Ha empezado una nueva etapa en la Corte Suprema de Justicia, caracterizada por la renuncia de Elena Highton de Nolasco, la elección de Horacio Rosatti como presidente, y la conformación de cuatro miembros.
Los ministros coinciden en que el modelo de una Corte participativa, que inauguró Carlos Rosenkrantz, en la que no hay personalismos, ni un rol especial de la presidencia, llegó para quedarse.
Para los que miran desde afuera, este modelo es inestable porque cambian permanentemente las mayorías, como se observa en las sentencias que se han dictado en estos días: la magra suma de 73 fallos.
Por eso es interesante analizar las relaciones internas.
Un aspecto claro es el protagonismo de Juan Carlos Maqueda, al punto que muchos llaman a esta “la Corte de Maqueda” y no la “Corte de Rosatti”. Ambos términos son ficciones, justamente por el modelo cooperativo actual, pero es cierto que Maqueda decide muchas cuestiones. En gran medida ello ocurre porque fue Maqueda quien propuso a Rosatti, decidió que se votara a sí mismo, y lo debilitó. Esa dependencia en el origen continuó en el ejercicio, ya que Maqueda lo cita a Rosatti todos los lunes a su vocalía y allí se deciden los lineamientos que desean ver aprobados.
Por lo tanto, es importante saber qué piensa Maqueda. ¿Cuál es la idea de Maqueda sobre la Corte?
Por empezar, no desea que la Corte tenga vínculos con los jueces. Rosatti, por el contrario, quiere tener relaciones con los jueces. En sus primeros movimientos, ha visitado la Asociación de Magistrados y ha intentado algunos acercamientos con jueces federales. La respuesta fue protocolar y fría, porque no olvidan que, en su asunción, Rosatti declaró que eran mala palabra y nunca los recibió.
El bajo perfil que Maqueda ha cultivado durante años motivó algunos roces con Rosatti. No le gustó que éste apareciera con cierto “personalismo” en la tapa de un semanario y mucho menos que permitiera una cobertura especial en el casamiento de su hija en Santa Fe y saliera en revistas de moda.
Por otro lado, ha hecho saber su molestia porque Rosatti llevó a diez personas y tres vehículos de la Corte para el casamiento de su hija en Santa Fe; algo que nunca ocurrió en el alto Tribunal ya que se trata de un tema privado y no institucional.
Para entender al Maqueda actual, es necesario entender que cumple 72 años en diciembre y que se debe retirar a los 75. Ha manifestado que el prestigio de la Corte se lo llevó siempre Ricardo Lorenzetti y que ahora él quiere retirarse con honores. Por eso hace trascender su protagonismo, dice que es un “presidente de hecho” y habla permanentemente con periodistas y políticos.
También quiere que la Corte saque fallos importantes, pero se encuentra con una dificultad porque las mayorías que se formaban con Maqueda, Lorenzetti y Rosatti, ahora son difíciles. Y a Rosenkrantz le cuesta sumarse a esta nueva dinámica.
Pero lo que más le preocupa es el problema de la Obra Social, que lo afecta directamente y que es un serio obstáculo para recuperar prestigio. En un principio se pensó que era un asunto de peleas internas con Lorenzetti, pero el tema está creciendo por varias denuncias presentadas relativas a licitaciones de empresas cordobesas. A ello cabe agregar la campaña que hacen los gremios y las asociaciones, enojados porque no han sido escuchadas sus propuestas, más la gran cantidad de conflictos internos en la propia obra, y el temor de los empleados y funcionarios, que empezaron a difundir todo tipo de información. Más preocupante aún es que los jueces y fiscales sienten que se los ha defraudado.
Para Maqueda es, además, un tema personal, porque tiene a gran parte de su familia y empleados de su vocalía afectados. Es altamente probable que sean citadas a declarar su sobrina María Guadalupe Burgos, que es tesorera de la Obra Social o su secretaria privada, Maribe Bonucelli, por la creación de un sector VIP de afiliados. La desesperación es tal, que la esposa de Maqueda, María Belén Ferrer Deheza, habría llamado por teléfono a Aldo Tonón, actual director de la Obra Social, para decirle que era un traidor a su familia porque quedaron involucrados en problemas legales y no los defendió adecuadamente. Como puede verse, el problema de la Obra Social se ha transformado en un verdadero nido de rumores que afectan personalmente al ministro.
Estos problemas complican el funcionamiento de la Corte. Hasta ahora, los cuatro jueces han intentado ponerse de acuerdo en temas vinculados al funcionamiento administrativo y judicial con resultado dispar.
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