Alexis Raúl Guerrera nació en General Pinto. Tiene 50 años. Comenzó abrazando su carrera política en su pueblo, a los 21 años. Se recibió de docente allí y trabajó como profesor de educación para adultos, hasta que, preocupado por las necesidades de su gente, se postuló para ser intendente de General Pinto. Tras un intento fallido, finalmente logró su objetivo en el 2003 y se mantuvo en su puesto hasta el 2019.
Cercano a Sergio Massa, desde 2020 estuvo a cargo de la empresa Trenes Argentinos Infraestructura hasta que en 2021, tras la inesperada muerte de Mario Meoni, debió abandonar ese lugar y fue designado como Ministro de Transporte de la Nación, cargo que asumió el 3 de mayo de este año: “Nunca soñé con ser ministro”, confiesa Guerrera. Hace 8 meses está frente a una de las carteras más importantes del gobierno, más de 200.000 personas dependen de su ministerio y sabe que su responsabilidad es mucha.
A su vez, la agrupación LGBTQ + celebra con orgullo que Guerrera los represente en un cargo de ministro.
De poca exposición en los medios y de bajo perfil, el ministro recibió a Infobae en la sala de reuniones de la cartera, conocida como la sala 1216. En una charla distendida, honesta e íntima, Guerrera cuenta sobre los desafíos más importantes de su gestión, el presupuesto 2022 y los posibles aumentos en el transporte. Asegura que los políticos están pensando más en el 2023 y en sus candidaturas que en el 2022, y eso no le gusta: “Primero tenemos que solucionarle los problemas a las argentinas y a los argentinos”.
—¿Quién es Alexis Guerrera?
—Un tipo común, criado en un pueblo muy chico del interior de la provincia de Buenos Aires, a 360 kilómetros de Capital. Con padres trabajadores estatales, por lo cual mi crianza tuvo cierta estabilidad. Podríamos decir, también, de clase media. Nunca nos faltó nada, tampoco nos sobraba y había que elegir, a veces, entre vacaciones u alguna otra cosa. Vivíamos al lado de mis abuelos paternos. Conozco y conservo a las compañeras y los compañeros del jardín, la primaria, el secundario, de hecho, con muchos de ellos todavía nos seguimos viendo, y con parte de ellos también hice la carrera de docente en el Instituto Superior de Formación Docente de mi pueblo. Hermano, tío, en pareja, un hombre común.
—¿Cuáles fueron sus inicios en la vida política y cómo llegó a convertirse en Ministro de Transporte?
—En mi adolescencia comencé a tener inquietudes por la vida política de lo que pasaba en mi pueblo, y eso me llevó a participar, a los 21 años, más activamente. Formaba parte del espacio del Partido Justicialista de mi localidad, era el secretario de la juventud. A los 25 acompañé a un Diputado Provincial de mi pueblo como secretario, chofer, hacía de todo un poco; comodín. A los 28 años se me ocurrió que podía ser Intendente de mi pueblo, para cambiar la realidad que vivía. Perdí y a los 2 años fui candidato a Concejal, gané ampliamente y a los 2 años siguientes volví a presentarme como candidato a Intendente y ahí gané, de hecho, por primera vez, después de la vuelta de la democracia hasta ese año, volvió a ganar un hombre del Partido Justicialista. Fui Intendente de mi pueblo 16 años, hasta que con El Frente Renovador y con Sergio Massa me convertí en Diputado Provincial por 1 año, porque, después del año, Mario Meoni y Sergio me convocaron a participar del esquema del Ministerio de Transporte de la Nación, al frente de la IF, empresa responsable de la construcción del sistema ferroviario. Lamentablemente, 4 meses después, falleció Mario y el Presidente me convocó para ocupar este lugar desde hace 8 meses.
—¿Recuerda cómo le pidieron que sea Ministro de Transporte?
—Bueno, la verdad es que fue muy traumático para todos. Había muerto un amigo, Mario Meoni, vecino de mi Sección Electoral, Intendente de muchos años junto conmigo. Su muerte, producto de un accidente, nos sorprendió, pero bueno, el gobierno tenía que seguir adelante, así que Sergio se reunió con nosotros, nos contó que tenía la idea de proponer 2 o 3 personas de nuestro espacio para llevársela a Alberto Fernández, para que él tomara la decisión final. A los pocos días Sergio me dijo que me prepare porque el Presidente quería desayunar conmigo, ahí empecé a imaginar que podía darse esa posibilidad, que para mí era impensada, no estaba en mis planes, es decir, después de 16 años de Intendente, llegar a Diputado era, digamos, como un poco la coronación de ese trabajo, que, como ya te digo, duró poquito. Esto me tomó de sorpresa, más allá de que, por supuesto, formo parte de un espacio y como parte de ese espacio, el desafío que tiene el Frente de Todos para con los ciudadanos y ciudadanas, la situación que vivía y vive la Argentina, no me permitía mucho decidir por mis propios intereses, sino por los intereses del conjunto. La verdad es que al Presidente no se le dice que no.
—¿Qué fue lo primero que se le vino a la cabeza cuando el Presidente le ofreció el cargo?
—¡Cómo va a cambiar mi vida!
—¿Y cambió?
— Sí, muchísimo.
—¿En qué le cambió?
—Y bueno, estamos dedicados plenamente a esta actividad, este es un trabajo de tiempo completo, de muchas horas, no solamente en la oficina, sino que hay que recorrer, acompañar. Este es un Ministerio muy grande, tiene 15 empresas, organismos, entes descentralizados, que hay que articular con los 15 directores, presidentes, directorios, además, articulamos con 44 gremios que participan de todo este Ministerio. Tiene de manera directa 50 000 empleados y hay otras 200 000 personas que dependen del Ministerio de Transporte, más allá de que no sean empleados nuestros.
—¿Qué fue lo que más le sorprendió al sentarse en la silla de Ministro?
—Sobre todo la amplitud de este Ministerio. Uno por ahí lo vincula con colectivos y trenes, y en realidad, el Ministerio de Transporte tiene en su órbita a la Agencia Nacional de Seguridad Vial, la Comisión Nacional de Regulación del Transporte, la Junta de Seguridad del Transporte, que son organismos que regulan, que pretenden cuidar la vida de los argentinos, que tienen intervención en lo que pasa con esos sistemas de transporte, o sea, que el colectivo este en regla, que el tren este en regla, no solamente que tengan los papeles, sino también que tengan las verificaciones, que cuando se hacen las modificaciones en un camión estén homologadas.
Es muy amplio todo el abanico de organismos, entes descentralizados de empresas que tiene el Ministerio. El primer día empezamos a desglosar cada uno de los ravioles del organigrama, todas las dependencias que colgaban. Estamos trabajando con un muy buen equipo que venía de la gestión de Mario.
—En el 2022 ¿aumenta el colectivo?
—Bueno esa es una discusión que estamos teniendo en estos días con el Ministerio de Economía; hace 2 años que no se toca el promedio del ticket, depende el recorrido, pero está entre $18 y $23 en el área metropolitana. En el interior del país, que no es Jurisdicción Nacional y que las provincias tienen asignadas como propio el sistema de transporte de pasajeros, es más caro, ronda en promedio entre los $40 y $43. Hay una gran diferencia, también, es un gran debate que tenemos que darnos este año. Yo creo que la solución está a través de una Ley Federal de Transporte o de subsidios al transporte. Y entendemos que es probable que este año haya alguna modificación en el valor del ticket. Pensemos que el mes que viene el subte se va a $45 y nosotros estamos en un promedio de $18/$19/$20.
—¿Y los taxis?
—Los taxis no dependen del Ministerio de Transporte, porque son jurisdicción de los municipios. Sí controlamos la Verificación Técnica, por supuesto, y todos los requisitos que debe reunir un taxi, pero no regulamos la tarifa. Eso lo hace la Ciudad Autónoma de Buenos Aires o cada una de las jurisdicciones, por lo general, depende de cada municipio.
