Durante su encuentro con Xi Jinping en el Gran Salón del Pueblo, Alberto Fernández elogió la revolución iniciada por Mao Zedong en 1949 y reveló que comparte la mirada ideológica del Partido Comunista chino. Las opiniones del Presidente fueron difundidas por la televisión estatal de China, y omitidas en la información oficial que se transmitió desde Beijing.
El cónclave entre Alberto Fernández y Xi se extendió durante cuarenta minutos y ocurrió en la madrugada del domingo (hora de la Argentina). Santiago Cafiero (canciller), Arabela Carreras (gobernadora de Río Negro), Axel Kicillof (gobernador de Buenos Aires), Sabino Vaca Narvaja (embajador argentino en China), el senador Adolfo Rodríguez Saá y el diputado Eduardo Valdés acompañaron al Presidente.
El vídeo con los elogios presidenciales al régimen comunista fue propalado por CGTN, una cadena oficial china que transmite las 24 horas. Es la misma cadena que difundió el inesperado diálogo entre Xi y Vaca Narvaja, en una obvia operación de marketing político.
En esta oportunidad, CGTN trasmitió una conversación distendida entre Xi y Alberto Fernández, y a continuación -como si fuera un bonus track-, repitió las imágenes del embajador argentino intercambiando palabras con el líder comunista.
El diálogo entre ambos mandatarios se desarrolló de la siguiente manera:
-Sé que usted visitó el Museo del Partido Comunista de China. El trabajo en la educación de la historia del partido que estamos haciendo ahora, se trata de recordarnos la intención original de servir al pueblo, en lo que no tenemos ningún interés propio. Creo que usted es una persona con ideales y con su propia filosofía, dado que fue específicamente a visitar nuestro museo del partido. Estamos dispuestos a fortalecer aún mas los intercambios partidarios con ustedes-, comentó Xi al jefe de Estado.
-Conocimos días atrás el nuevo museo del Partido Comunista y quedamos muy impresionados con esa magnífica obra. Y nos sentimos muy identificados con todo lo que fue el trayecto de la Revolución hasta el presente, que ha puesto a China en el lugar central que ocupa en el mundo. Sepa que estamos, como bien ha dicho usted, compartimos una misma filosofía de política, que pone al hombre como centro de la política.-, replicó Alberto Fernández al líder comunista.
Las palabras de Xi asegurando que en China se defiende al pueblo es una falacia que los hechos históricos pueden contradecir con facilidad. Mao Zedong llegó al poder en 1949, y desde momento protagonizó una proceso revolucionario atravesado por masacres, exilios y censura constante.
Mao asumió que la economía de China había quedado rezagada a nivel global y en 1957 impuso el Gran Salto Hacia Adelante. Con este proyecto, el Gran Timonel eliminó la propiedad privada de la tierra, diseñó un modelo de trabajo forzado y ordenó un sistema intensivo de producción agrícola.
Fue una tragedia: 45 millones de chinos murieron de hambre.
Años más tarde, cuando las fosas comunes aún no había sido cubiertas de tierra, Mao puso en marcha la Gran Revolución Cultural. Inició en 1966 y significó una purga política que terminó con más de 15 millones de personas muertas. Zedong pretendió “erradicar” a los burgueses infiltrados en el sistema de producción china, y ejecutó una masacre que no está contada en el museo del Partido Comunista que elogió Alberto Fernández.
La represión ilegal no terminó con la muerte de Mao. En junio de 1989, el régimen comunista asesinó a más de 2.000 mil chinos que llegaron a la Plaza Tianammen para exigir por su libertad. Fue otro hecho trágico que Xi omite en la historia oficial del Partido Comunista.
Los elogios a la Revolución Maoísta y a la ideología del Partido Comunista chino colocan en una situación incómoda al presidente, que necesita del apoyo de Joseph Biden para lograr que el Fondo Monetario Internacional (FMI) refinancie los 44.000 millones de dólares que tomó Mauricio Macri en 2018.
Biden considera a China su enemigo global, y la posición de Alberto Fernández frente a Xi sorprendió en la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el FMI. Washington no desea que Argentina caiga en default, pero no entiende a qué juega el presidente cuando respalda al líder comunista y se suma a su estrategia geopolítica.
SEGUIR LEYENDO: