En la noche del miércoles el Gobierno avanzó un paso más en dirección a cuestionar el posicionamiento de Nicaragua frente al terrorista iraní acusado por la voladura de la AMIA, Mohsen Razai.
Hasta hace pocas horas las medidas tomadas por la Cancillería previamente eran consideradas suficientes y no estaba planeado que el Gobierno se expresara oficialmente al respecto. Sin embargo, hubo un cambio a última hora del miércoles con respecto a la posición de Nicaragua, expresada varias horas antes por el embajador de Daniel Ortega en la Organización de Estados Americanos (OEA), quien sostuvo que el acusado en la Justicia argentina por el atentado es bienvenido en su país a pesar de los críticas internacionales.
Anoche, la administración de Alberto Fernández, desde el mismo ámbito, remarcó su postura al respecto. “La Misión Permanente de la República Argentina ante la Organización de Estados Americanos expresa su enérgico rechazo a los dichos del Representante Permanente de Nicaragua, embajador Arturo McFields”, declaró el Gobierno en un mensaje difundido en la cuenta oficial de Twitter de Argetina en la OEA. El mensaje fue gestado durante el viaje de regreso de Cafiero.
El comunicado, publicado anoche, agregó que “se vuelve a condenar la visita de Mohsen Rezai a Managua” por constituir “una afrenta a la justicia argentina y a las víctimas del brutal ataque ocurrido el 18 de julio de 1994 en la ciudad de Buenos Aires”.
“En consecuencia, el gobierno argentino repudia la actitud temeraria del embajador McFields e insta a las autoridades nicaragüenses a que aseguren el cumplimiento de las notificaciones rojas de la INTERPOL, de la que forman parte, relativas al mencionado acto terrorista”, concluyó.
La serie de declaraciones fueron lanzadas con posterioridad a que el representante nicaragüense ante la OEA, Arturo McFields, defendiera la reciente visita a su país del funcionario iraní Rezai. El diplomático se expresó de esa forma ayer frente a los reclamos internacionales por la presencia del iraní durante el debate sobre las solicitudes a la Interpol por el caso.
El delegado del gobierno de Ortega había dicho: “Nicaragua, como país soberano, como nación independiente, y como pueblo digno, puede invitar a su país a quien desee a la toma de posesión del presidente Daniel Ortega (...) Si esa persona llega con una buena actitud, siempre tendrá las puertas abiertas”, sostuvo.
En un comienzo en el gobierno de Alberto Fernández habían asegurado a Infobae que no era necesario brindar declaraciones al respecto, ni tomar otras medidas. Consideraban suficientes las acciones adoptadas en la última semana, aunque tardíamente, por la polémica suscitada a partir de la visita del terrorista a Managua por la asunción de Ortega. Pero finalmente se avanzó con una nueva acción diplomática desde el mismo ámbito, la OEA.
El evento con Razai en Managua marca el ritmo de la política internacional de la administración del Frente de Todos desde hace hace diez días. Especialmente porque el embajador en Nicaragua, Daniel Capitanich, participó de la ceremonia junto a Razai. En lugar de ausentarse, o repudiarlo, o -como indica el protocolo de Interpol- alertar sobre su presencia, se mantuvo en silencio y acompañó. Después, en la Casa Rosada aseguraron que había sido un caso de “falta de información”. Es decir, que había fallado la inteligencia previa. Ayer aseguraron que actuaron inmediatamente. “La queja del gobierno argentino ante el de Nicaragua se realizó ni bien se tomó conocimiento de la presencia del iraní en Managua”, dijeron ayer en la Casa Rosada.
Ante las fuertes críticas suscitadas a partir de aquel episodio en la comunidad judía argentina e internacional, y de la oposición de Juntos por el Cambio, el Gobierno emitió un comunicado que “condenó” la participación de Razai en la ceremonia de toma de mando de Ortega.
Después dio un paso más respecto de la posición que venía manteniendo sobre el gobierno de Nicaragua -moderada, por ejemplo, frente a las cuestionadas elecciones violatorias de los derechos civiles y políticos que le dieron la reelección a Ortega, en noviembre pasado-. Ayer por la mañana, junto al representante estadounidense ante la OEA, la Argentina pidió en la Sesión del Consejo Permanente de la OEA, mediante una nota redactada en forma conjunta, que se reactiven en todos los países miembros las alertas rojas de Interpol que permitan la detención de prófugos de la Justicia. Después, el organismo internacional aprobó una condena contra Rezai.
“El Gobierno envió un comunicado conjunto entre Argentina y EEUU y otros países. Pidió apoyar los esfuerzos de Argentina para que se haga justicia en el atentado a la AMIA, condenar la visita de Rezai a Nicaragua y a nuestro hemisferio; y solicitar colaboración a todos los miembros del sistema interamericano y a todos los miembros de la Interpol a que actúen, de manera apropiada, en relación con las Alertas Rojas relativas al atentado a la AMIA”, enumeraron desde el Palacio San Martín.
El último giro diplomático hasta el de la noche del miércoles se produjo después de la reunión del canciller Santiago Cafiero con el secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, y luego de que el gobierno de Joseph Biden, en un comunicado informativo sobre el encuentro, expresara su “seria preocupación por la reciente visita a Nicaragua del Vicepresidente iraní Mohsen Rezai, objeto de una Notificación Roja de Interpol por homicidio agravado y daños en relación con el atentado a la AMIA de 1994, que mató a 85 personas en Buenos Aires”.
En el informe se resaltó que los dos funcionarios abordaron “la cooperación en los esfuerzos para llevar ante la Justicia a los sospechosos de complicidad en el ataque”.
Además, el subsecretario de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, Brian Nichols, quien se ocupa de los temas relacionados con América Latina, había escrito en sus redes sociales una dura crítica en la misma sintonía, al recordar que Ortega-Murillo estuvieron acompañados por “un iraní implicado en el atentado a la AMIA en Argentina”.
“El hemisferio no puede mirar al otro lado mientras Ortega-Murillo socavan la democracia y seguridad regional”, había dicho. Sobre Rezai pesa un alerta roja de Interpol: es uno de los acusados de la voladura de la AMIA el 18 de julio de 1994, cuando se desempeñaba como Comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán.
Tras el posicionamiento de Estados Unidos, la Argentina tomó una serie de medidas condenatorias y eso era considerado suficiente. Hasta ayer a última hora no estaba previsto que la reivindicación de Rezai por parte del gobierno de Nicaragua redundara en nuevas acciones, tal como aseguraban en el Gobierno en las últimas horas. Pero al cerrar esta edición, en una nueva modificación de último minuto, la administración nacional expresó su repudio en la OEA.
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