Estamos discutiendo con el Ministerio de Economía que hace 2 años que no se toca el promedio del ticket de colectivo.
—¿Cuál cree que es el mayor desafío del Ministerio?
—El mayor desafío está en generar mejores y mayores servicios. Hablamos de trenes, colectivos, aviones, también el sistema de transporte fluvial de pasajeros, que está poco desarrollado en Argentina, pero que tiene un gran potencial y, por el otro lado, tenemos el transporte de carga de mercancías, donde intervienen los camiones, aviones y, fundamentalmente, los trenes. El desafío es la planificación estratégica de reorganizar el país de una manera inteligente, donde a través de nodos logísticos y de áreas de consolidación y desconsolidación de cargas, esos nodos de transporte comiencen a articular los barcos. Entonces, por ahí está ese viejo concepto de que el camión avanzó en contra del tren, pero la realidad es que distintos gobiernos abandonaron la importancia que tiene el tren para el transporte de carga y el camión no hizo más que reemplazar lo que el tren iba perdiendo. Sin embargo, el tren es más competitivo a partir de los 300/400 kilómetros de distancia y el camión es más competitivo dentro de esos 300/400 kilómetros. Lo que nosotros tenemos que lograr y que estamos desarrollando, a través de distintos nodos logísticos y estratégicos, es combinar ese circuito entre los 400/500 kilómetros donde es eficiente, efectivo y rentable el camión para que enganche con un tren que haga 1000 kilómetros y llegue al puerto, y esa mercancía sea embarcada o llegue a destino final dentro de la propia Argentina.Y si se trata de un puerto, pueda ir a otros países del mundo. Otras de las cosas que tenemos que hacer es: abaratar los costos logísticos que se hace, justamente, con un sistema integrado e inteligente, donde, como te decía, participa el avión, que es un sistema de transporte de carga poco utilizado en la Argentina,pero que también pretendemos desarrollar.
—¿A dónde piensa destinar el presupuesto 2022?
—Una parte importante del presupuesto está destinado a los subsidios al transporte, subsidios al área metropolitana, subsidios al interior, subsidios a larga distancia, subsidio escolar, básicamente, lo que tiene que ver con el transporte automotor. También está subsidiado el sistema ferroviario, no solamente el público, sino que también esta subsidiado el privado, que hace a la dinamización de la economía, ya que, que el trabajador, que el obrero, pueda viajar lo más barato posible también es parte de la reactivación económica. Después, mucha infraestructura ferroviaria. Estamos recuperando más de 1300 kilómetros de vías en el norte argentino, fundamentalmente, en las tres líneas que opera Trenes Argentinos Cargas, que es el Belgrano, el Urquiza y el San Martín. Esto nos ha permitido incrementar la carga desde el año 2019 a la fecha, en el 56 %, es decir, que la empresa logró fuertes inversiones, pero también logró comenzar a recuperar terrenos perdidos durante muchos años.
A su vez, estamos haciendo fuertes inversiones en los puertos argentinos, no solamente en los marítimos, en Chubut, Santa Cruz, Tierra del Fuego, con un desafío muy importante a nivel nacional, que está incluido en el presupuesto 2022 y que no podríamos realizarlo si no se aprueba el presupuesto, porque en el de este año no está creada la figura del Polo Logístico Antártico. Nosotros corremos el riesgo de perder competitividad, con Chile y con Malvinas Argentinas, en ser los que abastecen las bases de la Antártida. Entonces, nuestro Presidente quiere desarrollar un Polo Logístico Antártico en la ciudad de Ushuaia, una obra muy importante, está ya presupuestada para el año 2022, por eso recalco la importancia que tiene dejar de lado algunas cuestiones políticas y pensar más en el país, en nuestro desarrollo y no estar pensando en el 2023.
—¿Los políticos están pensando más en el 2023?
—Sí. La política está pensando más en el 2023 que en el 2022, y más en las candidaturas, que en nuestros vecinos y nuestros ciudadanos.
—¿Qué opina al respecto?
