Los abogados hablan raro. Los jueces escriben en latín. Las leyes que debemos obedecer son incomprensibles para quienes no dominan la jerga. Los procesos judiciales son laberintos borgeanos. Grandes lujos que de la profesión que monopoliza el acceso a la justicia (no se puede hacer casi nada en tribunales sin pagarle a un abogado) y de una de las instituciones públicas con menor credibilidad (el 80% de la ciudadanía tiene poca o ninguna confianza en el Poder Judicial).
Justicia Abierta viene a simplificar lo que siempre nos preguntamos y no entendemos de ese mundo oscuro en el que se definen los límites de nuestros derechos.
¿Qué es un exhorto? Es una solicitud que le hace un juez o jueza a otro magistrado de una jurisdicción diferente (de otra provincia o de otro país) para que lleve adelante una medida en su nombre porque las cosas o las personas están allá. Esto puede ocurrir, por ejemplo, para tomar una declaración testimonial, una indagatoria, congelar un activo, embargar un inmueble, hacer un allanamiento, pedir una extradición o una detención.
Los exhortos nos suenan de las causas de criminalidad económica, por ejemplo, de los grandes casos de corrupción en los que hay que salir a buscar activos que están en otro país. Esto es efectivamente así. A través de la cooperación judicial internacional que se requiere por exhorto pueden incluso repatriarse activos. Esto hizo, por ejemplo, Perú, que recuperó cerca de 30 millones de dólares de Suiza y Luxemburgo que se había llevado el ladero de Alberto Fujimori, Vladimiro Montesinos.
Pero los exhortos en realidad se usan todos los días, incluso en casos entre particulares. Son clave, por ejemplo, en las restituciones internacionales de niños y niñas. ¿Se acuerdan del famoso caso de los 90 de Gabriela Arias Uriburu? Lamentablemente hay muchísimos casos como ese, en los que la Justicia argentina intenta obtener medidas de restitución en otros países, que se requieren por esta vía de cooperación.
El exhorto es simplemente una carta que tiene algunas formalidades. En el caso de los exhortos internacionales esas formalidades están establecidas en tratados que pueden ser bilaterales (entre los países), regionales o incluso internacionales. Esos tratados establecen autoridades centrales de cada país para gestionar estas cartas que elaboran los jueces. En la Argentina la autoridad central suele ser la Cancillería, salvo en el caso del tratado con Estados Unidos, en el que quien maneja la cooperación es el Ministerio de Justicia.
En la Argentina, en las causas penales de alto impacto los exhortos funcionan muy mal. No se sabe si los jueces no los saben hacer o los hacen mal a propósito. Un estudio de 2009 mostró que el 60% de los exhortos en casos de corrupción no tiene respuesta o es rechazado. Los magistrados suelen echarle la culpa al país requerido, que en general es algún centro financiero internacional como Suiza o Estados Unidos. Pero la verdad es que en el detalle de esos números se han visto escándalos increíbles. Por ejemplo, son muchos los jueces que le piden a la Cancillería en vez de al Ministerio de Justicia que tramite exhortos a Estados Unidos. O una perlita hermosa: un juez federal le preguntó a Uruguay por las cuentas bancarias de la esposa de un funcionario y Uruguay le contestó después de meses de tramiterío del exhorto “bueno, dígame cómo se llama”.
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