Durante las últimas jornadas, diversos medios internacionales relacionados con la defensa confirmaron que finalmente Argentina habría apostado al reequipamiento de su aviación militar con el reconocido sistema de armas supersónico de origen surcoreano FA-50.
Incluso, esa versión fue replicada en diversos espacios relacionados con la defensa nacional, pero terminó siendo desmentida cuando ante la consulta de Infobae autoridades del Ministerio de Defensa bajaron las expectativas de que se fuera a realizar de manera inmediata esa operación.
“Hay 5 propuestas en estudio en lo que a aviones de caza se refiere, los MI 35 de Rusia, los JF 17 de China, los F16 de USA, los LCA Tejas MkiA de India y los coreanos FA-50. Todos ellos integran un paquete que se encuentra en plena etapa de evaluación”, indicaron.
El pasado 3 de diciembre durante la recepción del patrullero oceánico (OPV) “Storni”, el ministro Jorge Taiana había asegurado a Infobae que estaban prontos a arribar al país una serie de aeronaves para la Fuerza Aérea Argentina y para la aviación naval.
En esa ocasión, el funcionario fue taxativo al hacer referencia al sistema de armas Súper King B-200 manifestó: “Argentina ha adquirido 12 unidades de este modelo de las cuales 10 pasarán a integrar el parque aéreo de la FAA y los 2 restantes serán afectados a la vigilancia y control marítimo que realiza la Armada”.
Vale recordar que a partir de enero/22 esta tarea será asumida por el nuevo Comando Conjunto Marítimo
La adquisición y modernización de material bélico para las 3 Fuerzas Armadas tienen en el presente dos fuentes de financiamiento: la primera es la tradicional asignación que se plasma en los diferentes presupuestos anuales que aprueba el Congreso Nacional; y la segunda, es el recientemente creado FONDEF (Fondo para la Defensa) que proviene de la afectación de de una porción de las rentas generales y que debe destinarse obligatoriamente a equipamiento y no gasto corriente (sueldos, pago de servicios o adquisición de consumibles).
El rechazo parlamentario que sufrió el proyecto de ley de presupuesto nacional que el oficialismo presentó para su tratamiento el pasado jueves obligarán necesariamente a poner en pausa algunas de las iniciativas previstas para 2022 según opinan los principales analistas militares del país.
A mediados de setiembre de 2021, con el borrador del presupuesto en pleno análisis, quedó expuesta la asignación de una partida presupuestaria de U$S 664 millones para la compra de las aeronaves chinas antes mencionadas ( JF-17).
La enunciación con “nombre y apellido” del sistema de armas presuntamente escogido por las autoridades militares y civiles de Defensa generó un importante malestar no solo entre los miembros de la comisión de presupuesto sino además entre los representantes comerciales y diplomáticos de los países involucrados en la compulsa internacional en curso.
Desde el Edificio Libertador -sede del Ministerio de Defensa- se aclaró que había sido un error en la carga de datos y que el mismo fue subsanado en forma inmediata.
Por otra parte el Secretario de Asuntos Internacionales para la Defensa, José Francisco Cafiero, acaba de finalizar una gira por Rusia en compañía de altos mandos de la Fuerza Aérea durante la que se evaluó la eventual adquisición de material de ese origen .
Voces críticas dentro mismo de las filas castrenses se elevan en contra de la predilección de la actual gestión de gobierno por la adquisición de material proveniente de países como China o Rusia. Sin embargo, no es un dato menor la existencia de severas limitaciones que Argentina posee a la hora de adquirir material bélico extranjero por el embargo dispuesto contra el país por Gran Bretaña a partir del fin de la guerra de Malvinas. Esto obliga necesariamente a buscar provisiones en países extra OTAN.
Como funciona el embargo británico
Las consecuencias del embargo británico a la compra de sistemas de armas por parte de Argentina se manifiestan de varias formas.
La más directa es la negativa a la venta de equipos producidos por la industria militar de la corona. Así por ejemplo desde hace años Argentina no puede recuperar una pieza fundamental para el funcionamiento del destructor “Heroína” la que fue reparada por la firma David Brown Gear System pero que no es liberada por el gobierno inglés para su retorno al país. Para incrementar la gravedad del tema, la empresa reclama más de U$S 250.000.- en concepto de honorarios por depósito del material.
La otra vía por la que un embargo de armas se hace efectivo, es presionando o directamente prohibiendo a fabricantes o proveedores de terceros países para que se abstengan de vender equipamiento que tenga entre sus componentes a alguno de origen británico. De no cumplirse este requisito se interrumpe la provisión de repuestos de ese origen al proveedor en cuestión.
La tercer forma -y la más efectiva- es la coerción a distintas naciones para que no le vendan productos militares al país so pena de reconsiderar la compra de materiales producidos por cualquier proveedor perteneciente a la bandera que abastezca a Argentina.
Fuentes de la Fuerza Aérea Argentina sostuvieron ante Infobae que para el caso de los supuestamente adquiridos FA-50 de Corea, los asientos eyectables marca Martín Baker son de origen británico lo que literalmente los deja fuera de carrera.
Durante la gestión de Oscar Aguad al frente del Ministerio de Defensa se adquirieron a muy bajo precio 5 aviones caza Super Étendard, pero al encarar las tareas de puesta en servicio, se comenzaron a buscar alternativas para la adquisición de algunos elementos de origen británico como-por ejemplo- los cartuchos impulsores de los asientos eyectables los que a pesar del origen francés de los aparatos, son británicos.
Distintas alternativas y ofertas han sido evaluadas pero por ahora las aeronaves están inoperables sin fecha cierta de activación.