Santiago Cafiero logró involucrar al Departamento de Estado y al Consejo de Seguridad de Biden en la negociación con el FMI

El canciller tenía la instrucción presidencial de obtener la participación del ala política de la Casa Blanca en las conversaciones con el Fondo, pero eso no implica que la Secretaría del Tesoro haya desistido de los cuestionamientos técnicos que presentó contra la propuesta económica de Guzmán

Santiago Cafiero y Antony Blinken durante la reunión oficial en el Departamento de Estado

La Casa Rosada considera que las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI) están trabadas por los cuestionamientos técnicos que hizo la Secretaria del Tesoro de los Estados Unidos al programa económico que presentó Martín Guzmán para lograr la refinanciación de la deuda por 44.000 millones de dólares que Mauricio Macri contrajo con el aval político de Donald Trump.

Alberto Fernández llegó a esa conclusión por la información aportada por Santiago Cafiero, Gustavo Beliz, Jorge Arguello y Guzmán, y las propias conversaciones reservadas que protagonizó con líderes europeos, representantes de organismos multilaterales, presidentes de América Latina y Kristalina Georgieva, directora gerente del Fondo.

Yanet Yellen es la secretaria del Tesoro, tiene muchísimo prestigio intelectual y Joseph Biden respeta cada una de sus opiniones. Yellen no comparte la propuesta de Guzmán vinculada a la reducción del déficit fiscal, y su criterio técnico convirtió la negociación con el FMI en un pantano distópico.

El canciller, el secretario de Asuntos Estratégicos, el embajador en Estados Unidos y el ministro de Economía recomendaron al Presidente diseñar una táctica diplomática para contener los cuestionamientos de Yellen y sumar en la negociación con el Fondo al ala política de la administración demócrata.

El Departamento de Estado y el Consejo de Seguridad Nacional son la avanzada del ala política de la Casa Blanca, y su peso es clave cuando Biden tiene que asumir una decisión global. Antony Blinken es el secretario de Estado, y Jake Sullivan dirige el Consejo de Seguridad Nacional, un resorte institucional que influye en todos los estamentos del Gobierno.

Alberto Fernández y Jake Sullivan durante un encuentro formal en la quinta de Olivos

La táctica diplomática que aprobó Alberto Fernández consistió en un viaje relámpago de Cafiero a Washington para plantear en el Departamento de Estado y en el Consejo de Seguridad que la Secretaría del Tesoro estaba complicando el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.

Arguello logró la bilateral de Cafiero con Blinken en el edificio Harry S. Truman, y formalizó anoche una cena en la embajada argentina en DC que tuvo como invitado especial a Juan González, principal asesor de Biden para América Latina. González actúa bajo las órdenes directas del consejero Sullivan, tiene excelente relación con Beliz y almorzó con el presidente en Olivos.

El canciller explicó al secretario de Estado las razones de su viaje y reiteró que Balcarce 50 desea pagar la deuda pendiente al FMI. “Argentina va a tener problemas, sino puede pagar sus vencimientos. Y la región va a sufrir lo que pase a la Argentina”, aseguró Cafiero cuando promediaba el cónclave.

Blinken se comprometió a apoyar las negociaciones con el Fondo, pero eso no implica que pueda anular la influencia que tiene Yellen sobre Biden. La secretaria del Tesoro ejecuta su rol técnico y se inclina hacia la política exterior cuando recibe instrucciones específicas del Salón Oval.

Horas más tarde, cuando ya era noche en Washington, Cafiero repitió idénticos argumentos frente a González. El asesor presidencial para América Latina contestó que la Casa Blanca respalda las negociaciones de Argentina con el FMI, y a la vez fue cauto frente al peso que la Secretaria del Tesoro detenta frente a Biden.

Junto a González se alinearon Brian Nichols, subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, Kevin O´Reilly, encargado del Departamento de Estado para el Cono Sur, y Ricardo Zúñiga, un importante funcionario del Departamento de Estado abocado a la crisis humanitaria del Triángulo Norte.

Los invitados de Arguello elogiaron el plato de arroz con carne que se sirvió en la cena y bebieron un asentado Malbec de Mendoza. Son todos diplomáticos de carrera, conocen la región, y saben qué sucede en los países emergentes cuando sufren una crisis de deuda externa.

“Estoy conforme con los resultados de la gira. Se logró el apoyo contundente del ala política del gobierno de Biden”, comentó el canciller a sus asesores antes de concluir su larga jornada en DC.

Y remató: “No puedo saber cómo resultara este apoyo. Pero el crédito fue una decisión política de Trump en favor de Macri, y ahora ya no hay duda que la solución tiene que ser política”.

Santiago Cafiero en medio de la foto con los invitados a cenar en la embajada argentina en Washington. A su lado están Juan González y Brian Nichols, dos funcionarios claves en el Consejo de Seguridad y el Departamento de Estado

Antes de la reunión con Nancy Pelosi en el Capitolio, Cafiero habló -por separado- con Alberto Fernández y Guzmán, que estaban en San Juan. El canciller describió cómo había sido el encuentro con Blinken y destacó la predisposición del secretario de Estado para facilitar las negociaciones con el FMI.

La táctica presidencial de avanzar sobre la secretaría del Tesoro desde el ala política de la Casa Blanca tuvo sus resultados positivos ayer en Washington. Pero esa táctica también implica un movimiento diplomático con final incierto: todo dependerá de Biden y el peso que le asigne a la Argentina cuando decida sobre las exigencias de Yellen.

Si el presidente de los Estados Unidos considera que Alberto Fernández lo puede ayudar a contener a China en la región, facilitar la transición democrática en Cuba, Nicaragua y Venezuela, fortalecer su propia política vinculada al Cambio Climático y promover los derechos humanos en las Naciones Unidas, la negociación con el FMI llegará a buen término antes que concluya marzo.

En caso contrario, el gobierno deberá elegir entre dos opciones: aceptar las exigencias de Yellen o caer en default.

Le toca mover a Biden.

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