Después del encuentro bilateral y del comunicado conjunto en la gélida Moscú, se produjo un almuerzo prolongado entre Vladimir Putin y Alberto Fernández. Durante cerca de tres horas, ambos jefes de Estado conversaron en el Kremlin en un clima cordial, mientras en la capital rusa nevaba con poca intensidad y la temperatura era de un par de grados bajo cero.
Los mandatarios de Rusia y Argentina degustaron dos entradas saladas y una dulce, antes de los platos principales. Sirvieron vino, pero ninguno de los dos lo probó. La charla fue “amena, profunda y muy cariñosa”, según describió un participante de la delegación que viajó a Moscú. Después del almuerzo, Putin invitó a Fernández a una visita por su despacho. Allí le mostró las fotos de su padre Vladimir Spiridónovich Putin y de su madre María Ivánovna Pútina y le contó en detalle la historia de ellos. En ese recinto tiene dos grandes retratos de ambos. El padre del actual presidente ruso fue submarinista en Stalingrado y participó de esa legendaria batalla de la Segunda Guerra Mundial.
Putin relató las privaciones a las que fueron sometidos sus padres durante el sitio de Leningrado, cuando solamente tenían para comer 150 gramos de pan por día, durante el asedio nazi que duró 872 días.
“Fue una reunión muy importante. Una reunión que se extendió por más de 3 horas en la que pudimos abordar todos los temas que nos preocupan a Argentina y a Rusia. Que tienen que ver con el desarrollo de Argentina y con la posibilidad de que Rusia expanda sus inversiones en Argentina y también en Latinoamérica porque también hablé en mi condición de presidente de la CELAC. La reunión resultó muy buena, muy fructífera. Yo le planteé al presidente Putin la idea de que el acuerdo estratégico que tenemos lo empecemos a materializar con más velocidad. Quedamos en agilizar el funcionamiento de la comisión que se dedica a eso. Le propuse que las Cancillerías se pongan en contacto para hacerlo más rápidamente”, dijo Alberto Fernández tras la comida con el líder ruso.
Durante la comida, Putin también le confesó al mandatario argentino que la mayor empresa de camiones rusa se quería instalar en la Argentina. Y además intercambiaron ideas sobre las inversiones en infraestructura ferroviario y sobre la provisión de las vacunas Sputnik V. En lo estrictamente político, coincidieron en el tema de la no injerencia en las problemáticas de otras naciones y en la importancia respetar los principios de la multilateralidad. Por último, Putin prometió que en la visita que realizará dentro de un par de semanas el presidente brasileño Jair Bolsonaro estará en la mesa de diálogo el tema de los BRICS.
Por supuesto que las negociaciones que nuestro país lleva adelante con el Fondo Monetario Internacional para renegociar su deuda externa estuvieron presentes en la conversación: “Le expliqué la posición argentina en el tema de la deuda. Él estaba sabiendo que la Argentina ha llegado a un acuerdo con el Fondo porque me dijo que era muy útil para avanzar en todas las cosas que estábamos hablando allí”, afirmó el presidente argentino.
Y agregó: “Le planteé la dependencia que a la Argentina le genera deberle a un organismo como el Fondo el dinero que le debe y sabiendo además que Estados Unidos tiene un peso predominante dentro del Fondo y le planteé mi idea de lo que debe hacer Argentina en sus relaciones internacionales. Que Argentina no debe ser satélite de nadie, la Argentina debe hacer lo que a Argentina le conviene. Estoy convencido por cómo se dio la reunión, por el clima que se vivió, que las posibilidades de que Argentina y Rusia rápidamente profundicen sus lazos comerciales son muchas”.
Antes de emprender el viaje a China, Fernández y los funcionarios que lo acompañan en la gira visitaron la Plaza Roja y el mausoleo dedicado a Vladimir Lenin, que fue construido en 1924.
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