El veneno es la droga. En el caso de la cocaína del Barrio Puerta 8, en el partido bonaerense de Tres de Febrero, que mató hasta ahora a 24 personas, estaba “cortada” con otra sustancia que la hizo aún más letal.
La proliferación de bandas narcos en el conurbano bonaerense que distribuyen y venden estupefacientes a la vista de policías, políticos, punteros, jueces y fiscales no es una novedad.
El municipio Tres de Febrero, de donde salió la partida de cocaína envenenada, está lejos de ser el corazón del narcotráfico del conurbano bonaerense. Los tentáculos de las redes criminales se extienden mucho más allá.
En la alcaldía gobernada por Diego Valenzuela (Cambiemos) estalló una granada que puso, al menos por unos días, en agenda pública la multiplicidad de “clanes familiares” y dealers que operan en los barrios más humildes de la provincia de Buenos Aires.
Distribuyen, venden y acopian sustancias como pasta base -“paco”-, cocaína y marihuana. Someten a los jóvenes, los utilizan como “soldaditos” o “pajaritos” de la droga, les pagan con “merca” después de hacerlos adictos; o les ofrecen un puñado de billetes diarios que suman más que las changas que realizan los adultos en sus hogares.
El corazón narco del conurbano es amplio y extenso y queda expuesto al leer los expedientes judiciales que tramitan en la Justicia federal y provincial. También al clasificar los operativos más importantes desarrollados durante la gestión del ministro de Seguridad, Sergio Berni, el funcionario que recibió la onda expansiva y debió enfrentar solo los micrófonos en momentos en que el gobernador Axel Kicillof acompaña al presidente Alberto Fernández en su gira por Rusia y China.
Según esas causas judiciales y la opinión de colaboradores de Berni, el corazón del narcotráfico en el conurbano bonaerense está formado, sobre todo, por los distritos de: La Matanza, Quilmes, San Martín, José C Paz, Malvinas Argentinas, Morón, General Rodríguez, Merlo, Moreno, Ituzaingó, Lanús, Merlo, Florencio Varela, Almirante Brown, Avellaneda, San Miguel, Marcos Paz y Berazategui.
A ellos hay que sumarle municipios por fuera del conurbano, donde los grupos narcos también han tomado barrios enteros y dirimen a fuerza de balas la disputa por el territorio: Mar del Plata, Bahía Blanca y La Plata.
La Ciudad Autónoma de Buenos Aires no forma parte de la provincia de Buenos Aires, pero en esta ruta mafiosa de drogas y violencia, las fojas de los expedientes también mencionan como parte de ese territorio narco.
Las rápidas vías de comunicación y de continuidad geográfica con distritos como La Matanza, San Martín, Avellaneda y, por ejemplo, Tres de Febrero hace que algunas villas como la 31 y 31 bis, la 24-24, Fraga, o la 1-11-14 formen parte de este anclaje mafioso.
El delito no conoce límites geográficos. Por esa razón, los detectives suelen dividir estos territorios en triángulos, sectores marcados en rojo que involucran a tres municipios en cuyos barrios se anclaron bandas que comparten un mismo origen, o que intentan extender sus límites a sangre y fuego.
Ocurre, por ejemplo, en el triángulo integrado por Malvinas Argentinas, José C Paz y San Miguel; o uno de los más calientes: San Martín, Tres de Febrero y Hurlingham.
A estas seis intendencia, los investigadores suelen contenerlas en un amplio círculo al cual integran a los distritos de La Matanza, Morón, Merlo y Moreno.
Otro de los triángulos narcos está conformado por Quilmes, Lomas de Zamora y Almirante Brown. En ese caso se puede observar que están englobados por un círculo al que se integran Esteban Echeverría, Lanús, Avellaneda, Berazategui y Florencio Varela.
Barrios de estas 18 jurisdicciones, por lo general marginales, abandonados por el Estado y empobrecidos, integran el círculo rojo del narcotráfico en la provincia de Buenos Aires.
Las causas judiciales mencionan que cientos de pequeñas -y no tanto- familias narcos, o clanes mafiosos, extendieron su poderío en asentamientos, villas y barrios como La Rana, Puerta de Hierro, 9 de Julio, Puerta 8, Villa Libertad, Santa Lucía, La Matera, La Cava, Amelia, Trujuy, Esperanza, Virrey del Pino, 9 de abril, y La Catanga, entre otros cientos de lugares.
