El clima interno de Juntos por el Cambio, una vez más, se tornó efervescente. Este mediodía, en forma virtual, la Mesa Nacional de la coalición opositora debatirá sobre su concurrencia a la reunión del ministro Martín Guzmán para hablar sobre las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI), tal como lo pactó el jefe de la UCR, Gerardo Morales, con Alberto Fernández.
Allí se prevé un intenso debate porque la presentación de ayer del titular de Economía con los gobernadores no conformó a ningún dirigente de JxC: en el ala dura propondrán no participar del encuentro con el Gobierno porque “no tiene sentido: quedó en claro que estamos lejos del acuerdo con el Fondo, que no hay un plan económico y que le siguen echando la culpa de todo al gobierno de Cambiemos”.
Hay otros referentes opositores, en cambio, que opinan distinto: aunque critican al oficialismo, creen que de todas formas deben ir a escuchar a Guzmán, plantear interrogantes concretos sobre las tratativas con el FMI y recién después definir una posición conjunta.
El problema que se insinúa en Juntos por el Cambio no es sólo qué hacer ante la reunión con el ministro de Economía: se profundizó el malestar por el papel que desempeñó Morales para superar las tensiones que había con la Casa Rosada sobre ese tema.
Para algunos, el gobernador de Jujuy resultó “funcional” a los intereses del Presidente y desde el Gobierno no le respondieron con la misma moneda. Es que la decisión de que Máximo Kirchner se sume al encuentro de Guzmán y Juntos por el Cambio fue considerada “una provocación”: nadie se olvida de que el jefe del bloque de diputados del Frente de Todos fue el autor de ese discurso incendiario que terminó en el fracaso de la sanción del Presupuesto 2022 y no lo consideran un abanderado del diálogo.
Hasta a los propios radicales les cuesta explicar la actitud de Morales. Incluso les llama la atención que en las últimas horas no les respondiera los mensajes a dirigentes de su propio espacio. Lo consultan porque quieren tener más información sobre lo que está pasando en el Gobierno y el titular de la UCR es hoy el único opositor que tiene diálogo directo con el jefe del Estado.
Sin embargo, si su rol de mediador con el Presidente causó malestar en las filas de JxC, provocaron más reacciones negativas todavía las declaraciones del mandatario jujeño en las últimas 24 horas. “No hay que jugar a las escondidas con este tema (del FMI). Esta deuda la contrajimos nosotros, lo menos que tenemos que hacer es ir a escuchar”, señaló ayer por la mañana. Pocas horas antes, le había dicho a Infobae una frase similar que cayó mucho peor: “Jugar a las escondidas con el tema de la deuda me parece una pendejada”.
“Lo que dijo fue totalmente innecesario”, aseguró un dirigente de Juntos por el Cambio enrolado en el sector de las palomas. Entre las halcones hubo comentarios irreproducibles. Por eso lo más probable es que en el Zoom de hoy afloren reproches a Morales y que el gobernador de Jujuy no se quede callado. Por suerte para la integridad de la coalición, la virtualidad del encuentro hará imposible que haya una discusión con vasos rotos, como la que mantuvieron, el 6 de diciembre, el jefe de la UCR y el senador Martín Lousteau.
Para el PRO, donde Morales tiene menos simpatizantes, hay tantas diferencias internas que convocaron a un Zoom propio a las 10, dos horas antes del que mantendrá la Mesa Nacional de JxC. Allí estarán Mauricio Macri, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, Cristian Ritondo y Humberto Schiavoni para consensuar sus posiciones. Discutirán sobre la actitud de Morales y la reunión con Guzmán.
El ex presidente tiene una muy buena relación personal con Morales. De por sí, fue el primer líder opositor al que visitó el gobernador luego de asumir al frente del Comité Nacional de la UCR. Pero Macri reprodujo anoche en Twitter una publicación del diputado de JxC Luciano Laspina que insinúa su rechazo al encuentro con el ministro de Economía que promueve el mandatario jujeño en combinación con Alberto Fernández.
“El único mensaje que dejó la reunión de Martín Guzmán con gobernadores es que no hay (y quizá no haya) un acuerdo con el FMI. En mi opinión, no porque no haya un plan de ajuste sino porque no hay un plan de crecimiento”, sostenía el mensaje.
Rodríguez Larreta no quiere confrontar directamente con Morales, pero la relación entre ambos es apenas correcta luego de que el gobernador lo atacó cuando la interna Facundo Manes-Diego Santilli estaba al rojo. El jefe de Gobierno quedó descolocado cuando este martes, en una conferencia de prensa, sostuvo que el encuentro con Guzmán en la Casa Rosada “es una reunión política, no es seria, el ámbito de diálogo es el Congreso”. Por entonces, el jefe de la UCR negociaba en secreto con el Presidente.
Pero la actitud de Morales también incomodó a Bullrich, quien nunca quiso desmentir la posibilidad de que ambos compartan una fórmula presidencial en 2023 (como una forma de esmerilar el proyecto de Rodríguez Larreta para convertirse en sucesor de Alberto Fernández). Hoy, a partir del acercamiento del gobernador a la Casa Rosada, están políticamente más lejos que nunca.
Moderados al extremo, los dirigentes de la Coalición Cívica podrían adoptar una posición intermedia en este escenario dividido de JxC. En el partido que fundó Elisa Carrió y encabeza Maximiliano Ferraro piensan que “no encontrar una salida al tema de la deuda es un drama no para un gobierno sino para todos los argentinos” y que “es importante que se dejen las chicanas y los golpes bajos”.
Insisten en que “el ámbito (para discutir sobre la deuda) es el Parlamento y con la presencia de los jefes de bloque”. Quizá el lugar del encuentro también los lleve a endurecerse: así como sumó a Máximo Kirchner sin consultar a nadie, Alberto Fernández decidió que la reunión de Guzmán con los miembros de Juntos por el Cambio se haga en el Ministerio de Economía, a 14 cuadras del Congreso.
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