El primero en hablar fue el ex gobernador de San Juan y ex presidente del PJ Nacional, José Luis Gioja. Un referente histórico y muy querido en la Cámara de Diputados. Mientras esperaban que se sirva el asado con el que el Alberto Fernández agasajó al bloque de diputados del Frente de Todos, lo miró al Presidente y le planteó su apoyo para que sea relecto en el 2023. Se lo dijo ante 128 diputados y funcionarios presentes.
Le contó que todos los legisladores habían leído sus declaraciones acerca de la voluntad de buscar la reelección, lo respaldó y le planteó que, según su interpretación, las condiciones que se autoimpuso eran el crecimiento de la economía y la recuperación del empleo. “Eso quiere decir que al país le va a ir bien, entonces a nuestra gente le va a ir bien. Si es así, al peronismo le va a ir bien en el 2023″, resumió.
En la cabecera de la mesa lo escuchaban con atención, además del Jefe de Estado, el presidente de la Cámara de Diputados, Sergio Massa; el titular del bloque oficialista, Máximo Kirchner; la vicepresidenta del bloque, Cecilia Moreau; la legisladora camporista Paula Penaca; y el Jefe de Gabinete, Juan Manzur. Sobre las esquinas estaban sentados el Secretario presidencial, Julio Vitobello, y los ex gobernadores Sergio Casas, José Luis Gioja y Rosana Bertone.
En la extensa mesa había más de 120 legisladores. Algunos faltaron con aviso por estar en sus provincias. Todos dejaron los celulares en la puerta de entrada. Recién los volvieron a recoger a la 1 de la mañana, cuando terminó el encuentro y después de que muchos de ellos dieran su parecer sobre el escenario que está planteado en el camino hacia el 2023, repasaran el año legislativo y discutieran lo sucedido con el Presupuesto.
El clima fue distendido. “Un encuentro necesario después de la sesión del Presupuesto del viernes”, aseguró uno de los presentes. La fallida aprobación del Presupuesto 2022 generó un clima enrarecido en las filas legislativas del peronismo, sobre todo después del discurso de Máximo Kirchner, que generó que se rompieran todos los puentes de diálogo con la oposición.
Esa tensión interna disminuyó durante el fin de semana y terminó por diluirse anoche. Existía la necesidad de que el buen clima vuelva a reinar otra vez en la coalición y fue lo que sucedió en la Quinta de Olivos. No fue una noche de reproches, sino de camaradería, para cerrar el año sin sobresaltos.
Cuando le tocó hablar, Alberto Fernández agradeció la tarea hecha por el bloque del Frente de Todos, cuestionó a la oposición por lo que consideró que fue la obstrucción del Presupuesto. Asimismo, sostuvo que fue un accionar premeditado por parte de Juntos por el Cambio y que fue una actitud irresponsable.
Después le imprimió positividad a su mensaje, asegurando que se llegará a un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que el año que viene el país vivirá una etapa de recuperación económica.
También hizo una autocrítica por la lectura que hizo el Gobierno sobre el impacto de la gestión sanitaria para combatir la pandemia en las elecciones. “La seguíamos hablando a la gente de la pandemia y la gente ya no quería saber nada con eso”, reflexionó.
En la campaña previa a las PASO, en la Casa Rosada consideraban que cada vacuna podía implicar un voto y que la sociedad iba a valorar la gestión de la campaña de inmunización y el fortalecimiento del sistema sanitario. No sucedió y el golpe de la derrota en las urnas provocó un estallido interno en el Frente de Todos.
Fernández les agradeció las 63 leyes aprobadas durante el año, les dio la bienvenida a los legisladores que se incorporaron el 10 de diciembre y les propuso a todos que a partir del año que viene haya reuniones cada tres meses.
Después de escuchar a los legisladores que hablaron, les pidió que dejen de estar a la defensiva. Quiere bajar el nivel de confrontación. Finalmente, repasó algunos hechos de su gestión bajo la asfixia del coronavirus y la deuda generada por el gobierno de Mauricio Macri. Les pidió que ante el desánimo social por la pospandemia vuelvan a sus provincias y salgan a la calle, a militar y convencer, para volver a ganar en el 2023.
Durante su discurso dejó en claro un tema que es central en el peronismo. “Nunca voy a romper con Cristina. La unidad no está en discusión”, sentenció. Y luego explicó que existen diferencias dentro de la coalición, pero que no son un factor para partir el frente oficialista. Si bien le marca la cancha a la Vicepresidenta con sus apariciones públicas, Fernández siempre se encarga de dejar en claro que no hay margen para quebrar la alianza.
No fue casualidad que al final de la comida muchos legisladores se llevaran un afiche en el que estaban Alberto y Cristina juntos, junto a la inscripción: “Todos unidos triunfaremos. Frentetodismo al palo”. El mensaje de unidad estuvo pensado hasta en ese detalle.
Algunos legisladores lo tomaron de una mesa que estaba detrás de la cabecera y le pidieron al Presidente que se los firme, como fue el caso de José Luis Gioja, el ex gobernador de La Rioja Sergio Casas y la legisladora entrerriana Carolina Gaillard, que se llevó uno para regalarle a su amigo Nicolás Rodríguez Saá. Hubo afiches para todos.
A su turno, Sergio Massa marcó los objetivos para el año que viene y destacó la “unidad en la diversidad” como el valor que se debe resaltar dentro del Frente de Todos. También acompañó la línea de Alberto Fernández respecto al crecimiento económico que proyectan que tenga el país y aseguró que la oposición está atomizada debido a sus internas.
Otro de los oradores fue Máximo Kirchner que contó los pormenores de la negociación con Juntos por el Cambio por el Presupuesto. Dio detalles, buscando despejar dudas hacia adentro de la tropa que conduce en la Cámara baja. “Contó como le iban corriendo el mantel los de la oposición cada vez que les ofrecía algo”, resumió uno de los comensales.
Por último, les pidió no caer en provocaciones de la oposición y les agradeció el trabajo del año. Se llevó un aplauso de todos los presentes. En definitiva, fue una cena antigrieta.
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