Para la treintena de funcionarios porteños que participó del “retiro espiritual” en Luján, el balance de casi dos jornadas de deliberaciones a puertas cerradas, recluidos y casi sin consultar el celular, fue positivo. Pudieron escucharse, confraternizar, hacer un balance del último año, definir detalles de la gestión que viene y poner en claro una consigna: el proyecto presidencial de Horacio Rodríguez Larreta estará vinculado con un plan de mejoras concretas para los vecinos, pero requerirá de un equipo propio, diferenciado del que manejará la ciudad de Buenos Aires hasta 2023.
Las conclusiones llegaron durante el cierre del retiro, en la tarde del jueves, con un discurso del jefe de Gobierno que, aseguran, fue “claro y motivador”. Fue contundente en que apuntará a mejorar la administración porteña como una forma de dejar en evidencia cómo podría impactar a nivel nacional “el modelo larretista” en caso de ganar las elecciones presidenciales dentro de dos años.
Si bien los participantes se juramentaron en no contar lo que sucedió durante el encuentro, trascendieron algunos detalles. Todo comenzó el miércoles después del mediodía con palabras de Rodríguez Larreta, luego de que los funcionarios se fueron acomodando en los 30 cuartos individuales que tiene La Casa de María, una casa de retiros espirituales de la Comunidad SEA, fundada por Inés María Ordoñez de Lanús, ubicada en el partido de Luján, provincia de Buenos Aires.
Una vez que el jefe de Gobierno abrió la jornada, cada uno habló acerca de cómo se sentía y sus expectativas sobre la etapa que viene. Dicen que se lo vio muy participativo a Jorge Macri, el flamante ministro de Gobierno porteño cuya llegada entusiasma a Rodríguez Larreta por su experiencia y “volumen político”, pero que despertó crecientes recelos en el tradicional equipo larretista.
También estuvieron algunos integrantes del nuevo gabinete porteño, incluso algunos que todavía no asumieron, y funcionarios salientes. Entre ellos, la radical Inés Gorbea, quien asumirá como secretaria de Ambiente en reemplazo de Eduardo Macchiavelli; la ex diputada del PRO Carmen Polledo, quien ya debutó como subsecretaria de Relaciones Institucionales; el ex legislador porteño del PRO Agustín Forchieri, flamante subsecretario de Bienestar Ciudadano de la Ciudad y dirigente cercano a Diego Santilli, y Bruno Screnzi, el antecesor de Jorge Macri en el Ministerio de Gobierno.
En las distintas charlas que se sucedieron a lo largo del primer día, con mucha participación de los presentes, hubo una revisión del plan de gobierno de la Ciudad, que fue presentado por Felipe Miguel, jefe de Gabinete porteño, y luego un bloque donde se puso énfasis en los dos años de gestión que quedan y en donde los ejes pasan por el “mantenimiento y embellecimiento” de la Ciudad.
Pese a las restricciones por el recorte que dispuso el gobierno nacional a los fondos de la coparticipación, en Luján se ratificó que mantendrán las obras del Metrobus del Bajo y seguirá la tarea de transformación urbana mediante la puesta en valor del Casco Histórico de la Ciudad, que incluirá arreglo de las fachadas de los edificios, la mejora del alumbrado y de las veredas, además de una reprogramación de las recorridas de los colectivos. También confirmaron el nuevo corredor verde de 8 cuadras sobre la avenida Honorio Pueyrredón, que beneficiará a más de 80 mil vecinos.
Respecto del área de seguridad, habrá incorporación de tecnología para perfeccionar el sistema de videovigilancia: el objetivo es pasar al 75% de la Ciudad vigilada mediante cámaras y monitoreo (hoy es cerca del 60%) y que la capacitación de los policías pase de uno a dos años.
Más allá de las metas vinculadas con la gestión, hubo mucho espacio para debatir sobre política: el resultado de las últimas elecciones, la unidad de Juntos por el Cambio y, en particular, llevar adelante “un proyecto político con responsabilidad de Gobierno”, una forma eufemística de plantear cómo se pondrá en marcha la maquinaria del operativo “Horacio Presidente” para 2023.
Allí fue cuando se habló de “distribuir los roles” entre el plan presidencial y la administración de la Ciudad, con Jorge Macri como bastonero de la gestión y Santilli como armador político. Mucho de lo que se habló en el primer día se profundizó en la segunda jornada, del jueves, que arrancó a las 7 y terminó a las 17. Muchos trasnocharon porque se quedaron hablando luego del asado que compartieron la noche anterior y al día siguiente necesitaron refuerzo de café para despabilarse.
Falta mucho para 2023, pero, a partir del “retiro espiritual”, el larretismo confirmó que el objetivo político está más firme que nunca y que llevarlo adelante será mucho más que una cuestión de fe.
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