Federico Gabriel Polak, quien hace dos meses renunció a su cargo en la Embajada argentina en España porque no veía ético “percibir una remuneración sin ser útil”, volvió este fin de semana al país y utilizó sus redes sociales para apuntar contra quien fuera su superior, el embajador Ricardo Alfonsín.
“Volví. Después del fiasco de la embajada en España”, tuiteó Polak, quien además contó que al arribar a Buenos Aires contrajo COVID-19 y cursa una neumonía. “Ya me las cobraré todas”, escribió, en alusión a las penurias que le tocó vivir últimamente y que también involucran “un engaño” con Airbnb, el sitio de alquiler temporal de propiedades Airbnb.
El ex vocero del fallecido ex presidente Raúl Alfonsín, que fue convocado por Ricardo Alfonsín para desempeñarse como Representante Especial para la Promoción de la Actividad Empresarial Argentina en el Reino de España, profundizó su crítica ante la pregunta de un usuario en esa red social.
“¿Por qué lo de la embajada en España fue un fiasco?”, le consultaron: “Es un fiasco cuando se va a gestionar y se lo impiden. Como es no ético tener un sueldo sin trabajar, renuncié”, sentenció.
Y luego, al ver la repercusión mediática que alcanzó su tuit aclaró que las críticas no eran hacia el gobierno sino hacia la gestión del embajador Alfonsín. “No regresé con críticas al gobierno. Cancillería no tuvo nada que ver con mi renuncia provocada por un problema de falta de gestión, generada por la particular personalidad del embajador. No cobro si no trabajo. Y me volví”, sentenció.
De esta manera, Polak -que era el encargado de vincularse con los empresarios y concretar negocios en la península ibérica- volvió a dejar al descubierto cierta disconformidad con la expectativas que tenía de su cargo.
Para Polak, de 77 años, el retorno a un rol estratégico para el Estado, tras el ofrecimiento de parte del hijo del ex presidente, implicaba una expectativa alta. Iba a ser uno de los hombres fuertes de la misión diplomática antes de su retiro de las batallas de la política.
Pero Polak empezó a sentir frustración desde hace un tiempo, según pudo consultar Infobae de fuentes cercanas a su entorno. La dinámica de trabajo en la embajada, sumado al año y medio de parálisis por la pandemia, no pareció haber favorecido la concreción de acuerdos, reuniones y posibles negocios.
Se configuró un clima de tedio y de obstáculos que ni el cariño hacia Madrid, ni los largos encuentros con sus amigos como con el psicoanalista Jorge Alemán y el ex futbolista y empresario deportivo Jorge Valdano compensaron ese malestar. No quería convertirse en alguien que se aprovecha de semejante puesto codiciado, con todos los privilegios que implica.
Si bien le agradeció a Ricardo Alfonsín en su despedida, el balance negativo aparece explícito en la misiva con palabras poco habituales en un funcionario. Sin resultados que pueda considerar satisfactorios, Polak dijo que “esta renuncia aliviará costos al erario público” y confió que su salida va a “facilitar una apropiada gestión al Señor Embajador”.
En una carta dirigida al canciller Santiago Cafiero, el enviado diplomático indicó que su función no pudo efectuarla “pese al alentador clima de negocios que se generara desde un principio con empresas españolas y empresas argentinas internacionalizadas”.
“Le ruego agradezca al Señor Embajador -quien destaca por su personal estilo de gestión- que me honrara al solicitar mi designación al señor Presidente de la Nación”, sostiene en el texto con fecha y firma del 9 de noviembre.
Polak había sido convocado no solo por su cercanía con la familia del icónico mandatario de la vuelta de la democracia, sino por su experiencia política y sus conocimientos en derecho internacional privado. De profesión abogado, Polak es doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales y ocupó varios puestos en la función pública en los que se requería su expertise letrada.
Cuando fue designado en el puesto diplomático, el histórico militante del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) sentía que se enfrentaba a una de las últimas altas responsabilidades en el Estado, con una tarea desafiante que le interesaba desempeñar. En su historial político, ya había sido portavoz de Raúl Alfonsín durante la mitad de los años noventa, después del Pacto de Olivos y durante la campaña electoral de 1997.
Según contó en algún reportaje, tal importancia tuvo que el acuerdo la Alianza entre la UCR y el Frepaso, que llevó a Fernando De la Rúa a la Presidencia en 1999, se cerró en su casa.
También se desempeñó al frente como interventor del PAMI entre el 2000 y 2001, y es conocido su paso por la vida interna del club Boca Juniors. Multifacético e hincha de Racing, presidió el club de la ribera también en calidad de interventor, donde evitó el remate del estadio de La Bombonera. Sobre la institución escribió un libro, “Armando a Macri”, donde repasa la convulsionada historia reciente del xeneize.
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