Ya terminó la campaña electoral en la que recorrió casi 27.000 kilómetros en la provincia de Buenos Aires. Aún así, Diego Santilli sigue caminando el distrito y hablando con los vecinos bonaerenses como si no hubiera ganado las elecciones. Cualquiera podría deducir que quiere ser gobernador, pero él se ataja: “Voy a estar donde mi espacio me necesite”.
Desde esta semana, sumó a sus actividades en la provincia la tarea de coordinar la Mesa Nacional que apuntalará el proyecto presidencial de Horacio Rodríguez Larreta, su amigo y jefe político. En la entrevista con Infobae, el diputado de Juntos eludió brindar detalles sobre el armado político del jefe de Gobierno, aunque admitió que pondrán el foco en el interior para buscar aliados, definir candidaturas competitivas y completar un mapa de apoyos que sustente su máxima aspiración política.
Santilli, de alguna forma, también sigue en campaña: elogió a Mauricio Macri y Patricia Bullrich, dos “halcones” que mantienen fuertes diferencias con una “paloma” como Rodríguez Larreta, y relativizó las peleas que puede haber en Juntos por el Cambio para definir las próximas postulaciones: “Todos tienen derecho a ser candidatos y esa definición será en 2023″, dijo.
— ¿Usted ya se convirtió en el armador nacional del proyecto “Larreta presidente”?
— Soy un tipo que trabaja con Horacio desde hace muchos años. Nos conocemos, casi que nos leemos de memoria, y obviamente lo voy a ayudar en todo el camino que quiera construir. Tenemos una relación de amistad, política. Quiero lo mejor para Argentina y siento que Horacio es, de nuestra generación, uno de los mejores y el que más preparado está.
— Rodríguez Larreta, Jorge Macri, Cristian Ritondo y usted se reunieron el martes pasado. ¿Fue el puntapié inicial de una Mesa Nacional que se encargará del proyecto presidencial del jefe de Gobierno?
— Fue juntarnos para hacer un balance del año pasado, de la elección, y del trabajo que llevamos adelante para empezar a tirar líneas hacia adelante sobre el 2022. La oposición tiene una responsabilidad muy importante, que es la de encontrar los programas, las ideas, las propuestas, los proyectos que nos permitan salir hacia adelante. Si bien tenemos consolidadas nuestra visión institucional, nuestra visión de una Argentina integrada al mundo y de qué país queremos en términos de producción, todavía tenemos que sacarle mucha punta al lápiz para encontrar esos programas y esas ideas que nos permitan transformar los problemas estructurales que tenemos los argentinos. Hace más de 50 años que discutimos lo mismo.
— ¿Cuáles son las pautas que se fijaron para avanzar en el proyecto presidencial de Larreta?
— La condición de la unidad en la oposición ya es básica. Antes era suficiente, pero hoy no alcanza. Hay un núcleo de ideas que nos lleva a pensar en la libertad de expresión, en las instituciones, en la integración de la Argentina en el mundo, pero tenemos que poder transformar los problemas estructurales de la Argentina. Cómo abordamos el tema de la inflación recurrente. Cómo tenemos una estabilidad macroeconómica que nos permita generar trabajo, futuro, inversiones, reglas de juego claras, producir. La Argentina tiene que producir el doble de lo que produce. Y para eso tiene que tener acuerdos, fiscal para empezar. No se aguanta más la presión fiscal Argentina. En nuestro país se va el conocimiento, se van los jóvenes, se van las inversiones, se van los que invierten, se va nuestra materia prima más importante que es el recurso humano. Tenemos que lograr que vuelvan a la Argentina los recursos humanos más valiosos, el conocimiento, los que invierten, las empresas más importantes del mundo. Ese tipo de situaciones son las que tenemos que abordar. Ahí está el desafío estructural y la oposición tiene que pensar en eso.
— Cualquiera que aspire a la Presidencia tiene que tener asegurados los respaldos en todo el país. ¿Cómo hará el larretismo para consolidar los triunfos que tuvieron en muchas provincias y alinear a la dirigencia detrás de su plan?
— Cuando nos tocó gobernar en 2015 teníamos cinco gobernadores, un tercio de la Cámara de Diputados, un quinto de la de senadores. ¿Qué sería deseable? Tener ocho gobernadores del espacio político, tener más aliados. La última elección nos puso en un equilibrio de más dos, menos dos, diputados nacionales. Le quitó la mayoría propia en el Senado al kirchnerismo, aunque no significa que con aliados no puedo tenerla. Por eso, si hacemos una buena elección y tenemos un proyecto de país distinto que conmueva a los argentinos y lleve a resolver esos problemas estructurales, podemos tener una Cámara de Diputados por primera vez favorable, una Cámara de senadores cercana y más gobernadores: hay candidatos muy potables en Entre Ríos como Rogelio (Frigerio), en Córdoba como (Luis) Juez, en Chubut como “Nacho” Torres, en La Pampa con (Martín Maquieyra) y (Daniel) Kroneberger. Tenemos que resolver Córdoba y Santa Fe, que son provincias afines a la visión política de Juntos por el Cambio. Consolidar Jujuy con (Gerardo) Morales, Corrientes con (Gustavo) Valdés, Mendoza con (Alfredo) Cornejo y (Rodolfo) Suárez. Esos nos da una amplitud de posibilidades. Fue lo que nos permitió triunfar en estas 13 provincias, recuperar la provincia de Buenos Aires ganándole al peronismo unido, como no pasaba desde el 83. Ese camino puede permitir construir una alternativa distinta y, además, tener un gobierno que logre resolver un montón de situaciones que eran mucho más costosas y difíciles en 2015. Eso implica la consolidación de los liderazgos y entender que también existen los partidos participando dentro de una coalición.
— ¿Van a sumar a Emilio Monzó en ese armado larretista?
— Emilio es muy valioso, muy inteligente. Es muy importante que participe, que esté, que exprese sus ideas.
— ¿No está confirmado que se incorpore?
— No puedo darle la confirmación por otros.
— ¿Pero sí que le ofrecieron sumarse?
— Nosotros siempre tenemos diálogo con Emilio. Horacio, yo, todos.
— El armado nacional de Rodríguez Larreta puede traer fricciones internas con Patricia Bullrich, que también empezó informalmente su campaña, e incluso con Mauricio Macri, cuya candidatura sigue siendo una incógnita.
— Lo más importante de nuestro espacio es que tiene muchos hombres y mujeres que pueden representar esa candidatura en 2023. Yo le dije cuál es mi visión, pero hay muchos hombres y mujeres. Desde el propio ex presidente, Cornejo en Mendoza, el propio Morales, la propia Lilita Carrió, la propia Patricia Bullrich, obviamente Horacio, María Eugenia Vidal…
— ¿Le cree a Macri cuando asegura que él no quiere ser candidato presidencial?
— Macri es un ex presidente que gobernó 8 años la Ciudad de Buenos Aires y le cambió la historia. Logró mejorarla, ponerla en un lugar distinto. Construyó una alternativa nueva en la Argentina que nació en la Ciudad, un partido vecinal, por decirlo de alguna manera, y lo convirtió en un partido nacional que disputa y participa de la discusión política de la Argentina en todos los estamentos y en todas las provincias de nuestro país. Tiene el mérito de haber llegado a la Presidencia, de haber gobernado sólo con un tercio de la Cámara de Diputados, cinco gobernadores y un quinto de la Cámara de senadores y de haber sido el primer presidente no peronista que terminó su mandato, a diferencia de otros. Respeto a ese ex presidente, tiene todo el derecho a tomar sus decisiones y está bien que así sea. Formamos parte de un espacio donde definiremos en 2023.
— Puede ser bueno o malo tener tantos candidatos. No es bueno si no hay un sistema muy claro para dirimir candidaturas y favorece las peleas.
— Para mí es muy positivo. La oposición tiene que entender que si la discusión nuestra o el método de elección de los candidatos va a ser en 2022, no en 2023, genera mucho más ruido de lo que hoy tenemos y termina siendo funcional al kirchnerismo. Hay que quitar eso, concentrarse este año en los programas y en las ideas para abordar los problemas estructurales de la Argentina.
— Una candidata segura es Patricia Bullrich y está compitiendo directamente con Rodríguez Larreta. ¿No le preocupa que genere un escenario de tensión anticipado?
— Todos tienen derecho a ser candidatos y esa definición será en 2023. Lo que uno no puede hacer es plantear su candidatura en contra de la de otro. Cada uno tiene que hacer su camino, crecer, desarrollar y ampliar nuestra base de sustentación, pero hacerlo de buena fe, hacerlo por su visión, por su esperanza como por su compromiso, por lo que desea para los argentinos. No chocándonos entre nosotros porque entonces seríamos funcionales al kirchnerismo.
— Usted habla de un panorama sin definiciones electorales en 2022, pero ya nació la Mesa Nacional del larretismo, Bullrich empezó a recorrer la provincia de Buenos Aires y Gerardo Morales levanta su perfil casi como un candidato.
— Nosotros no lanzamos una mesa nacional. Empezamos a juntarnos con cada uno de los dirigentes representativos que tiene el espacio para empezar a construir esa visión. Entonces la reunión que tuvimos el martes fue primero para un análisis de 2022, una visión de la elección de 2021 y una visión hacia adelante de 2023. Y así lo seguiremos haciendo con Horacio con los diferentes dirigentes del país. Es un país federal que tiene una gran cantidad de dirigentes muy valiosos. Cada uno de los candidatos tiene sus cualidades, pero lo más importante es que entendamos qué es lo que nos está pidiendo la sociedad.
— ¿Qué les está pidiendo la sociedad?
— Quitando lo básico, que es la unidad, nos pide propuestas, proyectos. Sobre todo con un gobierno que tiene una mala gestión. Es un gobierno que no aborda ninguno de los temas estructurales. Todos los patea para adelante. Se nota en la no generación de trabajo, en la falta de recursos. O cuando aborda los temas de la misma manera que lo hacía hace 11 o 12 años. Me refiero, por ejemplo, a la carne: ponen el cepo a la carne y la carne aumenta un 60%. Otra vez aplicando la vieja receta. O se nota cuando hace más de 10 años no generás trabajo privado y continúa esa posición. Ni qué hablar en la provincia de Buenos Aires, donde tenemos un gobernador que es el comentarista del pasado y encima gruñón porque le echa la culpa a todo el mundo en vez de abordar los problemas estructurales y de generar desarrollo y producción en una provincia que tiene todo para salir adelante.
— Hay un debate en Juntos por el Cambio sobre cómo ampliar la coalición para lograr volver al poder. En esto tienen diferencias profundas. Bullrich apunta a sumar a los liberales de Javier Milei, al igual que Macri. Larreta y Morales no están convencidos. ¿Qué piensa?
— Nosotros tenemos que definir cuáles son los valores, nuestras visiones programáticas, hacia dónde vamos. Y si compartimos esos valores, lo discutiremos adentro, compitiendo.
— ¿No importa que sean de derecha o de izquierda? Rodríguez Larreta parece más dispuesto a ampliar el centro. Y Elisa Carrió pidió que no sea un amontonamiento de dirigentes.
— No se trata de que haya amontonamiento. Coincido con “Lilita”. Se trata de compartir plataformas, ideas, valores y que esos valores los podamos representar en una competencia. Fue muy sana la competencia con Facundo (Manes). Amplió. Al principio algunos creían que esa competencia nos restaba. Y sumó, nos permitió ampliarnos, llegar a lugares donde tal vez no estábamos. ¿Dónde está el centro? Quizás la sociedad corrió un poquito más el centro hacia un lado y tal vez es un poco más difuso al que uno estaba acostumbrado, con los extremos bien marcados. Hay que ir mirando esto para poder interpretar a la sociedad.
— La irrupción de Manes vigorizó al radicalismo y le dio un dinamismo más fuerte, algo que se reforzó con la asunción de Gerardo Morales como presidente del partido ¿Le preocupa que ahora la UCR quiera tener más protagonismo y disputarle la candidatura presidencial al PRO?
— Ese radicalismo se volvió vigoroso con una competencia con Facundo (Manes), con una elección muy importante que hizo (Gustavo) Valdés en Corrientes, Gerardo (Morales) en Jujuy y lo mismo en Mendoza o en La Pampa. Eso es muy importante, muy sano, y es el principio de la construcción de algo mucho más amplio. Me gusta ese radicalismo que busca crecer, protagonizar, ser y estar. Lo que no puede ser es que nos volvamos unos contra otros dentro de un mismo espacio. No hay que negar que hay tensiones en las coaliciones, como existen en la coalición de gobierno. También es muy sano que la Coalición Cívica crezca con volumen, que crezca el radicalismo y que después se salga en el 2023 con candidaturas que pueden ser puras o mezcladas: el candidato a presidente de uno y a vicepresidente del otro. Es un debate que vendrá en el 2023. Las primarias fueron una de las claves importantes del triunfo electoral en la provincia de Buenos Aires frente a una maquinaria electoral muy importante como la del peronismo unido. Y esa primaria termina con dos hombres como Facundo y yo recorriendo juntos, caminando, aunque hubo momentos de tensión, pero así son las campañas. Y después estuvimos todos juntos en una elección que no era fácil. En una nota dije que había que ganar la elección por un voto. Algunos no tomaron dimensión de lo que veíamos en el territorio todos los días en términos de bajada de recursos, de estructura. Nosotros enfrentamos un aparato monumental.
— ¿Quiere ser candidato a gobernador? Usted no lo quería decir en la campaña, pero, luego del triunfo electoral en la Provincia, ¿considera que está más cerca de postularse?
— Lo voy a poner de una manera distinta: tengo un compromiso absoluto y total con la provincia de Buenos Aires, con los bonaerenses. Y me voy a poner a trabajar para tener esos planes, esas ideas, esos proyectos, esas propuestas para que la provincia de una vez por todas encuentre un camino de salida, hacia adelante. Nuestra provincia tiene serios problemas fiscales que vienen arrastrados de la coparticipación de décadas, donde Vidal ayudó a mejorar unos puntos con la batalla que dio. Pero no alcanza, se necesita recuperar una provincia que genera más del 40% del PBI y recibe casi el 21 o el 22% del PBI. No va. Donde el 40% de su población está acá, donde tiene un núcleo duro de producción, donde tiene todas las economías, las pymes, la producción, la industria, algo de minería, las costas marítimas, turismo, polos petroquímicos, desarrollo, ciencia y tecnología. Entonces esa provincia hay que integrarla, desarrollarla, producirla.
— Ya habla como candidato a gobernador...
— No, no...
— Más allá de que no lo admita, usted sigue recorriendo la provincia de Buenos Aires y mantiene contacto con los intendentes. Y tiene una acción de oro que representa haberle ganado al peronismo unido en un distrito clave.
— Voy a estar donde mi espacio me necesite. Soy de las personas que creen que el interés general debe estar sobre el particular.
— El armado larretista que se puso en marcha incluye a Cristian Ritondo, que también quiere ser gobernador bonaerense. ¿Cómo imagina la convivencia de los dos en el mismo espacio y compitiendo por la misma candidatura?
— Somos amigos y nos llevamos muy bien. Cada uno va a hacer un camino, va a construir, va a trabajar. Lo más importante es que estemos juntos consolidando propuestas y después la sociedad es la que va a decidir.
— ¿No lo siente como un competidor?
— No. Para resolver los problemas estructurales que tenemos, vamos a necesitar a muchos y muy buenos. Eso implica que no hay un iluminado y que tiene que haber un equipo. Entonces, el que mejor esté, que vaya (como candidato) y el resto va a acompañar.
— ¿Su rechazo a la reelección indefinida le quitó apoyos entre los intendentes del PRO de la provincia de Buenos Aires?
— No. Creo que fui el primero que fijé una posición. Cuando terminó la campaña me hicieron la pregunta y dije: tengo una visión clara, son dos períodos y después podrá ser otro camino o vuelta a casa, pero tiene que haber uno en el medio de interrupción porque la alternancia es lo que hace mejorar. El kirchnerismo se coló por la reglamentación y logró algo que era peor: 6 años consecutivos, después 2 años de licencia y luego otra vez 6 y entonces se convertía en algo ininterrumpido.
— ¿Esa desviación se produjo por un error del gobierno de María Eugenia Vidal en el decreto reglamentario?
— No es un error sino que encontraron un vericueto quienes buscan las diagonales para perpetuarse. Y lo que hizo la Legislatura provincial, donde hubo varios proyectos diferentes, fue frenar ese camino de apertura máxima que se había generado. Ese fue el debate que hubo. Yo fijé una posición y fui claro: son dos períodos los que tiene que tener un intendente, después dejar un período y si la sociedad lo reconoce, le pide que vuelva, será así después de que pase un período.
— La gente, como se demostró en las redes sociales y en las encuestas, rechazó lo que había votado la Legislatura bonaerense porque entiende que se consagró otra vez la reelección indefinida.
— No se consagró la reelección indefinida. Sí se les dio un período más a los actuales intendentes. Yo tengo una posición fijada, pero también quiero rescatar el trabajo de cada uno de los intendentes que ha hecho un trabajo muy importante.
