Argentina y Estados Unidos pedirán esta mañana, en la Sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos (OEA) y mediante una nota redactada en forma conjunta, que se reactiven en todos los países miembros las alertas rojas de Interpol que permitan la detención de prófugos de la Justicia.
Esta declaración que se propondrá ocurrirá el día después de la visita del canciller argentino Santiago Cafiero al secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, donde se conversó sobre la presencia del iraní Mohsen Rezai en la asunción del nicaragüense Daniel Ortega, el pasado 10 de enero.
Sobre Rezai pesa la acusación de ser uno de los autores intelectuales del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) que se produjo el 18 de julio de 1994 y dejó un saldo de 85 muertes. Cuando el iraní estuvo en Nicaragua, en un acto al que asistió el embajador argentino en Managua, Daniel Capitanich, las alertas rojas no se activaron. Por eso Cafiero, cuando abordaron el tema en la reunión bilateral de este martes en Washington, le pidió a Blinken la redacción de este pedido a la OEA. Incluiría un comunicado de “rechazo” a la visita del iraní.
Con este reclamo los países miembros de la OEA deberán comprometerse a poner en marcha las alertas rojas cuando detecten a algún acusado dentro del continente. La firma de una declaración con Estados Unidos dentro del organismo representa un giro diplomático en la estrategia del gobierno de Alberto Fernández, quien había evitado desde su asunción en 2019 pronunciarse sobre determinados temas dentro de la OEA y respaldarse en otros foros regionales como la CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) para hacer visibles sus posiciones geopolíticas.
La resolución está cargada de simbolismo porque tres de los países con mayor relación con Irán tienen poca o nula injerencia en la OEA. Cuba, cuyo presidente Miguel Díaz Canel se reunió dos veces con Rezai, fue excluida en 1962, Nicaragua se alejó recientemente y Venezuela no está representada por un funcionario de Nicolás Maduro sino por alguien cercano al principal político opositor de ese país, Juan Guaidó.
La presencia de Rezai, vicepresidente de Asuntos Económicos de la República Islámica de Irán, en Nicaragua fue un dolor de cabeza para el gobierno argentino. Porque el embajador Capitanich dijo desconocer que iba a estar en la asunción por cuarto período consecutivo de Ortega, porque hubo una reacción tardía con dos comunicados de la Cancillería pidiendo explicaciones al país centroamericano que no recibieron respuesta y porque pese a los pedidos de la delegación en Buenos Aires de Interpol a sus pares en Managua, no hubo detención de Rezai.
En el comunicado posterior al encuentro entre Cafiero y Blinken, del que también participaron el embajador argentino en la capital estadounidense, Jorge Argüello, y Brian Nichols, subsecretario de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, quien se ocupa de la agenda relacionada con América Latina, se informó que en la reunión el jefe de la diplomacia de EEUU expresó “su seria preocupación por la reciente visita a Nicaragua del Vicepresidente iraní Mohsen Rezai, objeto de una Notificación Roja de Interpol por homicidio agravado y daños en relación con el atentado a la AMIA de 1994, que mató a 85 personas en Buenos Aires”.
Y se resaltó, en un comunicado oficial, que los dos funcionarios abordaron “la cooperación en los esfuerzos para llevar ante la Justicia a los sospechosos de complicidad en el ataque”.
Más allá de esto, Nichols había escrito en su cuenta de twitter una dura crítica hacia la actitud argentina en Nicaragua. “En su ´inauguración´, Ortega-Murillo estuvieron acompañados por @DiazCanelB @NicolasMaduro y Mohsen Rezaei, un iraní implicado en el atentado a la AMIA en Argentina. El hemisferio no puede mirar al otro lado mientras Ortega-Murillo socavan la democracia y seguridad regional”, consignó el funcionario que oficia como mano derecha de Blinken.
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