Cuando todavía faltaba más de una hora y media para que se dieran a conocer los primeros resultados y al búnker montado en Costa Salguero recién se habían acercado un par de sus dirigentes más importantes, uno de los referentes de la Ciudad admitía por lo bajo un cierto tono de decepción. “La expectativa pasaba por superar los números obtenidos por Juntos por el Cambio en las PASO y no se pudo crecer”, decía. Reconocía, además, que el incremento de votantes se había volcado a otras fuerzas, como la de Javier Milei. “Se nos fueron unos cuántos votos por derecha”, comentaba otro de los que integraron listas en la Ciudad de Buenos Aires.
María Eugenia Vidal no logró arañar o superar el 50 por ciento de los votos en la Ciudad que era la gran ambición del oficialismo porteño, para que se pudiera llegar a 8 o 9 legisladores nacionales. De los 10 diputados que la coalición puso en juego podrá renovar 7 en el Congreso de la Nación: la propia Vidal, el economista radical Martín Tetaz, Paula Oliveto (Coalición Cívica), Ricardo López Murphy (liberal de Republicanos Unidos), Ana Carla Carrizo (UCR), Fernando Iglesias y Sabrina Ajmechet (los dos del PRO).
La ex gobernadora de Buenos Aires sale airosa dentro del PRO, porque fue la elegida del jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, para encabezar la lista porteña pegando el salto de la Provincia en la que fue gobernadora durante los cuatro años del mandato de Mauricio Macri. Vidal había elegido un perfil bajo tras la derrota de 2019 a manos de Axel Kiciloff pero recuperó protagonismo de la mano del ala moderada de Larreta y cumplió con su parte.
Su desafío ahora será como “domar” a quienes la acompañarán al Congreso. Si bien todos se encargaron de remarcar que en la Mesa Nacional que se reunirá este lunes para decidir los futuros pasos de la principal fuerza de la oposición buscarán consensos y transmitir un mensaje de unidad, en los discursos que dieron tanto en el escenario ante la militancia como en la sala de conferencias ante los prensa acreditada, hubo algunas diferencias entre duros y blandos.
Tetaz, al borde de la disfonía y acompañado por sus pequeños hijos, planteó con mayor potencia algunos reclamos que llevarán al Congreso. Habló de la necesidad de una estabilidad monetaria y dijo que la inflación “lo único que hace es empoderar a los gremios”, pidió “una reforma impositiva que primero nos deje ganar” y destacó que “las pymes nos manifestaron su miedo de contratar trabajadores por la industria del juicio laboral”.
Al borde de la 11 de la noche, Tetaz destacaba que el triunfo de Juntos por el Cambio, según su evaluación, “había sido satisfactorio, Habíamos puesto la vara muy alta, pero es una muy buena elección, porque le sacamos un 20 por ciento al que salió segundo y 30 al tercero”. Contó que esperaban una mayor participación de la gente y que esos votos se volcaran a su espacio. Fernando Sánchez (Coalición Cívica) y Sandra Pitta (Republicanos Unidos), “dos apuestas”, se quedaron a las puertas del Congreso.
Lousteau, el impulsor de los radicales como Tetaz y Carrizo en la Ciudad, consolidó a su línea interna Evolución dentro de Juntos por el Cambio. También tendrá un eco a nivel nacional con el bloque que podrá tener entre 12 y 15 integrantes. Sabiéndose una pieza que empezará a tallar de otro modo dentro del espacio, junto a Maximiliano Ferraro el senador nacional fue uno de los primeros en dar notas en el sector VIP del principal búnker opositor. Fue uno de los que más resaltó la importancia de haber conseguido los 5 senadores nacionales que le quitarán la mayoría en el Senado Nacional al oficialismo y que obligará a un reordenamiento de la Cámara Alta.
Habrá que ver si a nivel nacional, con Facundo Manes como principal aliado de la Provincia de Buenos Aires, posicionan todavía mejor a la UCR de acá en más.
López Murphy es otro que desde su experiencia parece decidido a hacerse escuchar. Cuando Tetaz le cedió la palabra en el escenario, la figura de Republicanos Unidos que en las Primarias había aportado un 11% que lo llevó al cuarto lugar entre los aspirantes a diputados nacionales, se ocupó de armar arengas convincentes y encendidas. Defendió “el derecho de propiedad” y rescató los “valores de la libertad”. Repitió un par de veces la expresión “Libertad, patria y Vida” para ganarse la simpatía de una platea eufórica por los primeros resultados de la elección. También pidió “no pensar en candidaturas para 2023″ porque hay temas más urgentes que solucionar.
Fernando Iglesias, que se metió en la boleta porteña gracias a la influencia de Mauricio Macri, guardó un perfil extremadamente bajo. Diferente actitud a la de Sabrina Ajmechet, la politóloga que propició Patricia Bullrich, y que se mostró más desenvuelta y repartió abrazos por doquier en el escenario principal.
Bullrich, de nuevo, recibió múltiples respaldos de los simpatizantes más fanáticos que le cantaban “Patricia presidente” mientras sonaba el tema musical de Abel Pintos “Sé que seguiremos juntos”. La presidenta del PRO dijo que “este Gobierno (por el de Alberto Fernández) debe definir hacia dónde va”. Y apuntó a que debe proponer mejoras en “lo económico, lo social, lo cultural y lo educativo porque allí no hubo soluciones”. Otro cántico que debió escuchar, tanto ella como Vidal, fue el de “con Massa no se habla”, aludiendo a la posibilidad de un llamado del oficialismo a la oposición para negociar acuerdos o consensos.
“A partir de ahora van a tener que gobernar con más control y compartir decisiones. También como llegan los jueces. No pensamos votarles más impuestos en contra de la gente”, manifestó Bullrich, en una de sus manifestaciones más contundentes.
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