El silencio de Cristina Fernández de Kirchner también ordena. Y mucho más en su “quinta”, que es el Senado de la Nación. Ese silencio lo que ha hecho hasta ahora es abrir posibilidades; en especial, posibilidades de cambio.
La pérdida del quórum propio en la Cámara Alta cambió el escenario para el oficialismo porque, aunque muchos creen que el Frente de Todos no tendrá grandes dificultades para acceder al número necesario para sesionar, reconocen que no será lo mismo ya que ahora habrá que negociar.
Buena parte del éxito de esa tarea dependerá de quienes estén llevando adelante esas negociaciones. Ahí es donde aparecen los pequeños movimientos tectónicos en el bloque del Frente de Todos de la Cámara de Senadores.
Aunque los miembros de la Cámara Alta suelen mantener las discusiones internas con bajo perfil, hay una disputa por el sillón principal del bloque de la bancada oficialista que lentamente sale a la luz.
José Mayans, hombre con buena llegada a la Casa Rosada y de trato cordial con Cristina Kirchner, es el actual presidente del bloque del Fdt, pero podría perder ese lugar a partir del 10 de diciembre y una de las que -aseguran- se muestra interesada en ese lugar es Anabel Fernández Sagasti, que acaba de renovar su banca.
La senadora mendocina es señalada como una de las “preferidas” de Cristina Kirchner y desde hace tiempo se convirtió en una de las espadas del oficialismo en la Cámara Alta. Suele ser una de las voces encargas de responderle a la oposición y así se pudo en ver hace unos días atrás, cuando fue la señalada para cuestionar la posición de Juntos por el Cambio respecto de la aprobación de 116 DNU.
Una observación interesante: no sólo fue la elegida por su bloque como voz de réplica a la oposición, sino que fue la única legisladora oficialista que los diputados y senadores de Juntos por el Cambio escucharon antes de retirarse.
La mendocina, además de tener una muy buena relación con Cristina Kirchner y de ser la presidenta del PJ en su provincia, lo que la muestra como parte del armado del partido, está apostando fuerte a escalar dentro de La Cámpora. Tanto es así que para el Día de la Militancia abandonó un acto en su provincia para marchar en la primera fila de la columna que encabezaban Máximo Kirchner y el Cuervo Larroque rumbo a Plaza de Mayo.
“Anabel es la vicepresidenta del bloque pero forma parte de otra camada a la de Mayans y eso se nota. Son diferencias culturales pero también de estilos, de edades... y el Senado ya está dejando de ser ese lugar donde sólo encontrabas ex gobernadores de más de 60 años”, explica a Infobae un operador del PJ que entiende que si la mendocina “busca dar el zarpazo para ser presidenta del bloque, tiene con qué”.
Consultados por este medio, desde el entorno de la mendocina prefieren hacer silencio y no contestar. Pero a nadie se le escapa que renovó su banca y lo hizo por la provincia de donde oriundo Alfredo Cornejo, el ex gobernador que -aseguran- será el próximo presidente del bloque de Juntos por el Cambio.
“No está decidido, así como tampoco está cerrado qué comisiones se cederán a la oposición y quienes la presidirán. Algunos sectores ligados a La Cámpora presionan para que se realicen cambios, habrá que ver si eso es suficiente. Por ahora, todos hacen silencio”, agrega la misma fuente que tiene por costumbre transitar los despachos de los senadores pero “sólo los que están en el Palacio”.
El próximo 10 de diciembre se sumarán a la bancada oficialista, además de Anabel Fernández Sagasti, la electa senadora Lucía Corpacci y Guillermo Andrada por Catamarca, Carlos Linares por Chubut, Marcelo Lewandowski por Santa Fe, Daniel Bensusán por La Pampa, Carlos Espínola por Corrientes y Pablo Yedlin y Sandra Mendoza por Tucumán.
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