—Que tenemos que solucionarle los problemas a las argentinas y los argentinos. Que está mal. No es que no tengamos que pensar en el 2023, pero primero está el 2022, cómo seguimos desarrollando y potenciando nuestro país, cómo seguimos recuperándonos, cómo negociamos con el Fondo Monetario Internacional y cómo le mejoramos la calidad de vida a nuestros ciudadanos. Hacer negociar en inferioridad de condiciones con el Fondo Monetario Internacional a Alberto Fernández no le cambia, él va a seguir viviendo como vivía antes si deja de ser Presidente, pero hay millones y millones de argentinos que no van a vivir igual si no negociamos bien y esto es lo que yo no entiendo de las actitudes de la oposición, cuando anteponen los intereses políticos, personales o partidarios a las necesidades de la gente.
Me duele no poder llegar a un acuerdo estratégico para nuestro país entre todas las fuerzas
—Como ciudadano, ¿cómo ve al país?
—Bueno, lo veo saliendo de dos profundas crisis: una es la que nos dejó el gobierno anterior con un país endeudado y al límite de la capacidad social para soportar lo que estaba sufriendo, pero lo veo saliendo de esa situación, todavía tímidamente, pero con algunos indicadores que son muy positivos. Por ejemplo, cómo se va ampliando la capacidad instalada en nuestras fábricas, como se está reactivando toda la industria de la construcción, como van subiendo lenta pero sostenidamente la cantidad de puestos de empleo que se han generado en los últimos 8/12 meses, y veo también a un gobierno muy preocupado por tratar de solucionar un problema que nos limita y nos acorta las decisiones necesarias para la reactivación total del país, que es la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, donde debiéramos presentarle al mundo un país que está de acuerdo con salir de esta crisis. La segunda crisis no fue local, fue internacional: la pandemia, donde se paralizó la economía del mundo.
—¿Qué es lo que más le duele de la actualidad?
—A mí me duele no poder llegar a un acuerdo estratégico para nuestro país entre todas las fuerzas. Un acuerdo que haga que le vaya bien a este Presidente, pero que le vaya bien en ese acuerdo y en esa continuidad de política de estado al que venga, así no sea de nuestro propio partido político. Esos pactos que trasciendan a las personas y que trasciendan a los partidos políticos, para que de una buena vez, a este país, que tiene todo para triunfar le vaya bien. Tenemos que encontrar el esquema para dejar de lado esto de: “Qué hago para que le vaya mal a este que no es de mi partido político, así, dentro de 2 años, el que gobierna soy yo”. Tenemos que encontrar diez políticas de estado, que, sin importar quién gobierne, no se toquen.
No sé por qué no se da, también es cierto que a veces la ideología atraviesa más que la importancia que tiene nuestro propio país y nuestra propia ciudadanía. También tengo claro que nosotros no podíamos seguir con las políticas que hicieron que la gente dejara de votar al Macrismo, porque nos estaba yendo muy mal, porque se habían perdido 60 000 o 70 000 PyMES en el país, porque habían cerrado miles y miles de negocios y había que hacer un cambio. Ahora, este es el momento, incluso digo hasta en la postpandemia hay una reconfiguración mundial. Bueno, reconfiguremos la Argentina, vayamos al pacto económico-social que propone el Presidente, generemos políticas de Estado con el compromiso de que quienes ganen dentro de 2 años las vayan a continuar, porque transformar un país no se logra en 10 años. Hay que encontrar políticas de Estado que le den continuidad no al que gobierna, sino al pueblo argentino.
—¿Cómo ve la relación de Alberto y Cristina?
—Yo no la veo mal. Yo creo que es más una construcción de los medios opositores.
—Pero la carta que mandó Cristina, por ejemplo, no fue una construcción de los medios.
—No, no, dejame que termine de hablar. Lo digo porque, por ejemplo, cuando Lilita decía que Macri estaba rodeado de chorros, no se hacía la misma construcción que se hizo con la carta de Cristina. La carta existió, obviamente, no la voy a negar; la leí muchas veces.
—Y cuando la leyó, ¿qué pensó?
