Carlos Liuzzi forma parte del grupo selecto de ex funcionarios K que se mantuvo en su cargo durante el gobierno de Néstor Kirchner y los dos mandatos de Cristina Kirchner. Doce años ininterrumpidos, sin abrir la boca. En la Casa Rosada era conocido como el “monje negro” de Carlos Zannini, otro funcionario de bajo perfil. Liuzzi también integra la lista de ex funcionarios que se hicieron ricos durante el kirchnerismo: llegó a la Casa Rosada con apenas $265 mil y se retiró con dos departamentos lujosos en Puerto Madero, un spa en ese mismo barrio, campos en Mendoza, y acciones de varias empresas. Pero nunca pisó los tribunales de Comodoro Py. La causa por su patrimonio sigue abierta y está por cumplir diez años. Lejos de esas preocupaciones, Liuzzi pasa sus días en una mansión de Marbella, en España.
Su mujer, Thaiss del Corazón de Jesús Hidalgo, también investigada por un aumento patrimonial desmedido, se encarga de mostrar una vida repleta de lujos en las redes sociales. Con cierta frecuencia, publica fotos y hace ostentación de su riqueza. En varias imágenes se repite el frente de una mansión que estaría ubicada en Nueva Andalucía, uno de los cinco distritos que conforman el municipio de Marbella.
Nueva Andalucía es el lugar elegido por los ricos y famosos. Con un estilo similar a Beverly Hills, se caracteriza por la tranquilidad de sus calles y está repleta de mansiones que pueden costar entre 2 y 15 millones de euros. También hay varios campos de golf, uno de los pasatiempos del ex funcionario.
El 13 de marzo de 2020, la mujer de Liuzzi se despidió de Buenos Aires con un posteo emotivo: “Vivir lejos de casa no es para todos. Debes tener un corazón grande..tan grande como para empacar todo lo que dejas: alegrías y dolores, amigos y amores.Ese bagage cardíaco late incluso cuando tocas un suelo que no te pertenece o cuando estas acostado en un colchón q no tiene tu forma y una almohada incomoda, y miras al techo preguntandote adonde vas? ...”. La imagen que acompañaba ese posteo era la vista de Puerto Madero desde uno de los departamentos que adquirió la pareja durante el kirchnerismo. En 2018, Infobae reveló que esa propiedad, de casi 500 m2, se vendía por casi USD 4 millones.
El ex subsecretario de Legal y Técnica compró ese departamento, ubicado en la calle Martha Salotti al 500, en marzo de 2013, casi al final de su estadía en la Casa Rosada. Cuando tuvo que justificar semejante inversión, declaró ante la Oficina Anticorrupción que utilizó un crédito del Banco Nación y la venta de otra propiedad.
Tras la salida del poder, Liuzzi comenzó a desprenderse de sus bienes, dentro y fuera del país. Muchas de esas operaciones se hicieron con boleto porque estaba vigente una inhibición judicial.
Las operaciones nunca se detuvieron. Según el Boletín Oficial de la provincia de Mendoza del 6 de diciembre pasado, Liuzzi vendió varios campos en esa provincia. En la operación también aparece su ex socio, Gustavo Benvenuto, quien estuvo en la mira de la Justicia luego de que una investigación periodística reveló que una consultora de su propiedad, ADCONSA, fue contratada por Legal y Técnica, es decir por Liuzzi, para informatizar el Boletín Oficial y para desarrollar el sistema informático de NIC.ar, el organismo que maneja todos los sitios de Internet en el país. Un negocio millonario a la medida de los “amigos”. Sólo en 2009, esa firma ganó más de 29 millones de pesos.
Por ese escándalo se abrió una causa judicial. Pese a las sospechas y a los testimonios de varios empleados, el juez Luis Rodríguez decidió cerrarla con un sobreseimiento a fines de 2015. El fiscal Ramiro González no apeló ese fallo.
El termómetro de Comodoro Py marcaba por ese entonces un “acercamiento” temporal entre el operador K Javier Fernández -cercano a Rodriguez- Zannini.
La secuencia de sobreseimientos se repitió en otras dos causas. Primero en el expediente por la llamada telefónica de Liuzzi al ex juez Norberto Oyarbide, revelada por este medio, en medio de un allanamiento a la financiera de Guillermo Greppi. Y luego en la causa por enriquecimiento ilícito.
