En la Argentina, la pandemia del coronavirus se cobró la vida de 116.517 personas. Casi el doble de las setenta mil que previó el ministerio de Salud de la Nación, por entonces a cargo de Ginés González García. Ese era el peor escenario previsto y así se lo habían informado al Presidente de la Nación, Alberto Fernández, quien decidió imponer una de las cuarentenas más largas del mundo. Las terapias intensivas, tanto públicas como privadas, se saturaron por la crueldad en la que derivaban los casos más graves. En los mapas sanitarios la mayoría de las provincias estaban pintadas en rojo. Las Unidades de Cuidados Intensivos estaban al noventa o cien por cien de ocupación. Al 27 de noviembre de 2021, y mientras los casos comienzan a aumentar de manera paulatina, la situación es diferente. La terapias atienden a pacientes con otro tipo de patologías y los enfermos por COVID-19, son minoría. Ante esta nueva realidad, ¿cuál es el perfil de los internados en terapia?
Para responder esa pregunta, Infobae solicitó información oficial a los ministerios de Salud de Nación, provincia de Buenos Aires y Ciudad de Buenos Aires.
En territorio bonaerense, la ocupación de camas de terapia intensiva en el área del AMBA es del 57% y en el resto de la provincia del 39%. El 25 de noviembre, y teniendo en cuenta los establecimientos públicos y privados, en el territorio bonaerense había 2.594 personas adultas internadas. De ellas, 251 -esto es el 9,7%- eran pacientes COVID-19 y 2.343 -90,3% restante- correspondía a otro tipo de patologías.
Una vez que el pico de casos de coronavirus comenzó a bajar en el país, y la vacuna comenzó a ser aplicada, la geografías hospitalaria comenzó a cambiar. Las camas que quedaban vacías en terapia comenzaron a ocuparse por otro tipo de enfermedades o traumas.
El hecho tuvo un fuerte impacto en el sector privado que comenzó a verse desbordado por un número de consultas que llegó a desbordar su capacidad. Las constas, según las regiones, aumentaron entre un 45 y un 65% si se las comparaba con las de 2020, según las estadísticas que manejan en CAPRESCO.
¿La razón? La pandemia -que aún persiste- alejó a los pacientes de las consultas médicas. Inclusive se abandonaron tratamientos, chequeos preventivos y hasta controles post operatorios.
Las especialidades más demandadas, según refiere a Infobae el médico Pablo Figueroa, “van desde reumatología, endocrinología asociada a diabetes descompensadas, cardiología, y pediatría”.
Esta situación, que también se vio reflejada en los hospitales públicos, derivo en el agravamiento de algunas dolencias que derivó en internaciones de urgencia. También en la demora de 90 a 120 días para realizar algunos estudios, tratamientos y consultas.
Según la Dirección Provincial de Hospitales, que depende del ministerio de Salud bonaerense, cuando se observan las internaciones a partir del diagnóstico primario registrado se observa que en las internaciones en la Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), se observa una fuerte preminencia de enfermedades respiratorias por COVID-19, que entre confirmados y sospechosos alcanzan los 266 casos y representan el 22,8% de las internaciones públicas. Esto es, complicaciones que tuvieron los pacientes dados de altas pero que quedaron con secuelas.
Las otras patologías registradas con mayor ocurrencia son: accidente vascular encefálico agudo, hemorrágico o isquémico, infartos agudos de miocardio, dolor precordial, traumatismos múltiples, insuficiencia cardiaca, disnea, insuficiencia respiratoria, angina inestable y, entre otras, dificultad respiratoria del adulto.
Si se analizan las internaciones de acuerdo con su distribución según el efector, se observa que las internaciones en los establecimientos de salud privados son 1.429, por encima de las 1.165 registradas en los hospitales públicos.
En términos porcentuales, las internaciones en camas UTI privadas representan el 55% y las públicas el 45%. El peso de las internaciones por complicaciones -por lo general respiratorias- derivadas del COVID-19 en el total de internaciones no muestra diferencias significativas entre un sector y otro: mientras que en el privado es del 10,2%, en el público es de 9%.
En la Ciudad de Buenos Aires la ocupación de camas de terapia por casos de COVOD-19 es menor aún. Según le informaron a este medio desde la cartera a cargo de Fernán Quirós, el sistema de salud aún sigue en alerta por la pandemia del nuevo coronavirus.
Desde que marzo de 2020 se incorporaron una 580 camas de terapia intensiva al sistema público de salud. Actualmente 16 de un total de 600 camas UTI destinadas a atender pacientes graves de COVID-19 se encuentran ocupadas, lo que significa un 2.7% de ocupación repartido en seis hospitales: Durand, Fernández, Muñiz, Pirovano, Tornú y Zubizarreta.
Sobre las unidades de terapia intensiva para otras patologías que no están relacionadas con la pandemia, 256 camas UTI se encuentran ocupadas repartidas entre todos los hospitales públicos. Si bien este número ha aumentado y disminuido en varias oportunidades a lo largo de este tiempo, el número se mantuvo estable dado que se trata de pacientes que requieren camas de terapia intensiva y su atención resulta indispensable.
Entre las principales causas de internación en las UTI sobresalen las enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebro vasculares, pacientes postquirúrgicos y de personas con politraumatismo.
Esta última causa tiene estrecha relación con accidentes de tránsito, los cuales se encuentran en alza producto del nivel de circulación que se encuentra a niveles prepandemia.
Durante buena parte del 2020 y en la ola de COVID-19 del primer semestre de 2021, los siniestros de tránsito en CABA descendieron considerablemente ya que el tránsito vehicular se había reducido por las restricciones impuestas durante la cuarentena.
A nivel nacional la ocupación de camas de terapia intensiva, tanto públicas como privadas es del 35,5%. De ese total, el 12% corresponden a casos graves de coronavirus.
La importancia de la vacunación
Sanitaristas como José López, Hugo Pizzi y Claudio Santa María, enfatizan que la vacunación es el principal factor para que el índice de mortalidad y las internaciones graves bajen de manera alentadora.
Pizzi aseguró también que las personas que padecieron coronavirus y después de su recuperación fueron vacunadas tienen “inmunidad permanente”, según numerosos estudios sobre los efectos de la vacunación.
Por esa razón piden a la población que se vacunen. En la provincia de Buenos Aires, en promedio, el 65,32% de la población completó el esquema de dos dosis. Pero cae de manera dramática entre los menores de 12 a 17 años. En esa franja etaria apenas el 41,8% recibieron la dos dosis. En la Ciudad de Buenos Aires la cifra de lo que completaron el esquema asciende al 79% de sus habitantes. La cifra de inmunizados en CABA asciende al 90% si se toma en cuenta a los que cursaron la enfermedad.
Fernán Quirós, el ministro de Salud porteño, advirtió que, para evitar los picos de casos y muertes, hay que intensificar el “esquema de refuerzo a partir del sexto mes” de aplicada la segunda dosis. Está demostrado científicamente que caen a partir de ese momento los anticuerpos protectores.
Teniendo en cuenta estos argumentos, ¿qué cantidad de internados en terapia intensiva por enfermedades derivadas del COVID-19 están vacunados y cuantos no?
En promedio tanto en los hospitales de la Ciudad de Buenos Aires, como en los bonaerenses, el 70% de los pacientes internados en terapia intensiva por coronavirus no están vacunados. Del 30% restante, más de la mitad recibieron una sola dosis.
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