Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner comparten la misma estrategia para refinanciar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) la deuda de 44.000 millones de dólares que contrajo Mauricio Macri, y Martín Guzmán informa y analiza con los dos socios principales del Gobierno sus continuas conversaciones con el staff técnico y el board que debe decidir si acepta -o no- la propuesta financiera y económica de la Argentina para evitar un default en marzo.
La vicepresidente recibió al ministro en su piso de la calle Juncal, y si bien en el círculo de Guzmán no confirmaron la reunión, en Balcarce 50 y la Cámara de Senadores aseguraron que existió.
El ministro compartió los últimos detalles de la negociación que emprende con el Fondo para lograr un acuerdo antes del 22 de marzo. Ese día, Argentina debe cancelar un vencimiento de capital cercano a los 3.000 millones de dólares, que no existen en las reservas del Banco Central.
La información que recibió CFK es idéntica a la que maneja el Presidente.
Y en igual sentido sucede con el viaje relámpago que protagoniza Santiago Cafiero en Washington. El canciller se reunirá hoy con el secretario de Estado, Antony Blinken, y el objetivo político de su raid por DC también fue analizado y conversado con la vicepresidente.
“No hay diferencias con Cristina. Coincidimos en la estrategia de negociación con el FMI”, insiste Alberto Fernández cada vez que le preguntan si CFK está de acuerdo con la gestión de Guzmán ante el staff y el board del Fondo.
La negociación con el Fondo Monetario Internacional es una zaga continua que no respeta los fines de semana. Guzmán mantiene diálogos reservados con Kristalina Georgieva y ciertos directores del board que representan países de América Latina y Europa, y protagoniza conversaciones cotidianas con Julie Kozack, directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental.
Sin embargo, el acuerdo aún está en proceso de negociación. No es cierto -como señaló el gobernador Gerardo Morales- que mañana se presentará un programa de ajuste en Washington. Las conversaciones continúan y seguirán su marcha hasta que Joseph Biden tome una decisión política.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, sostiene que la propuesta oficial es inconsistente y que hay que revisar el sendero fiscal que permita achicar aún más el déficit en 2022, mientras que el Departamento de Estado y el Ala Oeste de la Casa Blanca consideran que tiene que primar una mirada política ante un gobierno que coquetea con China, Rusia y las dictaduras de Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Alberto Fernández conoce el dilema geopolítico de Biden y apuesta a que Cafiero cumpla con su papel frente a Blinken, Guzmán avance ante el staff y el board del FMI, y que CFK -con toda la información reservada a su disposición- aplaque las aventuras románticas de La Cámpora que aún utiliza categorías gramscianas para analizar un mundo sin Guerra Fría.
El ministro Guzmán insiste a Kristalina Georgieva, al staff y a los directores del board que no es necesario otra vuelta de tuerca al gasto público, que se debe privilegiar la inversión en infraestructura y la economía del conocimiento, y que el gobierno seguirá insistiendo en la recuperación de la economía.
Cristina comparte estos argumentos y su acompañamiento es clave para garantizar una posición únivoca en el Frente de Todos. Sucedió en 2021 que Guzmán tenía un discurso en Washington, y la Cámpora y el Instituto Patria jugaban a la guerra de guerrillas para desgastar al titular del Palacio de Hacienda.
La novedad en la negociación, que está en ciernes aquí y en DC, consiste en un crecimiento de la recaudación tributaria que fortalecería la posición de Alberto Fernández al momento de rechazar un ajuste fiscal como exige la secretaria Yellen. Ese incremento en la recaudación, al margen de los índices de inflación, permitiría avanzar un paso en una compleja negociación que puede chocar con el default en marzo.
Ya había oscurecido sobre la avenida Juncal cuando Guzmán subió al auto oficial. Ella quedó conforme.