—No pensé que fuera un ataque hacia el Presidente. Es una Vicepresidenta no común, con dos mandatos como presidenta, con un fuerte liderazgo del espacio mayoritario de nuestro frente, tiene derecho a expresarse y eligió hacerlo de esa manera. Me parece que no le hablaba solamente al Presidente, le hablaba a todo el frente, interpeló a muchos. En un momento, en una de sus cartas dijo que hay funcionarios que no funcionan, entonces le habló a su electorado, como frente digo, nos interpeló a que nos entendiéramos mejor, que entendiéramos que esto era un frente y que no necesariamente teníamos que pensar igual en todos los temas, pero que sí teníamos que ponernos de acuerdo y ponernos a trabajar en los temas que son cruciales para el crecimiento y el desarrollo de la Argentina. Yo no veo que este tipo de cosas lesionen la relación, porque aparte Alberto la conoce desde hace años, yo creo que ni siquiera se sorprendió con la carta, porque seguramente se lo estaba diciendo desde hacía días atrás por teléfono o personalmente. Y esto no significa que gobierne Cristina, ahora tenemos una Vicepresidenta que tiene toda una historia, toda una trayectoria, todo un liderazgo y que forma parte de nuestro frente, que lo integran 8, 9, 10 partidos políticos, del cual también nosotros, el Frente Renovador, somos parte.
—¿Por qué está cerrado el Aeropuerto Internacional de El Palomar?
—Que esté cerrado el aeropuerto de El Palomar no es por una cuestión ideológica y digo esto porque me ocupé; yo lo primero que hice cuando agarré los planeamientos del nodo aéreo fue preguntar por qué cerramos el aeropuerto de El Palomar. Todos los integrantes del sistema del nodo aéreo, primero me dijeron que no estaba cerrado, porque en realidad para la Fuerza Aérea sigue operativo. No está operativo en lo que hace a las empresas comerciales, por dos motivos: primero porque tuvieron la opción de empezar a operar en Aeroparque, también pensemos que después vino la pandemia, pero, además, pasa algo muy importante, son áreas restringidas. La gente de ANAC me llevó al centro de control de monitoreo de lo que es el área metropolitana de los vuelos, es decir, el control aéreo, la seguridad aérea, allí me quedó claro cómo, teniendo Aeroparque, San Fernando y El Palomar, se cruzan los vuelos. Palomar quedaba en un lugar que hacía muy peligrosa las operaciones aéreas, incluso, vi informes de organismos internacionales que también observan esas cuestiones, donde indicaban justamente esto.
El segundo motivo es que, por la cantidad de vuelos que tiene la Argentina y por la cantidad de pasajes que se venden, no era necesario concentrar en cuatro lugares o tener, mejor dicho, cuatro lugares en el área metropolitana.
En conclusión, está cerrado, primero, por la seguridad operacional, segundo que las aerolíneas tuvieron la oportunidad de empezar a operar desde Aeroparque y desde Ezeiza, y el otro punto es que, el Palomar está en muy malas condiciones, lo cual tiene que ver con la seguridad operacional. La pista está con mucho deterioro y toda su infraestructura requeriría una inversión de $7 000 000 000, que el sistema decidió invertirlos en lugares donde no hay Ezeiza, no hay Aeroparque y no hay San Fernando, que solamente hay un aeropuerto para esa provincia y que, sin ese aeropuerto, esos habitantes de esas provincias no tienen cómo conectarse con el resto del país, ni el mundo, como por ejemplo el aeropuerto de Posadas.
—¿Qué opina acerca de que los pasajes al exterior no se pueden financiar con tarjeta de crédito?
