Todo lo que puede salir mal, sale mal. Y todo lo que sale mal puede salir peor. Esa podría ser la consigna que rige la dura pelea interna en el Sindicato de Comercio de Capital, donde se enfrentan su titular, Armando Cavalieri, y el opositor Ramón Muerza, apadrinado por Hugo Moyano. Los incidentes de la tarde de ayer en Parque Norte confirman que el conflicto se agravará y abren interrogantes sobre nuevos hechos de violencia antes de las elecciones del gremio, el 10 de diciembre de 2022.
Una asamblea general ordinaria para aprobar la memoria y balance del sindicato se convirtió en el escenario anticipado de una de las disputas sindicales más encarnizadas que signará el año próximo y que vuelve a poner sobre el ring a dos añejos contendientes, Cavalieri y Moyano, jugados a todo o nada para quedarse con el trofeo de una organización clave: es importante en sí misma por la relevancia de la actividad y porque es la llave para liderar la Federación de Empleados de Comercio (FAECYS), el sindicato más numeroso del país y el que aporta más delegados al congreso de la CGT.
Cada sector tiene su versión sobre los graves hechos de ayer por la tarde e incluso se intercambiaron denuncias ante la Justicia. Unos y otros se acusan de tener barrabravas en sus filas. El problema es político, obviamente, y ninguno está dispuesto a ceder un milímetro. Cavalieri asumió en Comercio Capital en 1985 y, con ocho mandatos consecutivos desde entonces, es uno de los dirigentes del top ten de los sindicalistas beneficiados por la reelección indefinida. La duda es si el año próximo irá por otro período, aunque algunos no lo creen porque tiene 85 años. Todo indica que su delfín es Carlos Pérez, secretario de Asistencia Social del gremio y titular de OSECAC, la obra social mercantil.
Muerza, de 55 años, fue secretario de Organización de Comercio Capital durante tres mandatos consecutivos hasta que, convencido de que no iba a llegar tan fácilmente a jefe del sindicato, se convirtió en el referente de la oposición a Cavalieri. Lo enfrentó por primera vez en los comicios de septiembre de 2018, donde perdió por 461 votos (él dice que fueron sólo 200) en un proceso electoral caracterizado por las denuncias cruzadas en la Justicia por supuestas irregularidades.
El opositor de Cavalieri proviene de los supermercados Coto, donde fue elegido delegado en 1986 y desde hace años es delegado general. Es sabido que forjó una excelente relación con Alfredo Coto, el dueño de la empresa (en broma les dicen que son padre e hijo), y en 1992 entró al Sindicato de Comercio de Capital como tercer vocal titular. El año pasado, en plena pandemia, Muerza recibió un llamado de Moyano: el líder camionero le ofreció apoyo para disputarle el poder a Cavalieri.
El enlace entre ambos sigue siendo Facundo Moyano, el ex diputado y secretario adjunto del Sindicato de Peajes, quien alienta la conformación de listas opositoras en gremios conducidos por rivales al moyanismo. Sucedió en 2013 en la Asociación Argentina de Aeronavegantes, donde su aliado Juan Pablo Brey le ganó al kirchnerismo, y cuando apadrinó al flamante titular del Sindicato de Empleados Textiles (SETIA), José Minaberrigaray. Su más reciente alegría fue haber apoyado a su amigo de la infancia Pablo Santín en las elecciones de la seccional Mar del Plata del Sindicato de Gastronómicos, en donde se impuso a Nancy Todoroff, la candidata auspiciada por Luis Barrionuevo.
Hay un dato de la influencia moyanista en la interna de Comercio que inquieta: ¿qué actitud tomará Pablo Moyano, cotititular de la Confederación General del Trabajo (CGT)? ¿Respaldará a Muerza como su papá y su hermano, lo que significa involucrar a la central obrera en una pelea sectorial, o se mantendrá neutral en la feroz pelea mercantil? ¿Dirá algo sobre este tema que involucra a su familia?
Está en juego mucho más que el principal sillón de un sindicato de 60.000 afiliados. Moyano tiene en la mira a Cavalieri desde los años 90, cuando el camionero combatía al menemismo y el líder de Comercio estaba alineado con el presidente surgido de La Rioja. Con la llegada de Néstor Kirchner al Gobierno, Moyano se convirtió en el socio privilegiado de la Casa Rosada y en los conflictos de encuadramiento con el sindicato mercantil consiguió el aval oficial para quitarle afiliados: hasta 2011, le “robó” 26.000.
En aquel mismo año, como ahora, Moyano apoyó una lista opositora a Cavalieri que postuló a Oscar Nieva como candidato a secretario general. En aquella época, el camionero apoyaba al kirchnerismo y por eso Nieva contó con el asesoramiento legal de Héctor Recalde, abogado de la CGT, y el entonces diputado kirchnerista Carlos Kunkel. Sin embargo, Cavalieri ganó los comicios y luego sumó a Nieva: hoy el ex opositor es secretario de Turismo, Recreación y Deportes de la Federación de Empleados de Comercio en representación de Capital, y, por esas paradojas del destino, Nieva presidió la asamblea de ayer en Parque Norte en la que se produjeron los incidentes.
El otro interrogante sobre esta disputa apunta directamente al corazón del poder oficialista: ¿qué hará el Gobierno ante la creciente tensión entre Cavalieri y Muerza? ¿Alberto Fernández se mantendrá prescindente o se inclinará por el candidato auspiciado por su amigo Moyano? Para colmo, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, tiene como uno de sus principales asesores a Alberto Tomassone, el abogado que acompaña a Cavalieri en Comercio desde hace décadas. Es difícil. Y el Presidente sabe que cualquiera que se meta en un conflicto tan inflamable terminará chamuscado.
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