El gobierno nacional llegó a la elección de este domingo sumergido en un clima de derrotismo absoluto. Dentro de la coalición había hasta hoy una doble lectura sobre esa sensación. Algunos piensan que los integrantes del Frente de Todos generaron escenario previsible con anticipación para que el impacto de una posible derrota sea menos duro.
Otros creen que transmitieron una derrota asegurada para que el efecto sorpresa de un triunfo, sobre todo en la provincia de Buenos Aires, los fortalezca esta noche cuando se conozcan los resultados. De una u otra forma abrieron el paraguas antes de tiempo asfixiados por la incertidumbre que generaron las encuestas y los boca de urnas en las paso.
Al caer la tarde había pocas expectativas en el Frente de Todos respecto a la posibilidad de dar vuelta la elección en territorio bonaerense. Incluso, en el gobierno de Axel Kicillof creen que tendrán un resultado similar al de las PASO y perderán por cerca de cinco puntos.
La vicepresidenta Cristina Kirchner siguió los pormenores de la elección desde su departamento en Olivos. Mantuvo contactos con su hijo Máximo, “Wado” De Pedro y Teresa García. El principal interés pasa por saber si pudieron recuperar terreno en la provincia de Buenos Aires.
Pasadas las 19, la Vicepresidenta informó a través de sus redes sociales que no estará en el búnker en Chacarita: “Me han indicado reposo. Nada de que preocuparse, pero el esfuerzo realizado para participar del cierre del FdT retrasó la evolución del posoperatorio. Por eso, esta noche no podré estar, como hubiera querido y como siempre he hecho, en el búnker. Abrazo fuerte a todos y a todas”.
Si bien hay intendentes que creen que pueden pelear para llegar a un empate técnico, las ilusiones triunfalistas no cotizan en bolsa. La mayoría cree que la primera sección electoral es difícil de dar vuelta y que el bastión que seguirá indemne será la tercera sección, donde el foco está puesto en La Matanza, localidad en la que fue asesinado el kioskero Roberto Sabo hace siete días, el hecho de inseguridad que marcó la agenda política en la última semana.
En el peronismo la percepción generalizada es que perderán por una distancia similar a la de las PASO o, en el mejor de los casos, achicarán un poco el margen en la provincia de Buenos Aires. En lo que respecta al interior, hay preocupación sobre el resultado que pueda obtenerse en Córdoba, donde algunas proyecciones marcan que el Frente de Todos podría caer por debajo de los dos dígitos y poner en peligro el ingreso de un diputado.
En Santa Fe el peronismo sigue pensando, al igual que en la previa de la elección, que perderá por una distancia cercana a los siete puntos, mientras que en Mendoza advierten que el radicalismo hará una buena elección y logrará una victoria contundente. En tanto, en la Ciudad de Buenos Aires el Frente de Todos asume con resignación que María Eugenia Vidal estará cerca de duplicarlos en cantidad de votos.
Respecto a La Pampa, que es la provincia apuntada para intentar modificar el resultado de las Primarias, donde el peronismo perdió, las expectativas cayeron con el pasar de las horas. Después de cerrados los comicios las primeras asumen que, pese a los esfuerzos, no alcanzará para lograr un triunfo.
El costado positivo de la elección el peronismo lo ve en que aumentó la cantidad de gente que fue a votar - 71% de participación - y que el aparato de movilización montado en el conurbano funcionó mejor que en las PASO. Hubo un trabajo territorial más exhaustivo por parte de los intendentes, que esperan que dé resultado y aumente la cantidad de votos en la zona más poblada de Buenos Aires.
Según explicó el ministro del Interior, Eduardo “Wado” De Pedro, los primeros resultados del escrutinio estarán cerca de las 21. Si la carga de datos funciona con normalidad, tal como sucedió en las Primarias, entre las 22 y las 23 tendría que haber una tendencia firme sobre el resultado final.
El presidente Alberto Fernández sigue de cerca lo que está sucediendo en las primeras horas posteriores al cierre de los comicios. Se encuentra en la Quinta de Olivos junto a sus principales colaboradores. Más temprano estuvo reunido con el canciller Santiago Cafiero y el ministro de Economía, Martín Guzmán.
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