El Gobierno condenó hoy, y luego de las críticas que recibió por parte de la oposición, la presencia de Mohsen Rezai, un acusado del ataque a la AMIA, en la jura de Daniel Ortega en Nicaragua en la que también participó el embajador argentino Daniel Capitanich.
“La Argentina reitera, como lo ha hecho en agosto pasado ante la designación de Rezai como vicepresidente de Asuntos Económicos de la República Islámica de Irán, que su presencia en Managua constituye una afrenta a la justicia argentina y a las víctimas del brutal atentado terrorista contra la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), cometido el 18 de julio de 1994″, señala un comunicado oficial de la Cancillería.
Rezai encabezó ayer la delegación de Raisi en el acto de Ortega. Sobre él pesa una orden de captura internacional por el atentado terrorista perpetrado en Argentina en 1994.
En otro apartado del comunicado, se afirma que la Argentina “exige una vez más al Gobierno de Irán la cooperación de manera plena con la Justicia, permitiendo que las personas que han sido acusadas de participar del atentado contra la AMIA sean juzgadas por los tribunales competentes”.
El pasado 25 de agosto de 2021, Argentina ya había condenado la designación de Rezai en el gobierno de Irán. En aquella oportunidad, el repudio de la administración de Alberto Fernández también estuvo dirigido a raíz del nombramiento de Ahmad Vahidi en el Ministerio del Interior de Raisi.
“Rezai, al igual de Vahidi, es objeto de reclamo por parte de la Justicia argentina por haber tenido una participación clave en la toma de decisión y en la planificación del atentado cometido el 18 de julio de 1994 en el edificio de la AMIA y sobre él pesa una orden de captura internacional de Interpol”, manifestó en aquel momento de manera oficial.
Ayer, durante la toma de posesión de Daniel Ortega y Rosario Murillo, entre aplausos, el funcionario iraní fue presentado como “hermano Mohsen Rezai”. Este respondió el saludo y luego se fotografió junto al dictador sandinista; al de Venezuela, Nicolás Maduro; y al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel.
Mohsen Rezai nació en 1954 en la provincia de Juzestán. En 1969 se trasladó a Ahvaz, donde estudió en una escuela de la Compañía Nacional de Petróleos de Irán y comenzó su militancia contra la monarquía Pahlaví. A los 17 años fue detenido y torturado por el servicio de inteligencia irání, SAVAK.
En su juventud formó el grupo islamista Mansurún que, con el triunfo de la Revolución Islámica en 1979, convergería con otros seis grupos armados en la Organización de los Muyahidines de la Revolución Islámica.
Durante 16 años, Rezai fue uno de los jefes de la Guardia Revolucionaria de la teocracia islámica. Ese período de tiempo incluyó tanto el ataque a la mutual israelita de 1994, como a la Embajada de Israel en 1992.
Además colaboró en sentar las bases de la creación de la Fuerza Aérea, Terrestre y Naval del Cuerpo de Guardianes, la fuerza élite que el mismo comandó. Su carrera política incluyó cuatro participaciones electorales como candidato conservador: en 2005, 2009, 2013 y en junio de 2021. En agosto del año pasado fue nombrado viceministro de Asuntos Económicos.
En la página oficial de Interpol, en la alerta roja que figura a su nombre, aparecen los cargos de “homicidio calificado, doblemente agravado (por haber sido cometido por odio racial o religioso y por ser un medio idóneo para causar un peligro común) en perjuicio de 85 víctimas fatales, en concurso ideal con lesiones leves y lesiones graves calificadas, en forma reiterada y daños múltiples agravados por haber sido cometidos por odio racial o religioso”.
Este lunes Rezai estuvo como invitado de honor en el comienzo del quinto mandato (el cuarto consecutivo) de Ortega. Ceremonia a la cual solo asistieron tres jefes de estado: Maduro, Díaz-Canel y Juan Orlando Hernández, de Honduras. Muestra cabal del rechazo de la comunidad internacional, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, al régimen sandinista por las reiteradas violaciones a los derechos humanos. Por su parte, China y Rusia, al igual que Irán, mandaron representantes. Daniel Capitanich hizo lo propio garantizando la presencia argentina.
Esto generó las críticas de la oposición. “La presencia del embajador argentino avalando al dictador Ortega junto a un acusado del ataque terrorista a la AMIA es gravísimo. Vamos a exigir que Santiago Cafiero y Capitanich rindan explicaciones en el Congreso. Es una deshonra para el país y un insulto a la memoria”, aseguró el diputado de Juntos por el Cambio Maximiliano Ferraro.
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