El gobierno nacional afrontará, a partir de este lunes, una semana de alto voltaje político cruzada por un cambio relevante en la geografía del Congreso y los resultados que vayan generando las múltiples reuniones entre la misión argentina, conformada por integrantes del Ministerio de Economía y el Banco Central, y el FMI, que tienen como objetivo avanzar en la negociación por la restructuración de la deuda externa. Además, en el final de la semana aparece un nuevo acto político en la Plaza de Mayo, que podría ser el reencuentro público de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
Esta semana empezará un nuevo tiempo en la política argentina enfocado en el Congreso de la Nación. El martes jurarán los 127 diputados que fueron electos en los últimos comicios, y el jueves lo harán los 24 senadores. En esa lista aparecen nombres propios con peso específico dentro del arco político nacional. Dirigentes con proyecciones nacionales para el 2023 y que buscan aumentar su poder de fuego desde los pasillos parlamentarios. Dirigentes que cambiarán el mapa de poder interno de las dos cámaras y las negociaciones de la Casa Rosada con la oposición y las provincias.
En la bancada oficialista de la Cámara baja aparecerán Victoria Tolosa Paz, que en dos años quiere ser candidata a intendenta de La Plata, y Leandro Santoro, el asesor de Alberto Fernández que quiere pisar fuerte en la Ciudad de Buenos Aires y podría disputar la candidatura a Jefe de Gobierno porteño con el ministro de Turismo, Matías Lammens, quien desea volver a competir por la alcaldía.
En Juntos por el Cambio resaltan los nombres de María Eugenia Vidal, que se proyecta como una posible candidata a la Jefatura porteña, además de una voz de peso en el esquema de poder opositor; Diego Santilli, que quiere ser candidato a gobernador de Buenos Aires; Facundo Manes, que se convirtió en una figura clave de la renovación radical; y Emilio Monzó, que será uno de los nombres fuertes del peronismo en la oposición y que tiene línea directa con el presidente de la Cámara, Sergio Massa.
También el radical Martín Tetaz, que quiere ganar terreno en la coalición de la mano de su discurso económico; el histórico Ricardo López Murphy, que pretende hacer valer sus votos, provenientes de la derecha, dentro de Juntos por el Cambio; el cordobés Rodrigo De Loredo, que es un empujado por un sector del radicalismo para ser uno de los líderes de la pelea que busca llevar adelante de la UCR para tener mayor centralidad y poder dentro de Juntos por el Cambio; y el ex ministro del Interior, Rogelio Frigerio, que buscará ser candidato a gobernador de Entre Ríos dentro de dos años y una voz peronista de peso en el esquema opositor.
En el Senado el nuevo tiempo político quedará marcado a fuego. Por primera vez, desde el retorno a la democracia, el peronismo perderá la mayoría en la Cámara alta. Cristina Kirchner tendrá que comandar una cámara en la que el Frente de Todos estará obligado a negociar con la oposición para tener quórum y para lograr la mayoría en las votaciones. Además, tiene por delante la posibilidad de que un grupo de legisladores arme un nuevo bloque y disminuya el poder del espacio que lidera el formoseño José Mayans.
En la Cámara alta también aparecerán nombres que pueden cambiar el esquema de poder nacional en el 2023. En el peronismo sobresalen la llegada del periodista Marcelo Lewandowski, que en las proyecciones de la política santafesina es indicado como un posible sucesor de Omar Perotti, y del tucumano Pablo Yedlin, mano derecha de Juan Manzur y número puesto para ser candidato a gobernador del peronismo en Tucumán, donde permanece viva la disputa de poder subterránea entre el Jefe de Gabinete y el actual mandatario, Osvaldo Jaldo.
En Juntos por el Cambio aparece Luis Juez, que arrasó en las elecciones cordobesas y juntó credenciales para ser candidato a gobernador de Juntos por el Cambio en uno de los distritos electorales más importantes del país; el radical Alfredo Cornejo, que tiene aspiraciones presidenciales, y el pampeano Daniel Kroneberger, que ya compitió en el 2019 por la gobernación y quedó parado como el principal referente opositor en una provincia que el peronismo gobierna desde hace largas décadas, pero donde sufrió un duro revés en las elecciones legislativas.
