La decisión de Máximo Kirchner de dejar la presidencia del bloque de diputados del Frente de Todos fue la primera consecuencia fuerte -e inesperada- que tuvo el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional dentro de la coalición oficialista. Si bien el silencio de Cristina Kirchner y los dirigentes que responden a ella luego del anuncio de Alberto Fernández dejaba entrever el disgusto del kirchnerismo duro con el entendimiento, la jugada del hijo de la Vicepresidenta dejó al descubierto, una vez más, lo profundas que son las internas en el gobierno nacional.
En una minuciosa carta de dos páginas, en las que evita dar nombres propios salvo para criticar a Mauricio Macri y nombrar a su madre por las iniciales, Máximo Kirchner explicó que renuncia a su cargo en la Cámara baja, principalmente, por estar en desacuerdo con la negociación llevada a cabo por el Presidente y su ministro de Economía, Martín Guzmán, con el organismo multilateral de crédito. Pero dentro de ese motivo ordenador existen detalles que se desarrollaron a lo largo del tiempo y que culminan con esta determinación del líder de La Cámpora, clave en estos dos años de gobierno para articular, junto a Sergio Massa, acuerdos en el recinto.
El primero de ellos es el más contundente y está bien explícito al comienzo del texto: “Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del Presidente de la Nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado”.
Luego, en el segundo motivo, aparece un mensaje hacia Alberto Fernández, aunque sin nombrarlo. Aclarando que permanecerá dentro de la bancada del FdT, Kirchner hijo explica: “Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional, no sólo en lo inmediato sino también mirando más allá del 10 de diciembre del 2023″.
La tercera razón apunta contra una cuestión de fondo, que durante meses se pudo ver en el Gobierno: las distintas posturas frente al FMI. El diputado nacional ratifica la suya y critica al organismo en fuertes términos: “Para algunos, señalar y proponer corregir los errores y abusos del FMI, que nunca perjudican al Organismo y su burocracia, es una irresponsabilidad. Para mí lo irracional e inhumano es no hacerlo. Al fin y al cabo, el FMI demuestra que lo importante no son las razones ya que sólo se trata de fuerza. Quizás su nombre debiera ser Fuerza Monetaria Internacional”.
A continuación aparece una revelación del hombre de La Cámpora: su desacuerdo con ciertos puntos de la renegociación de la deuda con acreedores privados, anunciada en diciembre de 2020: “Si algunos dudan de mi nivel de pragmatismo, les recuerdo que como jefe de bloque acompañé la sanción de la ley que aprobó la reestructuración de la deuda privada en moneda extranjera, sin quita de capital pero con quita de intereses, realizada por el Gobierno en el año 2020, a pesar de estar en profundo desacuerdo con algunos de sus artículos. Comprendí el contexto y arreciaba la pandemia”.
El quinto argumento también viene con pase de facturas viejas. De nuevo sin dar nombres propios, Máximo Kirchner se atribuyó ser parte del sector minoritario que respetó en estos dos años los mandatos originales de la coalición que se formó en 2019 para competir con Juntos por el Cambio: “Dejé los prejuicios de lado y también los agravios recibidos para conformar el Frente de Todos, no así las convicciones. No lamento haber brindado un trato que no fue recíproco. Entendí desde el momento en que CFK nos dio la instrucción de construir el Frente de Todos que lo sucedido hasta su conformación no podía obturar lo que vendría. Lamentablemente fui uno de los pocos que actuó de esa manera”.
Sobre el final de la carta, el diputado nacional habla, sin dar muchas precisiones, de lo que viene para el Gobierno. Aquí aparece la crítica por elevación al Ministerio de Economia y a Martín Guzmán: “Algunos se preguntaran qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de “beneficios”. La realidad es dura. Vi al presidente Kirchner quemar su vida en este tipo de situaciones. En la cena de fin de año, realizada en la Quinta de Olivos, cada uno de los integrantes del bloque, así como el Presidente de la Nación, me pudieron escuchar cuando aseguré que cualquiera de mis compañeros y compañeras podía hacerse cargo de mi lugar”.
La última de las razones vuelve al comienzo: no pretender ser un estorbo para Alberto Fernández y los miembros del gabinete más cercanos al mandatario: “Ningún diputado ni diputada de nuestro bloque recibió una instrucción para expresarse en contra de la imposición del Fondo. Es cierto también que no recibieron una instrucción para hacerlo en su favor. Y es por ello mismo que decido liberar al Presidente para que no se sienta “presionado”, como tantas otras veces ha hecho trascender su entorno. ¿Presionar? No. Eso lo hace el Fondo Monetario Internacional”.
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