“El acuerdo va a salir. Va a estar el número. No vamos a tener problemas”, reflexionó al caer la tarde uno de los nombres propios oficialistas que está inmiscuido en las negociaciones internas del Frente de Todos, para que el Gobierno pueda aprobar en el Congreso el acuerdo que selló con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El tratamiento, y su respaldo en votos, de la ley de Sostenibilidad de la Deuda Pública es el tema central de la agenda política que tiene el gobierno nacional. Las próximas semanas de la gestión de Alberto Fernández estarán cruzadas por múltiples reuniones, tironeos y pactos en búsqueda de un acuerdo con el kirchnerismo, bajo el paraguas peronista, y con el resto de la oposición.
Por estas horas las negociaciones más importantes se dan dentro del Frente de Todos. En Balcarce 50 y en el Congreso. Por teléfono o en reuniones cara a cara. En la Casa Rosada cuentan los votos para tener tranquilidad de que la ley saldrá. Falta mucho aún para el momento de la votación, pero la estrategia ya se empezó a diseñar.
En medio de esos idas y vueltas entre el albertismo y La Cámpora, comenzaron a florecer señales de buena convivencia dentro de la coalición. Como ya ha pasado en otras oportunidades, después de que el vínculo se tensa al máximo, empiezan a aparecer gestos de los dos bandos más importantes para tratar de conciliar el trayecto por un camino común. Bajan las armas para poder hablar.
Ayer a la noche el Presidente dio una señal de certidumbre en medio de las negociaciones cruzadas que existen el peronismo. “No tengo dudas de que nuestra fuerza política va a acompañar el acuerdo con el FMI. Hablé con Cristina cuando estaba en Beijing. No tengo dudas de que nos van a acompañar”, indicó.
En el Gobierno están convencidos que de los 118 diputados que integran el bloque oficialista en la Cámara de Diputados, hay cerca de 90 que votarán el acuerdo con el Fondo. Sobre el resto hay un enorme signo de interrogación. En ese grupo aparecen los legisladores de La Cámpora.
¿Se abstendrán? ¿Votarán en contra? ¿Acompañarán el acuerdo pese a las duras críticas de Máximo Kirchner? Las preguntas giran como un trompo en las arterias del Gobierno. No hay certezas. Ni adentro ni afuera de la agrupación ultra kirchnerista, donde aseguran que, por ahora, el hijo de Cristina Kirchner no bajó ninguna orden.
“Nadie sabe nada. Nada cambio desde la semana pasada. No hay certezas”, aseguraron a Infobae desde el camporismo. Al día de hoy no hay una postura unificada, ni una bajada de línea concreta. Falta el rumbo final. Sin embargo, cada vez son más las versiones que se filtran desde la propia agrupación y que destacan que la mayoría podría terminar acompañando el acuerdo.
Este martes el secretario de Relaciones Parlamentarias, Fernando “Chino” Navarro, se reunirá con Germán Martínez, el flamante presidente del bloque oficialista en Diputados, para hacer un punteo sobre la situación en la que está el oficialismo en la Cámara baja. Quiénes acompañan y quiénes no. Es lo que quiere saber el Presidente cuando ponga en un pie en Buenos Aires.
En paralelo, Sergio Massa mantiene su agenda de reuniones para tejer acuerdos y asegurarse los votos necesarios para que salga la ley. Ante la falta de manos para tener mayoría, la oposición pasará a jugar un rol central. En Juntos por el Cambio no hay, en forma mayoritaria, voluntad de trabar el acuerdo. Acompañarán, aunque puedan tensar la negociación en las semanas que están por delante.
El oficialismo está lleno de especulaciones y proyecciones sobre qué sucederá el día que se tenga que votar la ley en cada una de las cámaras del Congreso. También cuál será el futuro de la alianza política si el kirchnerismo más duro decide no apoyar el acuerdo. En ambas veredas internas creen que esa división en el momento de la votación podría generar un quiebre en la coalición. Un camino sin retorno.
Para que eso no suceda comenzaron a moverse fichas en el tablero peronista. El ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro, se reunió la semana pasada con el ministro de Desarrollo Social, Juan Zabaleta. Un jugador de Cristina Kirchner y otro de Alberto Fernández. También estuvo en contacto con Gabriel Katopodis, otro ministro albertista. ¿El objetivo? Bajar los niveles de confrontación dentro del Gobierno.
Esta semana compartirá actividades políticas con ellos. Otro gesto que busca mostrar unidad. Una vez más. En el ministerio del Interior aseguran que De Pedro no estuvo de acuerdo con la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque, pero que respetó su posición. Y que trabajará para gestionar acercamientos entre las partes.
Actualmente “Wado” no está a cargo de ninguna negociación para lograr que el acuerdo con el FMI sea aprobado en el Congreso. No se lo pidió su jefa política, Cristina Kirchner, ni tampoco el presidente Alberto Fernández. Está fuera de esa rosca. Ni siquiera está negociando con los gobernadores, desde su rol de ministro del Interior, los votos de sus legisladores. De esa tarea se está encargando el Jefe de Gabinete, Juan Manzur.
“¿Cómo ‘Wado’ va a negociar la aprobación del acuerdo, si es de La Cámpora, que su líder es Máximo, el que no va a votar el acuerdo?”, reflexionó un funcionario cercano al Jefe de Estado con cierta ironía. De Pedro es uno de los fundadores de la agrupación y una voz de peso en la primera línea de ese esquema político. Sus movimientos en el ajedrez peronista llevan la marca camporista y, sobre todo, la de la Vicepresidenta.
Pero su pertenencia a La Cámpora no es el problema. En verdad, la relación con Alberto Fernández está completamente desgastada. Quedó dañada luego de que el ministro presentara su renuncia cuando se desató la crisis post PASO. En ese momento se rompió la confianza entre ambos. “Hoy el vínculo es casi protocolar, distante”, reconoció un funcionario con despacho en la Casa Rosada.
Así se vive en la coalición. Con márgenes de desconfianza y aceptación de las limitaciones propias de una negociación cruzada que está marcada por la tensión permanente. En el oficialismo esperan que en los próximos días se concrete un encuentro entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner, y que de ahí salga una hoja de ruta más clara. Y que además haya un acuerdo de paz.
Ese posible cónclave sería necesario para derrumbar la incertidumbre existente y bajar el nivel de especulación que hay en todo el arco político, pero principalmente dentro del Frente de Todos. El Presidente llega esta noche procedente de Barbados. A partir de mañana el foco de su gestión estará puesto en asegurarse que el Congreso apruebe el acuerdo con el Fondo.
La ley se aprueba por mayoría simple. La mitad más uno de los presentes. Las ausencias y las abstenciones serán claves en el momento de la votación y, posteriormente, cuando el Gobierno tenga que construir un relato de cara a la sociedad. Pero esa ya será otra parte de la historia. Aún falta. El acuerdo se tratará después del 1 de marzo, cuando empiecen las sesiones ordinarias.
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