Lejos del bajo perfil que adoptó en el período de repliegue entre las dos elecciones legislativas, Alberto Fernández analiza desembarcar por tercera vez en cuatro semanas en la Plaza de Mayo, con un acto político. Planea realizarlo frente al Cabildo, en homenaje a las víctimas de la represión durante el estallido de la crisis de diciembre de 2001. Sin embargo, no se descarta trasladar la ceremonia a Olivos. Para el mismo día está previsto un amplio despliegue de los partidos y agrupaciones de izquierda que protestan contra el Gobierno prácticamente desde el comienzo -con mayor fuerza desde que se levantaron las restricciones a la circulación- y que llevarán la bandera de resistencia al pacto con el FMI como principal reivindicación.
La conmemoración, organizada por la Presidencia y los movimientos sociales afines al Gobierno, tendrá lugar el lunes 20, cuando se cumplan dos décadas del pico de los disturbios donde fallecieron 38 personas en todo el país durante los enfrentamientos con la policía. Alberto Fernández descubrirá una placa con los nombres de los fallecidos, acompañado por ministros y dirigentes sociales, así como por los allegados de las víctimas que realizan hace 20 años una ceremonia recordatoria al recorrer los sitios de homenaje a los caídos en distintos puntos del casco histórico porteño.
El acto presidencial se viene gestando desde el comienzo de diciembre, cuando los familiares fueron invitados por la Casa Rosada para participar de una reunión de reconocimiento. Participaron Marta Adelaida Almirón y Héctor Fernando Fiori, madre y hermano de Carlos Almirón; Adriana Ochoa, prima de Gustavo Benedetto; Marta Pinedo, expareja de Alberto Márquez, y María Arena, esposa de Gastón Riva. A la cabeza de una mesa en su despacho, ladeado por el secretario de Derechos Humanos y referente kirchnerista, Horacio Pietragalla Corti, Alberto Fernández les prometió a los activistas dar impulso a la ley, cajoneada hace años, que prevé una reparación económica por la responsabilidad que tuvo el Estado ante los violentos sucesos ocurridos en 2001.
El horario del acto del lunes no está definido, pero se proyecta para la tarde, a partir de las 16. Se espera que el jefe del Estado hile un discurso conmemorativo, pero cargado de simbolismo político, en un momento de crisis económica que se produce en simultáneo con las negociaciones con el FMI. “El Presidente quiere dar un mensaje de repudio a aquellos hechos y a lo grave de aquel momento social, y al mismo tiempo diferenciarlo de lo que está pasando ahora, para propiciar tiempos de paz”, dijo un ladero del primer mandatario.
De todas formas, no se descarta evitar la Plaza de Mayo y trasladar el homenaje a Olivos, para descartar eventuales choques o desmanes de la izquierda, que marchará masivamente el mismo día. “No es la idea provocar en un momento sensible, de recordación importante de un momento muy doloroso de nuestra historia”, dijo un funcionario, consciente de que la conmemoración está atravesada por la negociación del Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que el ministro Martín Guzmán busca cerrar antes de marzo..
La manifestación de los grupos de Unidad Piquetera -que conforman el Polo Obrero, Barrios de Pie, y el MST Teresa Vive, entre otros- empezará la noche previa -la del domingo 19-, con una vigilia en la Plaza de Mayo, y continuará por la mañana del lunes 20. El lema del acampe y la posterior marcha al Ministerio de Desarrollo Social no sólo será conmemorativo, sino que abordará también el rechazo al acuerdo con el FMI y a las políticas económicas que vienen reprochándole al Gobierno hace meses.
“La consigna que llevamos a 20 años del estallido es que el camino no es el ajuste, y es un no al FMI. Hay un paralelismo muy importante con lo que está pasando ahora. El 2001 sucedió justamente por el ajuste que llevaron adelante Cavallo y De la Rúa de la mano con el Fondo. Hay un vínculo directo con eso. Ahora el Gobierno dirá que este fondo es más bueno que el otro. Pero los resultados terminan en crisis significativas para el país. Establecemos una dirección directa entre el ajuste de entonces y de hoy y con FMI de siempre”, dijo con vehemencia un armador de la izquierda a Infobae.
El acto se produce mientras el tema de la violencia institucional sigue en el tope de la agenda política y social. Los grupos que protestarán mantienen, también, una postura muy crítica de la actuación del Estado a través de los ministerios de Seguridad que conducen Aníbal Fernández en la Nación, Sergio Berni en la Provincia de Buenos Aires y el opositor Marcelo D’Alessandro en la Ciudad. En especial tras la serie de crímenes contra jóvenes que murieron a manos de las fuerzas policiales de la Ciudad y de la Provincia y que pusieron una vez más el problema del gatillo fácil en el centro de la agenda pública.
Si el acto se realizara efectivamente en la Plaza de Mayo, se trataría del tercer desembarque de Alberto Fernández, en ese terreno político por excelencia. Las dos primeras fueron los actos partidarios por el Día de la Militancia, el 17 de noviembre; y por el Día de la Democracia y los Derechos Humanos, el 10 de diciembre. En el primero, organizado por los movimientos sociales y la CGT, fue el único orador. En el segundo, La Cámpora tuvo mayor protagonismo de la mano de la vicepresidenta Cristina Kirchner, quien brindó un mensaje de condicionamiento sobre los términos del acuerdo con el FMI.
No está confirmado si La Cámpora estará en el acto de próximo lunes. Por lo pronto, buena parte de la energía del kirchnerismo está puesta en la demorada y polémica asunción de Máximo Kirchner en el PJ bonaerense, que se hará efectivo en la Quinta de San Vicente pasado mañana.
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