El embajador argentino en Nicaragua, Daniel Capitanich, debió denunciar ante la Justicia o ante las fuerzas de seguridad del país centroamericano, la presencia del vicepresidente de Irán y uno de los acusados del ataque terrorista en la AMIA 1994, Mohsen Rezai, en el acto de asunción del dictador Daniel Ortega. Así lo dispone el acuerdo con Interpol y porque sobre el funcionario iraní pesa una alerta roja. Sin embargo no lo hizo. ¿Por qué?
Según fuentes de la Cancillería argentina, Capitanich desconocía que Rezai iba a estar en Managua y por eso no actuó. “Estaba en otro sector de invitados, nunca lo vio; se enteró por Infobae de lo que había pasado”, admitieron ante la consulta de este medio. Pero al momento de la publicación del artículo, a últimas horas de ayer, lunes, el funcionario de Irán seguía en Nicaragua.
Recién luego de las críticas de la oposición, que pidió la presencia del canciller Santiago Cafiero y el embajador Capitanich en el Congreso para dar explicaciones, el Gobierno difundió un comunicado oficial en repudio y, según informaron a Infobae, presentará en las próximas horas una protesta formal al canciller nicaragüense, Denis Moncada, por haber permitido la entrada de Rezai al país y también por invitarlo al acto en el que Ortega asumió su cuarto mandato.
Lo llamativo es que Nicaragua forma parte de Interpol y no detectó o no quiso ordenar su detención cuando Rezai ingresó a ese país.
“La República Argentina expresa su más enérgica condena a la presencia de Mohsen Rezai en el acto de toma de posesión del presidente de Nicaragua, Daniel Ortega”, asegura el comunicado que publicó recién esta mañana la Cancillería a cargo de Cafiero.
“La Argentina reitera, como lo ha hecho en agosto pasado ante la designación de Rezai como vicepresidente de Asuntos Económicos de la República Islámica de Irán, que su presencia en Managua constituye una afrenta a la justicia argentina y a las víctimas del brutal atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), cometido el 18 de julio de 1994″, continúa.
“El Gobierno argentino exige una vez más al Gobierno de Irán la cooperación de manera plena con la Justicia argentina, permitiendo que las personas que han sido acusadas de participar del atentado contra la AMIA sean juzgadas por los tribunales competentes”, finaliza.
El pasado 25 de agosto de 2021, la Argentina había expresado “su más enérgica condena” a la designación de Rezai en el gobierno de Irán. En aquella oportunidad, el repudio de la administración de Alberto Fernández también estuvo dirigido a raíz del nombramiento de Ahmad Vahidi en el Ministerio del Interior de Raisi.
“Rezai, al igual de Vahidi, es objeto de reclamo por parte de la Justicia argentina por haber tenido una participación clave en la toma de decisión y en la planificación del atentado cometido el 18 de julio de 1994 en el edificio de la AMIA y sobre él pesa una orden de captura internacional de Interpol”, rezaba el comunicado que aquella vez emitió Cancillería que estaba a cargo de Felipe Solá.
En el mismo se le había solicitado a Irán “cooperar de manera plena con la Justicia argentina” para que los acusados “sean juzgados por tribunales competentes” y se recordaba que en 2014 el Gobierno argentino, en ese entonces a cargo de Cristina Kirchner, afirmó que “solicitaría la inmediata aplicación del tratado de extradición” con Rezai.
Este lunes durante la toma de posesión de Daniel Ortega y Rosario Murillo, entre aplausos, el funcionario iraní fue presentado como “hermano Mohsen Rezai”. Este respondió el saludo y luego se fotografió junto al dictador sandinista; al de Venezuela, Nicolás Maduro; y al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
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