Patricia Bullrich consideró que que “hay que cambiar la concepción retrógrada” del modelo sindical argentino porque permite que haya “más sindicatos que trabajadores” y criticó que “los cargos sean hereditarios, de por vida: el padre le deja el sindicato al hijo como si fuera una empresa familiar”, en una clara alusión a Hugo y Pablo Moyano, entre otros dirigentes.
“A la CGT tenemos que romperle el monopolio de la representatividad”, dijo la presidenta del PRO durante la inauguración de la sede de la Confederación de Trabajadores y Empleadores (CTE), una organización que integra en un mismo espacio a sindicatos pequeños y a pymes y en la que sus miembros se llaman a sí mismos “Los Flacos” para contraponerse a “los Gordos” de la CGT.
Las oficinas de la CTE están ubicadas en un piso 13 de un flamante edificio de la avenida Santa Fe y Agüero, en Recoleta, donde hablaron Bullrich y Marcelo Peretta, secretario general del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos y principal referente de “la pata sindical del PRO”, como se conoce a esta agrupación que se lanzó en febrero pasado. De todas formas, la ex ministra de Seguridad aclaró que la CTE no pertenece a ningún partido político. “Vengo como amiga”, dijo.
En el acto de inauguración, Bullrich apoyó el “Decálogo del Buen Sindicalista” que impulsa la CTE y lo consideró “algo revolucionario para la Argentina”, por ejemplo en cuanto a promover la incorporación de mujeres en los gremios: señaló que hoy “no se cumple el tercio” y que a la dirigente Susana Rueda “la echaron al poco tiempo” de haber entrado al triunvirato de la CGT, en 2001.
Destacó que los gremialistas deben “saber utilizar los recursos, que son de los trabajadores y no propios” y se pronunció en favor de que los dirigentes “respondan con su patrimonio las decisiones institucionales que se tomen”, como contempla el “Decálogo del Buen Sindicalista”.
Bullrich cuestionó los piquetes callejeros y los bloqueos sindicales “cuando hay trabajadores que no quieren pasar a su gremio y les obligan a las empresas a negociar otro convenio”. Al respecto, aseguró que Garbarino “cerró por los contantes bloqueos” y opinó: “Es imposible que el país progrese así”.
“Por las leyes que existen -añadió-, los empleadores no ofrecen trabajo y los que pueden entrar al mundo laboral a veces no cuentan con la formación necesaria o están con los planes. Entonces tenemos demanda reducida y oferta reducida. Hay que juntar oferta y demanda, es fundamental”.
Para la jefa del PRO, “tenemos que ir a una Argentina de la cooperación y no del conflicto”. Y sobre el Decálogo dijo: “Hay que llevarlo a la realidad en el 2023, cuando seamos gobierno”.
Por otra parte, Bullrich se mostró muy dura contra el discurso de Alberto Fernández durante el acto por el Día de la Militancia en la Plaza de Mayo. “Fue un discurso contradictorio, habló de un diálogo con ellos y nos volvió a meter en la construcción amigo-enemigo. Desconoce la voluntad popular y va construyendo nuevos enemigos”, puntualizó.
“Para poder convivir hay que ser kirchnerista, el resto somos como cordobeses, estamos fuera del país”, ironizó. Y puso en duda la posibilidad de una búsqueda de consensos entre el Gobierno y la oposición: “Mientras nos pidan que nos convirtamos a la fe kirchnerista, es diálogo de sordos, no diálogo”.
También rechazó al oficialismo por haber avanzado en el Congreso sin el apoyo de la oposición para tratar unos 116 DNU firmados por Alberto Fernández: “Es otra forma de reconocer lo que pasó el domingo -resaltó-. Nos quieren atropellar, pero no nos vamos a dejar atropellar”.
Peretta, por su parte, criticó la elección de la nueva CGT porque “las autoridades son las mismas” y juzgó que no se cumple el cupo femenino en la central obrera: “Duplicaron las secretarías y en cada una pusieron un hombre y una mujer, pero eso es forzado y no es auténtico”.
El sindicalista atacó un modelo que permite “instituciones sindicales defaulteadas y dirigente millonarios” y habló de la necesidad de impulsar “proyectos de ley para lograr la modernización laboral”, aunque sostuvo que no comparte la idea de eliminar las indemnizaciones por despido y sí promueve que haya “menos planes y más trabajo en la Argentina”.
A continuación, el contenido del “Decálogo del buen sindicalista”:
1- No se «atornilla» al cargo y permite la participación de otras listas: La alternancia en los cargos directivos permite la renovación de cuadros sindicales y evita los actos arbitrarios tendientes a permanecer en la silla a cualquier precio.
La democracia interna del sindicato frena la disgregación de dirigentes que al ser impedidos de participar emigran a otras entidades o constituyen organizaciones paralelas.
2- Promueve la incorporación de mujeres
La incorporación de mujeres a la actividad y dirigencia sindical para alcanzar paridad, debe ser un proceso integral que conciba y respete las diferencias, fortalezas y debilidades entre géneros, no una imposición legal.
3- Asume con su patrimonio las decisiones institucionales
Si las decisiones que el dirigente toma en nombre de la institución implican consecuencias que comprometen su patrimonio personal, lo hará adoptar una actitud más responsable.
4- No bloquea la calle ni el ingreso o salida de la gente
Debe evitarse toda medida que perjudique a terceros que no son parte del conflicto, lo que también requiere un papel más activo de la autoridad laboral resolviendo el conflicto en su inicio para evitar su escalada.
5- No roba afiliados
Las relaciones laborales no pueden basarse en la “ley del más fuerte”. Las organizaciones de trabajadores y de empleadores deben respetar el ámbito personal de representación y el interés diferenciado reconocido por la autoridad a cada gremio.
6- No es empresario
Mientras dure su mandato no será propietario, ni único ni en sociedad, de empresas de su actividad ni de ninguna otra.
7- Moderniza los convenios
La actualización de los convenios colectivos de trabajo permite incorporar tecnología, adaptarse a la nueva realidad laboral, mejorar la calidad del empleo y facilitar el paso de los planes sociales al trabajo registrado.
La indemnización del trabajador puede incorporarse al convenio como un seguro de desempleo, garantizando su pago al trabajador sin perjudicar la economía del empleador.
8- Defiende la fuente laboral y el progreso de la empresa
Proteger el trabajo implica por un lado obligar al empleador a la registración laboral y al cumplimiento del convenio colectivo, pero también defender el servicio y rentabilidad de la empresa para equilibrar la relación entre capital y trabajo.
9- Se capacita y promueve más esfuerzo
Para representar a los trabajadores hay que estar “entrenado”, o sea capacitarse permanentemente, y estimular en sus representados la educación continua que les permita mantener el empleo y/o prepararse para el reingreso laboral.
No podemos reducir la carga horaria laboral si queremos más trabajo y ascendencia social; debemos estimular una mayor dedicación.
10- Impulsa nuevas organizaciones para defender nuevos empleos
Es importante defender tanto la libertad de sindicalización del trabajador como la de constituir entidades representativas de los nuevos tipos de trabajo. De lo contrario se desprotege al nuevo empleo y las viejas organizaciones distorsionan su finalidad para quedarse con el aporte sindical.
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