Federico Gabriel Polak, el último vocero del ex presidente Raúl Alfonsín, decidió abandonar su cargo como virtual número 2 en la embajada argentina en España. Encargado de vincularse con los empresarios y concretar negocios en la península ibérica, el experimentado militante de ideas desarollistas resolvió renunciar a la misión con un mensaje que deja traslucir cierta disconformidad con la expectativas que tenía: “No he logrado desempeñar con plenitud mis tareas encomendadas”.
En una carta dirigida al canciller Santiago Cafiero, el enviado diplomático indicó que su función no pudo efectuarla “pese al alentador clima de negocios que se generara desde un principio con empresas españolas y empresas argentinas internacionalizadas”.
“Le ruego agradezca al Señor Embajador -quien destaca por su personal estilo de gestión- que me honrara al solicitar mi designación al señor Presidente de la Nación”, sostiene en el texto con fecha y firma del 9 de noviembre.
En lo formal, Polak ejercía la función de “Representante Especial para la Promoción de la Actividad Empresarial Argentina en España”. Había sido convocado no solo por su cercanía con la familia del icónico mandatario de la vuelta de la democracia, sino por su experiencia política y sus conocimientos en derecho internacional privado. De profesión abogado, Polak es doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales y ocupó varios puestos en la función pública en los que se requería su expertise letrada.
Cuando fue designado en el puesto diplomático, el histórico militante del Movimiento de Integración y Desarrollo (MID) sentía que se enfrentaba a una de las últimas altas responsabilidades en el Estado, con una tarea desafiante que le interesaba desempeñar. En su historial político, ya había sido portavoz de Raúl Alfonsín durante la mitad de los años noventa, después del Pacto de Olivos y durante la campaña electoral de 1997. Según contó en algún reportaje, tal importancia tuvo que el acuerdo la Alianza entre la UCR y el Frepaso, que llevó a Fernando De la Rúa a la Presidencia en 1999, se cerró en su casa.
También se desempeñó al frente como interventor del PAMI entre el 2000 y 2001, y es conocido su paso por la vida interna del club Boca Juniors. Multifacético e hincha de Racing, presidió el club de la ribera también en calidad de interventor, donde evitó el remate del estadio de La Bombonera. Sobre la institución escribó un libro, “Armando a Macri”, donde repasa la convulsionada historia reciente del xeneize.
Para Polak, de 77 años, el retorno a un rol estratégico para el Estado, tras el ofrecimiento de parte del hijo del ex presidente, implicaba una expectativa alta. Iba a ser uno de los hombres fuertes de la misión diplomática antes de su retiro de las batallas de la política.
Pero Polak empezó a sentir frustación desde hace un tiempo, según pudo consultar Infobae de fuentes cercanas a su entorno. La dinámica de trabajo en la embajada, sumado al año y medio de parálisis por la pandemia, no pareció haber favorecido la concreción de acuerdos, reuniones y posibles negocios. Se configuró un clima de tedio y de obstáculos que ni el cariño hacia Madrid, ni los largos encuentros con sus amigos como con el psicoanalista Jorge Alemán y el ex futbolista y empresario deportivo Jorge Valdano compensaron ese malestar. No quería convertirse en alguien que se aprovecha de semejante puesto codiciado, con todos los privilegios que implica.
Si bien le agradeció a Ricardo Alfonsín en su despedida, el balance negativo aparece explícito en la misiva con palabras poco habituales en un funcionario. Sin resultados que pueda considerar satisfactorios, y usando palabras de una tradicional retórica cívica, Polak dijo que “esta renuncia aliviará costos al erario público” y que “no es ético percibir una remuneración sin ser útil al Estado”. Confió que su salida va a “facilitar una apropiada gestión al Señor Embajador”.
Ricardo Alfonsín llegó a la embajada en Madrid como parte de su integración a la estructura del Frente de Todos, luego del distanciamiento crítico que tuvo en 2015 con la UCR oficial, desde que en la cumbre radical de Gualeguaychú rubricó una su alianza con el resto de los partidos de Cambiemos. El que lo había convencido para aceptar la misión diplomática, en caso de que lo llamara el presidente Alberto Fernández, fue Polak. Y así fue.
“Yo no soy muy amigo de Ricardo, pero tengo una muy buena relación con su familia a raíz de su padre. No sé si Raúl Alfonsín me consideraba su amigo, pero tuvimos una relación muy estrecha”, dijo en un reciente reportaje radial. En épocas de convulsión interna para el Frente de Todos, los cambios de planes también ocurren a miles de kilómetros de distancia de la Casa Rosada.
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