El empresario Hugo Alberto Dragonetti, dueño de la firma Panedile, volvió a admitir ante la Justicia que le entregó dinero a Roberto Baratta en el estacionamiento de su empresa, pero dijo que fueron “aportes” para el Partido Justicialista. Dragonetti es uno de los procesados por la causa Cuadernos y la semana pasada tuvo que volver a declarar ante el juez federal Julián Ercolini. En las últimas horas, Baratta salió al cruce de sus dichos y lo trató de mentiroso.
“Debo insistir en que las entregas de dinero realizas al Sr. Roberto Baratta se corresponden con los aportes partidarios que realice en virtud de mi perfil justicialista”, declaró Dragonetti en un escrito al que tuvo acceso Infobae. En esa misma presentación resumió su “trayectoria” dentro del PJ, desde 1973 hasta 1989, cuando habría asumido como presidente del Justicialismo de San Isidro.
Según el dueño de Panedile, ahora representado por los abogados Mariano Mendilaharzu y Hernán Jáuregi Lorda, con Baratta tuvo “largas conversaciones sobre cuestiones vinculadas a la política y a la ideología peronista que ambos profesamos”. “En ese marco, en una oportunidad el mencionado (por Baratta) me preguntó su estaba en condiciones de colaborar con el Partido Justicialista, a lo que accedí como forma de sostener mi actividad partidaria”, relató.
Es una estrategia que ya utilizaron otros empresarios y ex funcionarios como Juan Manuel Abal Medina, que siempre habló de “pagos voluntarios” para financiar la campaña. De hecho, al final del escrito pide que la causa pase al fuero electoral.
“Las entregas de dinero siempre fueron voluntarias”, declaró Dragonetti en un escrito de diez páginas. Y agregó: “El Sr. Baratta no tenía injerencia en el ámbito en el que Panedile se encontraba ejecutando obras”. La referencia es a Vialidad Nacional, aunque Baratta era un enviado de Julio De Vido, mandamás del Ministerio de Planificación.
Baratta también sigue firme con su estrategia: este lunes declaró que Dragonetti “vuelve a mentir, de la misma forma que lo hizo antes” y sentenció: “Nunca recibí dinero de su persona, ni de su hijo, ni de su empresa, y esta gran mentira queda reflejada en las distintas planillas presentadas por (Ernesto) Clarens”.
Dragonetti y Baratta declararon por escrito en una parte “residual” de la causa de los Cuadernos. El expediente madre ya fue elevado a juicio oral, en donde la vicepresidenta Cristina Kirchner es la principal acusada como jefa de una asociación ilícita que recaudaba dinero entre empresarios que hacían negocios con el Estado. Según la investigación judicial, Baratta era uno de los recaudadores.
Al igual que en 2018, Dragonetti intentó asumir toda la responsabilidad y desligar a su hijo. Sobre el episodio del 22 de septiembre de 2010, el empresario asegura que el joven (en ese momento tenía 30 años) autorizó el ingreso del auto manejado por Oscar Centeno y se quedó en la puerta de la cochera. “Mi hijo jamás tuvo conocimiento ni intervención algunas en las entregas de dinero que en la presente causa - y su conexa 13.816/2018- he reconocido haber efectuado al Sr. Baratta y al Sr. Clarens”, sostuvo.
Adentro del auto estaban Baratta y su secretario Nelson Lazarte.
Dragonetti nunca negó esa entrega de dinero, pero su relato difiere de lo que estampó Centeno en los cuadernos. El chofer había anotado que la secuencia se dio en el primer subsuelo del edificio, en Suipacha al 1100, y que Baratta recibió un bolso con USD 1.500.000. En cambio, Dragonetti asegura que fueron apenas USD 35 mil y que la secuencia tuvo lugar en el segundo subsuelo del edificio.
El empresario admite que el encuentro se coordinó por teléfono, desde su celular personal y desde otra línea a nombre de la empresa. De hecho, una pericia agregada a la causa hace un mes confirmó que Dragonetti habló con Baratta y Lazarte el 3 de febrero y el 22 de septiembre de 2010, dos de las fechas de los pagos.
El hijo de Dragonetti también declaró por escrito ante el juez Ercolini y se desligó de todos los pagos entregados a Baratta y Clarens. “Resulta incuestionable que con mi accionar nunca ingresé en el ámbito de lo prohibido y siempre me mantuve en mi rol funcional”, dijo en un escrito de 16 páginas.
En esa misma presentación niega los supuestos contactos telefónicos con Clarens que le adjudica el entrecruzamiento telefónico realizado por la Policía Federal. El hijo de Dragonetti asegura que la línea que le adjudican era de la empresa. Tiene un argumento a su favor: el propio financista nunca lo mencionó en sus declaraciones ante la Justicia.