Estos días, por radio y TV, y a cuenta de los 24 muertos por el consumo de la droga venenosa, supuestos especialistas daban consejos sobre cómo prevenir el avance de las del narcotráfico en la Argentina. Solo analizando el mapa narco, los mapas del delito de la provincia de Buenos Aires, el de las rutas de los traficantes a lo largo del país -cuyos cargamentos ingresan por las permeables fronteras desde Paraguay y Bolivia- se puede concluir que los narcos ya nos llevaron por delante. Los intendentes del conurbano, aquellos que intentan luchar contra los “ranchos narcos” en sus distritos, hacen lo que pueden contra un delito que los sobrepasa. Es una problemática que los supera. Son las autoridades del gobierno nacional y provincial los que deben ponerle el cuerpo al conflicto.
Las drogas, en todas sus variantes, no son solo un tema de seguridad. Sino una cuestión económica, social, de educación y de salud pública.
Los intendentes saben que el flagelo de la droga es un problema multidisciplinario. Gobernadores como Eduardo Duhalde (PJ), Felipe Sola (PJ), Carlos Ruckauf (PJ), Daniel Scioli (PJ), María Eugenia Vidal (Cambiemos) y hasta ahora Axel Kicillof (PJ); tampoco pudieron acabar con el flagelo del narcotráfico.
Demoler diez, cincuenta o trescientos bunkers o “casillas de venta de drogas”, no soluciona la raíz del drama. Los punteros de las drogas se corren unos metros y continúan con el negocio espurio. Y si no son ellos, son sus socios.
Ministros del área como Carlos León Arslanian, Aldo Rico, Juan José Álvarez, Carlos Stornelli, Ricardo Casal, Osvaldo Lorenzo, Juan Carlos Casanovas, Cristian Ritondo, Alejandro Granados; tampoco pudieron ganar la batalla.
Algunos lo intentaron. Pero no pudieron doblegar a las redes mafiosas.
En medio de esa lucha, guerra, o como se la quiera llamar, quedan los adictos, enfermos que mueren en las calles, en los hospitales o en calabozos. Solo las iglesias de varios credos y algunas organizaciones sociales y no gubernamentales intentan, en solitario, darles contención. Pero no alcanza.
“Estos asesinatos son el resultado de la estructura de violencia del narcotráfico que venimos padeciendo y denunciando desde hace muchos años”, expresaron a través de un sentido comunicado la organización Vientos de Libertad, rama del MTE que trabaja con adolescentes y jóvenes que atraviesan la problemática de consumo de drogas. “Acá si hay responsables no somos nosotros”, sostuvieron. Y tienen razón, ellos son las víctimas.
Antecedentes sobran.
El 2 de septiembre de 2009, hace casi trece años, en la villa 9 de Julio, ubicada en Billinghurst, partido de San Martín, por entonces conducido por Ricardo Ivoskus, uno de los enclaves de la venta y distribución de drogas, se habían reunido un grupo de líderes de clanes narcos para repartirse el territorio “de palabra”, en vez de a balazos.
La zona para distribuir era extensa, entre otros asentamientos, incluía las villas Corea, La Rana, 9 de Julio, 18 de Septiembre, y la propia 9 de Julio.
La “cumbre narcos” se realizaba cinco años después de que la Justicia federal condenara al “poronga” de la zona, Miguel Ángel “Mameluco “Villalba, a 12 años de prisión por ser el organizador y financista de una banda que traficaba estupefacientes.
A las 20.10 la discusión en el pasillo del asentamiento por el reparto de los puntos clave para vender droga dejó de ser pacífica: pasaron a los golpes y de allí a los tiros. Los vecinos llamaron al 911. Los policías llegaron a los diez minutos. Los mafiosos no estaban dispuestos a entregarse. La historia, reflejada en los expedientes, tiene los condimentos mexicanos reflejados en las series, basadas en hechos reales.
El resultado de la “batalla de las balas” fueron 70 minutos de intercambio de disparos, dos narcos abatidos, dos heridos y otros cinco detenidos ilesos, nueve en total; 300 vainas servidas; 14 armas de guerra secuestradas y dos chalecos antibalas.
Entre los arrestados se destacaban Carlos “El Negro” Gómez, quien le había quitado el control de la 9 de Julio al “clan Goncebat” y Daniel “Cartucho” Britez, hermano del entonces subcomisario de la localidad de Escobar.
De situaciones como estas está asfaltada la historia narco criminal del conurbano a pesar de los cambios de gobiernos y signos políticos.
San Martín y Tres de Febrero siguieron siendo hasta el día de hoy una de las zonas calientes del conurbano a pesar de los cambios de color político de sus intendentes. En el corazón narco del conurbano los nombres cambian, pero la violencia continúa. “Mameluco”, después de pasar nueve años presos, se lanzó a la política con la intención de ser intendente de San Martín, por un sector del peronismo, en las elecciones que ganó Gabriel Katopodis.
