Está todo clarísimo: la CGT que tiene entre sus líderes a Pablo Moyano respaldó esta mañana a Armando Cavalieri por los incidentes de la asamblea del Sindicato de Comercio Capital, que fueron protagonizados por el opositor Ramón Muerza, respaldado por Hugo y Facundo Moyano.
¿Hay una pelea familiar entre los jefes de Camioneros? Lo único cierto, y políticamente explosivo, es que la central obrera hizo público que “repudia firmemente los actos violentos y vandálicos provocados por una agrupación opositora a la conducción del Sindicato de Comercio ocurridos en el día de ayer 22 de diciembre en Parque Norte” y calificó a los partidarios de Muerza de “un grupo de compañeros e infiltrados equivocados que, violentando todos los preceptos estatutarios, intentó ingresar por la fuerza agrediendo verbal y físicamente a trabajadores y jubilados de la organización hermana”.
“La conducción del sindicato que fuera elegida por la voluntad soberana de los afiliados y afiliadas, cumpliendo sus obligaciones estatutarias, convocó a sesionar al máximo órgano institucional de la organización en una clara demostración del funcionamiento democrático del sindicato”, dice el texto.
La declaración agrega: “Desde la CGT condenamos todo acto de violencia que afecte la vida institucional de cualquier organización sindical: las diferencias programáticas, ideológicas o políticas entre agrupaciones o afiliados deben dirimirse en el debate democrático interno de cada gremio”.
“La fuerza sindical se expresa en el debate y la participación de todos los afiliados en la vida asociacional -añade-, y la violencia sólo debilita la acción sindical y es funcional a los intereses empresarios”.
Finalmente, la CGT que conduce Pablo Moyano desde un triunvirato termina adhiriendo al sindicalista que quieren desplazar Hugo y Facundo Moyano: “Expresamos nuestra solidaridad con todos los empleados de Comercio y con las autoridades electas que conducen el Sindicato de Comercio”.
En la conducción cegetista aseguraron a Infobae que Pablo Moyano estaba al tanto del comunicado y dio su aprobación para que se difunda. El texto incluso circuló en el grupo de WhatsApp del Consejo Directivo de la CGT y no hubo ningún reparo por parte del hijo mayor del líder camionero.
El clan Moyano siempre actuó en tándem, aun con sus estilo distintos, pero nunca como en este momento afloraron semejantes diferencias. Hugo y Pablo ya no parecen estar alineados en las mismas posturas. Facundo mantiene su estrategia en mayor sintonía con su papá. Hugo Moyano Jr., el abogado laboralista, funciona como una especie de puente entre sus parientes. Y ahora entró en escena Jerónimo, el hijo menor de Moyano y su actual esposa, Liliana Zulet, cada vez con más protagonismo en el Sindicato de Camioneros y en el Club Independiente. Karina, una de las hijas mujeres del ex titular de la CGT, sigue como secretaria de la Mujer en la Federación y tiene una intensa actividad en el Partido de la Cultura, la Educación y el Trabajo (CET), fundado por su papá.
La pelea en el Sindicato de Comercio Capital expuso más las diferencias familiares. Fue Facundo quien se acercó el año pasado a Muerza, el opositor de Cavalieri, y luego lo reunió con el líder camionero. La apuesta fue apoyarlo para intentar que gane las elecciones del 10 de diciembre de 2022: se trata de un gremio importante, de 60 mil afiliados, clave por el peso de la actividad mercantil y porque quien lo conduzca puede aspirar a manejar la Federación de Empleados de Comercio (FAECYS), el sindicato más numeroso del país y el que aporta más delegados al congreso de la CGT.
Ese poder es el que pretende tener en el futuro el moyanismo para romper la hegemonía que mantiene en el congreso de la central obrera el sector de “los Gordos”, que integran Cavalieri y Héctor Daer (Sanidad), y los “independientes”, Andrés Rodríguez (UPCN), Gerardo Martínez (UOCRA) y José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), quienes, aliados, siguen reteniendo el control de la CGT.
Hace 24 horas, la asamblea general ordinaria convocada por Cavalieri en Parque Norte fue interrumpida por un grupo de afiliados encabezado por Muerza y se produjeron incidentes, que incluyeron empujones, golpes, enfrentamientos de activistas sindicales con efectivos policiales en la calle y un caos de tránsito en la zona del Aeroparque y de la Ciudad Universitaria.
Muerza denunció que el oficialismo del sindicato no dejó entrar a los afiliados que llegaron con él mediante policías y patovicas, mientras que cerca de Cavalieri acusaron al opositor de llevar barrabravas y hacerlos ingresar al salón por la fuerza. Fue apenas un pequeño ejemplo de lo que puede pasar a lo largo de 2022 en esta pelea tan decisiva por el control de Comercio Capital. Y puede ser menos relevante incluso que lo que puede pasar entre los Moyano en el Sindicato de Camioneros si se profundizan diferencias como las que dejó en evidencia el sugestivo comunicado de la CGT.
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