Además, se suman a la Cámara de Diputados los liberales de la mano de José Luis Espert y Javier Milei, un espacio que sorprendió con su representación en las urnas y que tiene pretensiones de crecer de cara al 2023; y Florencio Randazzo, que será uno de los nombres propios que aparecen sin peso específico en el comienzo de la nueva era parlamentaria, pero que después, integrado al grupo donde confluyen el socialismo, el peronismo cordobés y el lavagnismo, puede terminar siendo un jugador importante para inclinar la balanza - tanto él como el interbloque que integrará - en las leyes importantes que busque sacar el Poder Ejecutivo.
Esa geografía nueva cambiará el diálogo del Gobierno con la oposición y las negociaciones entre la Casa Rosada y el Congreso, mediadas por Sergio Massa, Eduardo “Wado” De Pedro y Máximo Kirchner. En esa agenda aparecerán temas claves en el último mes del año como la ley de Fortalecimiento de la Sostenibilidad de la Deuda Pública, que, en definitiva, es el respaldo opositor concreto que debe tener el acuerdo con el FMI antes de firmarse. También la ley de Presupuesto y el paquete de leyes que para el Gobierno son muy importantes, entre las que están la ley Automotriz, la Ley de Electromovilidad, y la de Agroindustria.
Las negociaciones con el FMI cruzarán toda la semana. Una vez más. En Washington se encuentra un grupo liderado por un dirigente de confianza del ministro de Economía, Martín Guzmán, como lo es Sergio Chodos, el director por el Cono Sur ante el Fondo. El Gobierno busca acelerar el ritmo de la negociación en búsqueda de un entendimiento que llegue antes de fin de año y que perfile el cierre del acuerdo para el inicio del 2022.
En ese sentido, las novedades que lleguen desde Estados Unidos en el transcurso de la semana serán importantes para saber dónde está parado el país en el entramado de tira y afloje en el que se convirtieron las conversaciones con el FMI. Sobre todo luego de que el último viernes la titular de la entidad, Kristalina Georgieva, bajara la expectativa por un acuerdo rápido con Argentina al asegurar que “todavía queda mucho por hacer”.
Hasta aquí el presidente Alberto Fernández logró una interesante suma de apoyos para darle volumen y consistencia a la postura argentina frente al FMI. La última semana recibió señales de respaldo de la Confederación General del Trabajo (CGT), la Unión Industrial Argentina (UIA) y los movimientos sociales que están cerca del gobierno nacional. Además, brindó gestos claros de querer acordar con el Fondo a otros sectores del empresariado argentino e internacional con intereses en el país, que buscaban conocer detalles de la hoja de ruta oficial respecto a las negociaciones.
En el final de la semana, el viernes 10, el Frente de Todos prepara un acto para festejar un nuevo aniversario del regreso a la democracia y los dos años de gestión de Alberto Fernández. Será, en definitiva, una nueva movilización multitudinaria a la Plaza de Mayo para respaldar el segundo tramo de la gestión del peronismo en la Casa Rosada.
El acto podría servir como escenografía del reencuentro público entre el Presidente y la vicepresidenta, Cristina Kirchner. La última vez que se mostraron juntos fue en el cierre de campaña previo a las elecciones generales. La postal que quedó de aquella jornada en Merlo fue la de una relación fría y distante entre los compañeros de fórmula. Después vino la derrota festejada como un triunfo y el inicio de la segunda etapa de gestión con Alberto Fernández buscando centralidad y dando inicio a la construcción de una nueva estructura de poder dentro de la coalición oficialista.
La semana pasada Cristina Kirchner dijo que el Presidente “tiene la lapicera”, en lo que fue una definición política sobre quién manda dentro del Gobierno. Más que una verdad irrefutable, fue una muestra de buena voluntad de la Vicepresidenta en medio de la etapa de definiciones en las negociaciones con el FMI. La imagen y las palabras que queden del acto del próximo viernes serán claves para dilucidar cuál será el rumbo del Gobierno en el final del año y cómo quedarán los lazos de poder dentro del Frente de Todos.
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