La política está cargada de gestos. Símbolos, imágenes, miradas que, a veces, son más impactantes que las palabras. Sobre todo en tiempo de campaña, donde la dirigencia política repite cuantas veces haga falta un mismo discurso. Por eso la presencia de Cristina Kirchner en el cierre de campaña de Merlo fue importante.
Cinco días de después de que le dieran de alta, la Vicepresidenta viajó a uno de los municipios más grandes del conurbano bonaerense para sumarse al último acto de la extensa campaña electoral. Puso la cara en la última foto previa a una elección en donde la mayoría del oficialismo asume, con resignación, que perderán.
“Lo primero que quiero decir es que estamos muy contentos de verte bien Cristina. Gracias por acompañarnos en este día”, fueron las primeras palabras de Alberto Fernández apenas se arrimó al micrófono. Otro gesto. También positivo. Le dio protagonismo y centralidad a la mujer que lo eligió para ser candidato a presidente.
El puntapié discursivo del Jefe de Estado fue el principio de una hilera de señales dedicadas a mostrar que su voluntad es mantener el espacio político unido después de las elecciones del domingo. Frente a múltiples especulaciones que hay en la coalición sobre qué hará el lunes una vez que la sociedad se exprese, Fernández se adelantó a marcar su decisión.
Lo resaltó en diferentes oportunidades durante su discurso de cierre. “Lo primero y esencial es la unidad de nuestro espacio”, sostuvo. Luego, para marcar a fuego su intención de acercar posiciones con la Vicepresidenta, aseguró: “Somos la continuidad de los gobiernos de Néstor y Cristina”.
Además de endulzarle el oído a su compañera de fórmula, Fernández dio una señal clara hacia el interior de Frente de Todos, donde un sector importante espera un gesto de autoridad la próxima semana. Una muestra de poder que exponga autonomía frente a la figura omnipresente de Cristina Kirchner.
Sin embargo, ese gesto de unidad tan contundente, no tuvo un correlato arriba del escenario montado en Merlo. La Vicepresidenta no se mostró cercana al Jefe de Estado, pese a estar sentada al lado. Transmitieron la misma imagen fría y desangelada que habían construido pocos días después de la crisis política interna, cuando volvieron a mostrarse juntos en la Casa Rosada.
En el final del acto de ayer Alberto Fernández terminó su discurso y recibió un abrazo cálido de Victoria Tolosa Paz. Luego siguió otro abrazo similar de Axel Kicillof. El tercer abrazo parecía que iba a ser el de Cristina Kirchner, pero nunca llegó.
El Presidente se acercó hacia donde estaba sentada pero ella miró hacia el lado opuesto al que estaba Fernández y siguió firmando una remera que le habían tirado desde la tribuna. Luego se levantó, se dirigió hacia donde estaba el Jefe de Estado y formó parte de una foto grupal. La política son gestos y este fue muy claro. No mostraron unidad.
El Gobierno está lleno de desencuentros y contracciones. La imagen y las palabras que quedaron del acto en Merlo son parte de ese combo que en el peronismo buscan disimular detrás del discurso de unidad.
Los habitantes del Frente de Todos advierten que es muy complejo marcar el rumbo de la gestión con el liderazgo de una pareja que por momentos se habla y, en otras oportunidades, apenas si se dirigen la palabra. Por eso, y más allá del concepto de unidad que volvió a marcar el Presidente, la clave es el día después de la elección. Cuál es el resultado que obtienen y cómo reaccionan.
En el interior de la coalición reconocen que, pese la puesta en escena del final de campaña, el espacio político está viviendo un momento delicado. No hay un rumbo claro. No se sabe dónde está el poder y si Alberto Fernández volverá a sucumbir ante la presión de Cristina Kirchner. En definitiva, se exponen las diferencias que ya existían en la previa de la conformación del Frente de Todos.
A tres días de las elecciones el Presidente, fiel a su estilo, se mostró predispuesto a buscar un punto de acuerdo con la Vicepresidenta. Allí tendrá que incluir la decisión de reducir subsidios y de acordar con el FMI que le dijo a un grupo de empresarios con los que cenó el último martes.
Durante todo el acto los oradores, que fueron Victoria Tolosa Paz, Sergio Massa y Axel Kicillof, buscaron imprimir la idea de que el Gobierno empieza una nueva etapa a partir del lunes que estará marcada por la recuperación económica y el final de la pandemia. Un nuevo tiempo que les permite sembrar un discurso de optimismo.
El más elocuente fue el gobernador de Buenos Aires. “Convirtamos este cierre de campaña en el comienzo de una nueva etapa en la provincia y la Argentina”, remarcó.
Después de unos cuantos vaivenes, la campaña del SI, del contenido positivo, terminó como empezó, intentando marcar que hacia adelante el Gobierno terminará con los rezagos de la crisis macrista y seguirá unido tratando de hacer crecer la inversión y el empleo. En el medio quedaron otras tantas variantes de Fernández en campaña, tratando de mantener a flote su gestión y el poder político que le queda.
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