Su carrera política duró un suspiro, fue inhabilitado por la Justicia electoral porque contaba con una sentencia firme. Poco después volvió a ser detenido por tráfico y lavado de activos. Hace tres años la Cámara Federal de Casación dejó firme la pena unificada de 27 años de cárcel.
Ese mismo año, el máximo tribunal penal del país revocó por unanimidad la absolución de un hermano de “Mameluco”, Luis Alberto Villalba. El clan familiar narco también estaba integrado por Alan Villalba, hijo de “Mameluco”, detenido el 22 de junio de 2016, por ser el encargado de reclutar a los nuevos integrantes de la banda narco que habían dejado acéfala su padre y tío. Según la causa judicial que lo llevó tras las rejas, “él coordinaba las acciones, efectuaba las operaciones más riesgosas y recolectaba la recaudación de las maniobras ilícitas, teniendo precaución de no guardar u ocultar en su domicilio sustancia estupefaciente alguna.
La nueva asociación criminal no solo operaba en San Martín y Tres de Febrero. Extendieron sus actividades en La Matanza, Ezeiza, Lomas de Zamora, Esteban Echeverría, Pilar y Almirante Brown. Como otras organizaciones narcos, ganaron espacio territorial dirimiendo las cuestiones a bala y muerte.
A este entramado de nombres se le agregó la semana pasada el de Joaquín “el Paisa” Aquino. Un delincuente que ya tenía antecedentes en la Justicia federal.
Detenido en una precaria vivienda, “El Paisa” es investigado por la presunta venta de cocaína mortal en el Barrio Puerta 8.
Jefes de la policía Bonaerense lo vinculan a Max Alí Alegre, alias “Alicho” y Blas Gómez. Sus nombres están relacionados al asesinato de Ricardo González, inspector de la Policía Federal, encontrado muerto de ocho tiros dentro de su camioneta en julio del año pasado, en la calle Congreso de Loma Hermosa.
“Alicho”, junto a otros narcos de Tres de Febrero, San Martín y José C Paz están presos en el penal de Villa Devoto, como Emilio Melgarejo y Gómez, por venta y distribución de marihuana, cocaína y pasta base en Villa Loyola, Villa Sarmiento y Villa 18.
Si ben Aquino es un peligroso narco, le falta astucia, contactos, o peso específico. Nadie le avisó que la policía iba a allanarlo mientras dormía junto a su pareja y más de cinco mil envoltorios de cocaína y un arma con numeración limada.
Es muy poco frecuente que un capo narco repose tranquilo junto al supuesto veneno que intoxicó a más de ochenta consumidores. Una noticia, además, que estaba presente las 24 horas en diarios y noticieros.
Aquino nació hace 34 años en Paraguay. Tal como publicó Infobae, sobre su cabeza pesaba un pedido de captura: gozaba de una excarcelación concedida bajo caución juratoria en una causa iniciada en 2018, elevada a juicio al Tribunal Federal N°1 de San Martín, estaba libre de palabra. Al no presentarse a la Justicia, fue declarado rebelde a mediados de 2020.
Aún se desconoce si la droga consumida por las víctimas le pertenecía. El cromatógrafo develará ese dato.
Berni y las internas
El estallido de la noticia sobre las muertes por consumo de cocaína “cortada” presuntamente con fentanilo, un opioide sintético de alto poder adictivo, impactó de lleno en la provincia de Buenos Aires mientras el gobernador Axel Kicillof acompañaba -aún lo hace- en su gira por Rusia y China al jefe de Estado.
Sergio Berni, su ministro de Segurdad de alto perfil, explicó que el mandatario provincial esta “pendiente las 24 horas del tema”. La vicegobernadora Verónica Magario se encuentra formalmente al frente del Ejecutivo provincial. Ella, además de Berni, mantiene línea abierta entre La Plata, Moscú primero y Beijing después.
Berni espera, junto a sus principales colaboradores, el resultado de las pericias para saber si “El Paisa” fue quien distribuyó la cocaína que mató hasta ahora a 24 personas.
Si la droga secuestrada en su casa de José C. Paz tiene la misma composición que la adquirida en los “ranchos narcos” de Tres de Febrero, la situación de Berni se descomprimirá. Podrá decir que en un día detuvieron al responsable de la masacre. De no ser así, la oposición volverá a embestir contra su figura.
En las últimas 48 horas circularon versiones de que el ministro realizaría cambios entre los comisarios jefes de la zona donde se vendieron los estupefacientes del escándalo.
