Las elecciones en la Seccional Capital del Sindicato de Gastronómicos terminaron en un escándalo: se suspendieron en medio de acusaciones que se intercambiaron el líder del gremio a nivel nacional, Luis Barrionuevo, y su ex cuñado y jefe de la filial porteña, Dante Camaño. Cada uno culpó al otro de haber hecho maniobras para que no se hicieran los comicios y evitar una derrota, como haber llevado barrabravas ante la sede sindical de Salta al 1300.
La pelea amaga con profundizarse. Barrionuevo le anticipó a Infobae que, como titular de la Unión de Trabajadores del Turismo, Hoteleros y Gastronómicos de la Argentina (UTHGRA), se quedará con los 30 millones de dólares que tiene depositados la Seccional Capital: “Le voy a incautar todos los fondos porque son de la UTHGRA y no son de él”. La respuesta de Camaño a este medio preanuncia una guerra: “Sobre mi cadáver. No se los vamos a dar”.
Los gastronómicos votaron ayer las autoridades del sindicato a nivel nacional y en cada seccional del país. La de Capital es la más numerosa (quedaron 39.000 de los 64.000 afiliados que había antes de la pandemia, de los cuales sólo 20.000 hacen sus aportes y estaban en condiciones de votar). Y allí es donde se rompió una sociedad sindical, política y familiar de más de 40 años: todo comenzó cuando Barrionuevo se separó de la diputada Graciela Camaño, su esposa, madre de dos de sus hijos y hermana de Dante, y decidió auspiciar una lista opositora a su cuñado liderada por Humberto Ballhorst, ex secretario de Organización de la seccional porteña.
En el entorno de Dante Camaño destacan que con Barrionuevo hubo diferencias por el manejo de los fondos sindicales y deslizan que el jefe gastronómico quiere quedarse con los depósitos bancarios de la Seccional Capital, de unos 30 millones de dólares. Cerca de Barrionuevo se quejan de que su ex cuñado tiene problemas de gestión, perdió muchos delegados y dejó indefensos a los trabajadores durante la pandemia porque cerró el sindicato.
Los afiliados gastronómicos de Capital podían votar ayer en 360 grandes establecimientos y en la sede del sindicato, en Salta al 1300, donde el oficialismo camañista pidió al gobierno porteño un dispositivo de seguridad para prevenir hechos de violencia, con 60 efectivos policiales, grupos especiales de la fuerza, un carro hidrante y vallas antimotines. Por eso la cuadra del gremio amaneció con un clima de tensión y llena de activistas de ambos bandos. Tanto Barrionuevo como Camaño coincidieron en echarle la culpa al otro por haber llevado barrabravas y destacaron que están identificados en las filmaciones de las cámaras de seguridad del gobierno de la Ciudad.
El problema se inició cuando, según Barrionuevo, fiscales de la lista de Ballhorst quisieron entrar en el sindicato para controlar la votación y el personal de la Seccional Capital se lo impidió. “Vallaron, no permitieron que entraran nuestros fiscales y unos barrabravas vestidos con remeras amarillas sacaron las urnas por una puerta de atrás; fue un mamarracho”, denunció. Según el titular de la UTHGRA, en el lugar había dos veedores del Ministerio de Trabajo y un escribano que acreditaron las irregularidades y por eso la junta electoral nacional del sindicato -alineada con él- suspendió las elecciones porteñas y decidió intervenir la junta electoral de Capital.
Camaño, por su parte, sostuvo que aquella versión barrionuevista es “una mentira” porque la lista opositora “no tiene fiscales” y destacó que su ex cuñado quiere “evitar que se hagan las elecciones porque sabe que pierde”. “Creí que (Barrionuevo) iba a romper las urnas una vez que hubiera perdido, pero habrá pensado en hacer esta maniobra antes de aceptar la derrota -resaltó-. Ahora voy a ir a la Justicia para que se hagan las elecciones. No hay forma de que me gane. A veces parece que Barrabás gana, pero a la larga no gana y todos saben que va a perder”.
Barrionuevo también aseguró que quiere que se vote porque está seguro de la victoria de Ballhorst, su candidato, y amenazó a Camaño: “Le voy a incautar todos los fondos porque son de la UTHGRA y no son de él, que es un afiliado. Como en la UOM o en la UOCRA, está todo centralizado y el sindicato nacional les paga hasta a los dirigentes. Yo soy más aperturista: dejo que ellos recauden la cuota sindical y la cuota solidaria y yo les hago las obras y los tengo como bacanes. Si se portan mal, como Dante, les cierro la canilla”.
Camaño respondió de manera categórica: “Sobre mi cadáver. No se los vamos a dar”.
Mientras la batalla por la Seccional Capital tiene un resultado incierto y tiende a agravarse, Barrionuevo tuvo una amargura en la jornada electoral de la UTHGRA: en la Seccional Mar del Plata (la segunda en cantidad de afiliados después de la porteña), su candidata, Nancy Todoroff, no logró ser reelegida porque perdió en manos de Pablo Santín, un dirigente apadrinado por Facundo Moyano, secretario adjunto del Sindicato de Peajes. Ambos son amigos de la infancia, fueron a la misma escuela y tienen una sobrina en común, pero, sobre todo, para el hijo de Hugo Moyano se trata de otro avance en su armado para alentar la irrupción de nuevos referentes en los gremios.
El ex diputado dijo que Santín “se impuso en una elección difícil porque peleaba contra todo un aparato, contra todo el poder gremial-empresario que durante años abandonó al trabajador y miró para otro lado mientras se volvían más pobres y más precarizados”. Y anticipó que “se vienen cambios importantes para los trabajadores y para el movimiento obrero en general”. Es lo que sucederá en 2025 en el Sindicato de Gastronómicos: Barrionuevo les confió a sus allegados que iniciará su último mandato al frente de la organización que conduce desde 1985 porque quiere “disfrutar de la vida”. Cuando se jubile, si finalmente deja su puesto, habrá cumplido 83 años.
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