricardo Fabián Barreiro, Roberto Néstor Sosa, Carlos Temístocles Cortez; Jorge Isaac Shemi, Amílcar Héctor Acosta, Miriam Norma Barrenechea Isla; Ernesto Antonio Candotti, Karina Verónica La Porta y Gustavo Sergio Dorf.
Barreiro y Sosa también integraban el grupo de asistentes/secretarios de los Kirchner en Santa Cruz y participaron de sociedades y operaciones comerciales que se hicieron con los fondos que Muñoz, quien ejercía una especie de jefatura sobre ellos, había obtenido de manera ilegal. Muñoz era el que mandaba porque era el que recibía los bolsos llenos con dinero y- según relataron testigos- los subía a los aviones con los que los Kirchner viajaban a Río Gallegos o a El Calafate a descansar los fines de semana.
Cuando terminen las indagatorias -con la declaración de Manzanares en la fiscalía de Stornelli en los próximos días y la ratificación en el juzgado-, el juez deberá resolver las situaciones procesales. Ayer ya firmó la ampliación de procesamientos para el ex segundo del Ministerio de Planificación Roberto Baratta, dos ex funcionarios y un grupo de empresarios por cohecho.
La vicepresidenta Cristina Kirchner es la principal acusada como jefa de una asociación ilícita que recaudaba dinero entre empresarios que hacían negocios con el Estado. Precisamente, Baratta era, según la investigación judicial, el “cobrador” y su chofer, Oscar Centeno, el que decidió escribir en distintas libretas aquellas travesías. Cuando el escándalo estalló en la Justicia, Centeno se convirtió en “arrepentido” y activó una causa que sacudió a tribunales a mediados de 2018 con detenciones de ex funcionarios y empresarios de primera línea buscando ser “imputados-colaboradores” para evitar la cárcel.
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