— En Juntos por el Cambio algunos hacen autocrítica por el gradualismo que aplicó el gobierno de Macri en lugar de haber instrumentado reformas profundas y rápidas. Si Larreta es Presidente, ¿qué camino elegirán?
— Lo que tenemos que hacer es presentar un programa donde estén las transformaciones estructurales que necesitamos. Si usted me pregunta si son todas para el día 1 o son todas para el día 100, contesto que son transformaciones que hay que hacer. ¿La Argentina tiene más trabajo privado? No. Entonces tenemos que lograr un consenso donde podamos sentar a todos los sectores de la producción, de los trabajadores, de las inversiones, para ver cómo generamos trabajo privado.
— ¿Están pensando en una reforma laboral?
— Hay que lograr un consenso. Por ejemplo, estamos todos de acuerdo en Argentina que la presión fiscal no se aguanta más. Entonces nuestro país requiere de una transformación fiscal sin precedentes. No se puede seguir administrando la agonía. Hay que bajar los impuestos y hay que hacerlo sí o sí.
— No me queda claro: ¿a fondo y rápido o en forma gradual?
— No todo necesariamente es a fondo y rápido y no todo necesariamente es gradual. Entonces si usted me pregunta si íbamos camino al autoabastecimiento energético porque habíamos vuelto a construir el camino, ahora tal vez tenemos que ser un poco más graduales con las tarifas. Pero no hay tiempo para demorar la reforma fiscal. ¿Cuánto tiempo más podemos esperar? La Argentina necesita un shock de inversiones, un shock de baja de impuestos lo más rápido posible.
— En el Congreso hay diez sub-bloques de diputados de Juntos por el Cambio y han tenido un traspié en una votación porque hubo una diputada que viajó a Disney y otro a Alemania. ¿Cómo evitarán la atomización y los errores de ese tipo?
— No nos tiene que pasar. Se resuelve con más diálogo, con más integración. Hay que hacer el esfuerzo de integrar más para que haya menos de esos bloques. Si existen, que estén más coordinado y tengan un diálogo más importante. La clave está ahí.
— ¿Están trabajando en ese sentido?
— Sí, por supuesto. Uno tiene que reconocer que eso no estuvo bien y que hay que corregirlo.
— ¿La sociedad, que los mira con detenimiento, seguramente se sintió defraudada?
— La sociedad mira algo muy importante que nos está pidiendo porque es lo básico que tenemos que tener: la unidad de nuestro espacio. Entonces cuando se forman diferentes bloques, cuando se empiezan discusiones que la gente siente ajenas porque su problema es la falta de horizontes y de trabajo, la sociedad quiere que discutamos esos temas de fondo, no si formamos cuatro, cinco, seis o siete bloques. La sociedad está pidiendo: ocúpense de nuestros problemas estructurales.
— Hay versiones acerca de la posibilidad de que el gobernador Axel Kicillof desdoble las elecciones en la provincia de Buenos Aires en 2023 para no ser arrastrado por una eventual derrota del candidato presidencial del Frente de Todos en las elecciones. ¿Este escenario favorece o perjudica a Juntos por el Cambio?
— En vez de estar pensando en desdoblar o no desdoblar, Kicillof debería pensar qué va a hacer en la provincia. Hasta el año pasado veíamos la “no gestión” y hoy es una mala gestión. Se convirtió en un comentarista de los problemas que tiene la provincia. Le echa la culpa de todo al que estuvo antes y hace dos años está gobernando. Pero la seguridad, la falta de acceso a la educación y la falta de inversión son algo muy grave. En vez de mirar para atrás y de echarle la culpa al otro, que se ponga a gobernar y que defina cuál es la provincia que quiere. Y que se lo vea en los hechos.
— ¿Cree que Kicillof no hizo ningún cambio que mejorara la gestión luego del cimbronazo que sufrió por la derrota electoral?
— No, y eso es parte de la actitud del mismo gobierno nacional que pierde una elección y a las 48 horas convoca a un festejo. La sociedad está pidiendo desarrollo, trabajo, producción, y el Presidente se pone a pelear con la Corte Suprema. ¿Le están hablando a los políticos de su espacio o a la sociedad? No le están hablando a la gente porque al que le toca gobernar debería hacerlo para todos, más allá del que los votó. Hay una sociedad que quiere salir adelante, pero ellos les hablan a sus propios sectores internos.
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