La máxima dirigencia del PRO quedó dividida esta mañana por la reelección indefinida de los intendentes: hubo oposición de los referentes del partido a apoyar una ley que derogará los límites a la continuidad de los jefes comunales y no pudo acordarse una posición orgánica sobre el tema.
En un Zoom que se hizo hace quince días, la veintena de intendentes bonaerenses del PRO había votado en favor de acompañar la sanción de una norma que les permita ser reelegidos en 2023. Ahora, ante la negativa de la mayoría de los políticos del partido, se hará otra reunión virtual y no se descarta una rebelión. “Nadie sabe qué va a pasar, pero hay mucha bronca”, admitió un jefe comunal.
Las diferencias surgieron en una reunión ampliada de la Mesa Nacional del PRO que se realizó esta mañana en las oficinas de Mauricio Macri en la localidad de Olivos, que contó con la participación del ex presidente, Horacio Rodríguez Larreta, Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal, Diego Santilli, Cristian Ritondo, Humberto Schiavoni y los intendentes Jorge Macri (Vicente López, en uso de licencia), Néstor Grindetti (Lanús), Diego Valenzuela (Tres de Febrero), Julio Garro (La Plata) y Ezequiel Galli (Olavarría). Faltaron varios que habían prometido su presencia, como Guillermo Montenegro (General Pueyrredón) y Héctor Gay (Bahía Blanca), entre otros.
Son 87 intendentes en total los que terminarán en 2023 su segundo mandato consecutivo y deberán dejar sus cargos en caso de que no se corrija la ley 14.836, aprobada a mediados de junio de 2016 a partir de un acuerdo entre la gobernadora Vidal y el Frente Renovador de Sergio Massa, que fijó a los jefes comunales un límite de dos mandatos, y una cláusula transitoria determinó que la gestión en curso en ese momento se contabilizaba como primer mandato. La norma también involucra a diputados, senadores, concejales y consejeros escolares de la provincia de Buenos Aires.
Por eso este año ya hubo 22 intendentes, mayoritariamente del Frente de Todos y Jorge Macri, del PRO, que pidieron licencia antes del 10 de diciembre para que legalmente se considere que no completaron su mandato de 2019 a 2023, por lo que dentro de dos años estarían nuevamente en condiciones de presentarse en las elecciones para volver a las intendencias que ocupaban.
El artículo que los habilitaría sostiene lo siguiente: “El Intendente y los Concejales serán elegidos directamente por el pueblo, durarán en sus funciones el término de cuatro (4) años y podrán ser reelectos por un nuevo período. Si han sido reelectos no podrán ser elegidos en el mismo cargo, sino con intervalo de un período”. Ese intervalo es la clave para regresar al poder.
Aun así, el Frente de Todos presentó a principios de diciembre un proyecto de ley que modifica el artículo que impide la reelección indefinida de los intendentes bonaerenses, luego de anticiparle al gobernador Axel Kicillof que se trataba de la mejor fórmula para superar los escollos legales.
La iniciativa fue impulsada por el diputado provincial del Frente de Todos Walter Abarca, quien sostiene que la elección del intendente municipal debe estar “determinada únicamente por el voto popular, universal, igual, secreto, libre y obligatorio de los vecinos del Municipio”.
En la UCR ya hay consenso para respaldar este proyecto, la Coalición Cívica lo rechaza y faltaba conocer la posición del PRO. Los intendentes del partido fundado por Macri decidieron apoyarlo, pero las autoridades de la agrupación organizaron el encuentro de esta mañana: Macri, Rodríguez Larreta, Bullrich, Vidal, Santilli, Ritondo y Schiavoni rechazaron toda variante de la reelección indefinida.
Molestos, los jefes comunales del PRO sienten que quedarán en una posición desventajosa respecto de sus pares del Frente de Todos, que gradualmente se tomaron licencia para ocupar cargos en la gobernación bonaerense o en el gobierno nacional y así quedar habilitados para volver en 2023.
Incluso, según protestan, si no se corrige la ley actual se permitirá una desviación que igualmente garantiza la reelección indefinida: si ya tuvieron cuatro años como intendentes, en el segundo período pueden designar como primer candidato a concejal a un pariente o a un amigo, de forma tal que si se van a los dos años con una licencia o renuncia, dejan a alguien de confianza en el cargo y ellos pueden competir nuevamente por otro período de cuatro años, y repetir este esquema eternamente.
En el PRO, el ala política entiende que esa maniobra es un problema, pero podría evitarse de manera sencilla corrigiendo la reglamentación de la ley y se afirma que los intendentes pueden tener sólo dos mandatos y que se consideran cumplidos si asumieron el primer día del segundo período.
Una de las más firmes opositoras a la ley que promueve el Frente de Todos es Vidal, una postura previsible porque fue impulsada por ella durante su gobernación y se convirtió en una bandera política. Santilli se pronunció públicamente sobre el tema (“la reelección indefinida es algo que no nos hace bien como sociedad”, dijo la semana pasada), aunque la bronca de los intendentes del PRO puede complicarle los planes para sumar aliados a su proyecto de ser gobernador en 2023.
Los matices en el PRO sobre este tema aparecieron la semana pasada, cuando Jorge Macri pidió licencia en Vicente López para asumir como ministro de Gobierno porteño, aunque todavía no confirmó si efectivamente volverá a competir por la intendencia en 2023. Grindetti, por su parte, ya anunció que no seguirá al frente de Lanús cuando finalice su mandato y su candidato a sucederlo dentro de dos años será Diego Kravetz, jefe de Gabinete y responsable de Seguridad del municipio.
Ahora, la dirigencia política del PRO se prepara para una posible resistencia de sus intendentes, pero no hay ningún plan para contenerlos y evitar que estalle una crisis profunda. Entre los jefes comunales hay ánimo de pelea: “Somos de acatar la verticalidad -advirtió uno de ellos a Infobae-, pero cada uno de nosotros tiene un diputado o un senador y eso nos permite llegada a la Legislatura. En el partido hay gente que maneja una estructura nacional y que no tiene nada de empatía con lo territorial y provincial, que es precisamente lo que te hace ganar o perder una elección”.
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