–Ministro, hay versiones sobre cambios en jefaturas y comisarios de San Martín y Tres de Febrero por el tema de la cocaína envenenada ¿es verdad, tienen asidero?, le preguntó Infobae a Berni.
–No, para nada, fue su respuesta que no dio lugar a repregunta.
Principales detenidos y operativos
Según los expedientes judiciales consultados por Infobae, más de 200 bandas o clanes familiares operan u operaban en el corazón narco del conurbano. Pero el número puede multiplicarse varias veces si se toman a los pequeños traficantes, dealers y pasadores que hasta ahora quedaron fuera de los estrados.
Entre esas investigaciones, llevadas a cabo por la Superintendencia de Investigaciones del Tráfico de Drogas Ilícitas y las Delegaciones Departamentales de Investigación (DDI) de distintas regiones de la Provincia entre el 10 de diciembre de 2019 a la fecha destacan:
-El 12 de diciembre de 2019, la Delegación San Martín desbarató a la “Banda del Cholo” que se dedicaba al narcomenudeo en la zona del barrio La Rana y alrededores. Fueron seis allanamientos en el asentamiento La Catanga, donde se secuestró 1.645 gramos estupefacientes y sustancias de corte.
-El 21 de diciembre de 2019, durante la Operación “Delfín Blanco”, la Delegación Dolores efectivizó ocho allanamientos en Mar del Plata y Villa Gesell por una causa Federal. Allí, se detuvo al cabecilla de la organización, “El Peruano Koki”, responsable de transportar cocaína desde el Perú y la fraccionada en una cocina.
-El 31 de enero de 2020, la Delegación San Nicolás, desarticuló “La Banda del Rengo” a través de tres allanamientos en San Nicolás.
-El 4 de febrero de 2020, la Delegación La Matanza, detuvo al “narco de la ametralladora”. Abel Vallejos era proveedor de cocaína, “paco” y marihuana, a “casillas narco” en las localidades de Virrey del Pino y González Catán. En el lugar, se incautó una ametralladora FMK3.
-El 15 de abril de 2021, La DDI de José C. Paz detuvo al presunto cabecilla narco Roque Daniel Sandoval. En 2019, se realizaron quince allanamientos relacionados con la misma causa. En esa oportunidad se descubrió que “Dani” Sandoval extendió los tentáculos narcos de su clan familiar de José C. Paz a barrios de San Martín y Moreno, “tomando como ejemplo a ‘Mameluco’ Villalba”.
-El 16 de mayo de 2021, se detuvo al capo narco “El Rengo Pacheco”, uno de los hombres fuerte del tráfico de drogas en San Martín y distritos aledaños, como Tres de Febrero, Hurlingham e Ituzaingó. Después de 17 allanamientos se secuestraron más de una docena de vehículos de alta gama. Su organización se había extendido, a través de operaciones de tráfico de drogas, y lavado de activos a Pinamar, Mar del Plata, Vicente López, Merlo, General Rodríguez, Boulogne Sur Mer, Moreno, González Catán, CABA, Merlo, Boulogne, General Rodríguez.
-El 18 de mayo de 2020, la Delegación La Matanza, detuvo a “Jackie Chan” después de 23 allanamientos en La Matanza, Esteban Echeverría, Monte Grande, San Vicente y otros distritos, donde se desarticuló bunkers dedicados al narcomenudeo.
-El 30 de julio de 2021, la DDI San Isidro llevó a cabo un allanamiento en la localidad de San Antonio de Areco, donde se constató la existencia de cuatros galpones de grandes dimensiones y siete viviendas. Se detuvo a Julio Alberto Fernández, Brian Eduardo Torres, Priscila Ayelén Maciel y al el ciudadano chino Lin Cuijin. Se les incautó un arsenal de armas de guerra, una catana, 3.966 macetas de plantas de Cannabis Sativa, 200 litros de fertilizantes y 60 litros de nutrientes.
-El 3 de octubre de 2021 en La Plata, personal de la Delegación Drogas Ilícitas Dolores, mediante una investigación iniciada a raíz de denuncias realizadas por vecinos del lugar, realizo un allanamiento mediante el cual se logró la incautación de 525 lotes de Marihuana con un peso total de 780 Kilos, armas, y una balanza de precisión; junto a la detención del líder de la banda “Nahuel”, de nacionalidad paraguaya. La droga incautada tenía un valor de 13 millones de pesos.
Nada nuevo bajo el sol. Sólo que esta vez el producto del delito se cobró en pocas horas la vida de, hasta ahora, 24 personas.
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