—Me encanta pagar pasajes en cuotas. ¿A quién no? Ahora la Argentina tiene un problema muy serio: la falta de moneda extranjera para financiar eso y tenemos que ser muy cuidadosos, porque de nada nos sirve volver a vivir una irrealidad, donde eso se sostiene con más endeudamiento, porque es lo que pasó durante la época del presidente Mauricio Macri, podíamos pagar en cuotas, podíamos hacer que el Estado y el Tesoro Nacional girara esos dólares al exterior, pero se estaban financiando, sin que nos diéramos cuenta, con USD100 000 000 000 que hoy se fueron, justamente, en parte, en el turismo. Queremos que vuelvan, lo antes posible, las cuotas, y estoy convencido y seguro de que el Presidente, el Ministro y el presidente del Banco Central, también quieren que vuelvan los pasajes en cuotas, lo antes posible, pero estamos tomando una decisión que tiene que ver con la coyuntura que vive el país. Donde no tenemos las divisas necesarias y suficientes como para hacer frente al financiamiento en dólares del turismo, contra otras necesidades que tiene el Estado, que sí son imperiosas de sostener. Hay importaciones que, si o si tiene que realizar el país para la industria farmacológica, para la industria del transporte, para la industria automotriz, que también genera muchísimas fuentes de trabajo y si no tenemos esos dólares para esas importaciones, porque se nos fueron por turismo, en realidad estamos en un problema muy grande.
—Antes de hacerle la entrevista dos cosas me llamaron la atención de su biografía: la primera es que es profesor de adultos y la segunda que destaca que es la segunda persona abiertamente gay en ser elegido Ministro en la historia Argentina.
—¿Cómo mutó de profesor de adultos a ser ministro? y ¿qué opina acerca de que se exponga su elección sexual?
Respecto a lo primero, pensemos que son cosas que pasan en la vida, después de eso y de haber dado clases, abracé a la política como forma de vida y me trajo hasta acá de una manera impensada. Nunca soñé con ser Ministro, mucho menos de transporte, porque de última podría haber pensado en algún momento en ser Ministro de Educación.
Y la segunda, no tiene mucha importancia. Digo, cuando asume otro ministro o ministra no dicen: “Es una persona abiertamente heterosexual”. Bueno, es parte de las cosas que hay que asumir con naturalidad. Mi pueblo, el que me eligió en cuatro oportunidades para ser Intendente, nunca puso en valoración negativa esa cuestión, porque siempre gané las elecciones, incluso las intermedias, de manera muy favorable. O sea que me midió a mí como funcionario y no por lo que hacía en mi vida privada o con quién me gustaba vivir o con quién me gustaba estar en la cama.
—¿Cómo reaccionó su pareja cuando le contó que iba a ser ministro?
—Pobre Juan Manuel, la verdad es un gran sostén, me acompaña, esta acá en Buenos Aires, está cuando salgo de casa y esta cuando llego a casa, es muy compañero. Él siempre tuvo la actitud de acompañarme en todo, pero acompañarme. ¿Qué quiere decir esto? Nos mudamos a la Ciudad de Buenos Aires, y seguimos viviendo en el mismo departamento y juntos en Buenos Aires. Los fines de semana tratamos, no lo podemos hacer siempre, pero tratamos de ir a mi pueblo, allí vive mi madre de 81 años.
—¿Qué dice su mamá de tener un hijo ministro?
—Y bueno, se le caen las babas. Pero también extraña.
—¿Qué le pregunta?
—Vos sabés que yo nunca llevé la política a mi casa, al entorno familiar. Igual ella pelea con el televisor a rabiar.
—¿Se pelea?
—Sí, se pelea y mucho más si escucha alguna noticia que va en contra del nene, ni que hablar.
—¿Tiene papá?
—No, mi padre falleció hace algunos años, pero también me acompañó muchísimo en mis inicios de la carrera política.
—Para finalizar. Si tuviera que agradecerle su presente a alguien, ¿a quién sería?
—En términos familiares, obviamente, a mi pareja y a mi familia cercana, que no es muy grande. A mi vieja que me banca, pobre, a la distancia y disimula que me extraña, y bueno a Sergio Massa que me dio la gran oportunidad de mi vida, de demostrar el potencial que había en mí como político, más allá de la Municipalidad de General Pinto, a él un agradecimiento muy grande.
—No sé si está más emocionado por Sergio Massa o por su mamá.
—Por los dos.
Camara y fotos: Gastón Taylor.