Aunque tenía un informe negativo del perito de la Corte Suprema Héctor Roccatagliata, que aseguraba que “no puede aseverarse que está justificado el incremento o variación patrimonial”, en febrero de 2016 Rodriguez firmó el sobreseimiento. La causa sigue en pie porque Sala II de la Cámara Federal anuló todo y lo apartó del expediente. Desde entonces, quedó en el juzgado de Marcelo Martínez de Giorgi aunque está delegada en el fiscal González.
En abril del año pasado, el fiscal intimó a Liuzzi para que justifique el aumento de su patrimonio. Esa intimación, en un caso por enriquecimiento ilícito, es el paso previo al llamado a indagatoria. Pero todavía falta para eso. “La defensa contestó (la intimación), acompañó documentación y pidió una medida de prueba que se está haciendo efectiva. Cuando recibamos esto, seguramente se ordene una nueva pericia”, explicó a Infobae una fuente de la causa.
Para ese entonces, la causa cumplirá diez años.
Liuzzi se fue del país en 2020 junto a su familia y se recluyó en Marbella, donde desplegó su don de empresario.
Pese a las denuncias y la investigación abierta sobre su patrimonio, su mujer exhibe a diario su vida de lujo en las redes sociales, con mensajes en inglés y en español, al estilo de una celebritie.
El patrimonio de Liuzzi
Cuando aterrizó en la Rosada, Liuzzi era dueño de una casa en el country Los Lagartos de Pilar, un terreno en esa misma localidad, dos departamentos, un tiempo compartido en Bariloche y dos autos: un Peugeot 406 (modelo 1997) y un Mitsubischi Space Wagon (1996).
A partir de 2008, su patrimonio no paró de crecer.
En 2011, adquirió un departamento de 161 m2 en el piso 35 del edificio Mulieris, en Puerto Madero, que abonó $3.272.400, unos 808.000 dólares de ese entonces. Apenas dos años más tarde, 2013, compró junto a su mujer otro departamento en el piso 42 del mismo edificio. Por esa propiedad pagaron 7.500.000 pesos, supuestamente con sus sueldos del Estado.
La pareja de Liuzzi, un joven abogada a quien conoció en la Casa Rosada, tuvo que justificar la compra de un auto BMW realizada en agosto de 2012 por unos 57.000 dólares y un departamento en el edificio “Yoo” Punta del Este, en Uruguay. Esa compra se hizo en noviembre de 2011 por la suma de 895.000 pesos.
También se investiga la compra de un departamento valuado en 330 mil dólares, y cuatro cocheras, en Olga Cossettini 1112. El vendedor fue Diego Martín Scotti, cuñado de Liuzzi.
La causa por enriquecimiento arrancó en 2012 a partir de una denuncia del abogado Ricardo Monner Sans y pasó por varios jueces. Oyarbide, que en ese momento tenía buena relación con Zannini, archivó el expediente pero dejó una puerta abierta. En 2014, luego del escándalo de la llamada telefónica que dejó al descubierto los vínculos entre el magistrado y la Casa Rosada, el fiscal Patricio Evers (fallecido en abril de 2017) pidió que se desarchivara. Ante la negativa de Oyarbide, la Cámara Federal ordenó la reapertura del expediente y lo apartó. El caso pasó al juzgado de Luis Rodríguez.
Rodríguez firmó el sobreseimiento en febrero de 2016 sin tener en cuenta una pericia de la Corte Suprema. Tampoco investigó la inusitada cantidad de viajes al exterior. En 2016, la lista incluía 26 vuelos a Estados Unidos (la mayoría son a Miami por un tratamiento prolongado junto a su mujer), 52 a Uruguay, 10 a Europa, 9 a Brasil, y 3 llamativos viajes a Panamá. También había viajes a México, Sudáfrica, Perú y Chile.
La Cámara revocó el sobreseimiento un mes después y le dio la causa a Martínez de Giorgi.
Ese magistrado detectó que faltaba mucha información en el expediente. Sobre las cuentas bancarias, por ejemplo, no se habían solicitado los últimos movimientos. Tampoco se había investigado el patrimonio de toda la familia de Liuzzi en el período correcto. Eso obligó a enviar oficios a los Registros de la Propiedad Inmueble y Automotor, entre otros organismos.
En 2020 se terminó otra pericia contable, firmada por el perito oficial Roccatagliatta, por María Fernanda Sierra, contadora de la OA, y por el perito contratado por Liuzzi. Los peritos oficiales encontraron inconsistencias en varias operaciones inmobiliarias, aunque no tuvieron en cuenta los gastos de las tarjetas de crédito ni los viajes al exterior.
A la distancia, Liuzzi sigue con su vida como si nada hubiera pasado.
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