El papa Francisco nombró al actual ministro de Economía, Martín Maximiliano Guzmán, nuevo miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, anunció hoy la Santa Sede en un comunicado.
La Academia, instituida en enero de 1994 por Juan Pablo II, se dedica a la promoción del estudio y el progreso de las ciencias sociales, sobre todo la economía, la sociología, el derecho y las ciencias políticas.
En lo que va del año ya son dos los argentinos que fueron seleccionados por el Sumo Pontífice para integrar dicha institución. El 19 de septiembre, el Secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, también fue designado en ese cargo.
El ministro Guzmán, de 39 años y ahora miembro ordinario de esta entidad vaticana, nació en La Plata el 12 de octubre de 1982, se licenció en Economía en la Universidad de su ciudad natal y se doctoró en la Brown University de Estados Unidos.
Fue elegido por el Papa “por sus competencias en ciencias sociales y por su integridad moral”, al igual que el resto de los académicos. Se trata de un grupo no inferior a 20 académicos y no superior de 40, que asesoran al Santo Padre en los temas antes mencionados.
Entre los actuales académicos está el primer ministro italiano y expresidente del Banco Central Europeo Mario Draghi, el sociólogo chileno Pedro Morandé y el argentino Marcelo Suárez-Orozco.
El objetivo de la institución es ofrecer a la Iglesia católica “los elementos para desarrollar su doctrina social, reflexionando acerca de la aplicación de la misma en la sociedad contemporánea”.
El nombramiento de Guzmán se produjo en un momento donde la continuidad del Ministro dentro del gobierno está atada a llegar al acuerdo con el Fondo, que además permita evitar una nueva crisis cambiaria. Las metas fiscales y monetarias, más otros compromisos que se asuman para los próximos años, definirán si el Gobierno es capaz de achicar por las buenas la brecha cambiaria y reducir gradualmente la inflación.
Los antecedentes no le juegan a favor. El acuerdo alcanzado con los bonistas fue un verdadero fiasco, que sólo pateó para adelante vencimientos pero fracasó a la hora de mejorar el clima financiero, ni calmó al dólar. Ahora se corre el mismo peligro: que el acuerdo con el Fondo consista exclusivamente en patear para adelante el problema de los pagos, sin sentar bases sólidas para encauzar una economía atada con alambres.
Mientras que su gestión es resistida por algunos sectores del kirchnerismo duro, Guzmán recibió un importante gesto de apoyo del Papa en la última reunión que mantuvieron en Roma, el 14 de abril, quien se mostró de acuerdo con los esfuerzos que está llevando adelante con el FMI, en busca de plazos más extensos para el pago de la deuda de 45 mil millones de dólares que ese organismo le concedió al país durante los últimos meses de la gestión de Mauricio Macri.
Además de desempeñarse como Ministro, Guzmán es asistente de investigación en la Universidad de Columbia, donde dirige el programa de Reestructuración de Deuda e integra el Institute for New Economic Thinking’s Taskforce. También es docente adjunto de la UBA y en la Universidad de La Plata y dirige el Journal of Globalization and Development.
Guzmán es discípulo del Nobel de Economía, Joseph Stiglitz (el preferido de vicepresidente Cristina Kirchner y de buena relación con Francisco), y desde el año 2012 empezó a estudiar los papers de Stiglitz sobre macroenonomía y deuda pública. El estadounidense siempre fue crítico de las recomendaciones de política del Fondo Monetario Internacional (FMI) y elogió abiertamente a Cristina Kirchner aun en los peores momentos de la gestión 2011-2015.
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