Quedan cuatro días de campaña. Este lunes el gobierno nacional comienza transitar la recta final rumbo a las Elecciones 2021, después de sufrir una dura derrota en las PASO y padecer una crisis política interna que agrietó, aún más, los vínculos que sostienen al Frente de Todos. El domingo 14 de noviembre la gestión de Alberto Fernández volverá a ser plebiscitada en las urnas y en la Casa Rosada esperan dejar una mejor imagen que en las Primarias.
Para este sprint final, el Presidente se volcará de lleno a realizar actividades de campaña en el conurbano bonaerense. Allí hay 2.000.000 de votantes que se ausentaron en los comicios del 12 de septiembre y que el Gobierno salió a buscar, con un bloque de ministros, legisladores e intendentes, para tratar de convencerlos de que son la mejor opción y así achicar el margen con Juntos por el Cambio.
En la coalición la gran mayoría asume que el resultado de las Primarias es irreversible y que si bien el peronismo subirá su piso electoral de hace dos meses, la oposición hará lo mismo y la diferencia se volverá irremontable. No alcanzan las múltiples medidas que se tomaron a lo largo de las siete semanas que pasaron desde la derrota y que buscaron aliviar el duro impacto de la inflación en el bolsillo de la sociedad argentina.
En los próximos días Alberto Fernández encabezará recorridas por municipios de la primera y tercera sección electoral del conurbano. Son los puntos geográficos más poblados y en donde el Gobierno apunta a aumentar su caudal de votos. El fin de semana el Presidente hizo base exclusivamente en el conurbano. El sábado estuvo en Quilmes y el domingo en José C. Paz.
El golpe más duro el oficialismo lo sufrió en la primera sección, donde están municipios importantes para el peronismo como Hurlingham, Merlo, Morón, José C. Paz, Malvinas Argentinas, San Martín, Tigre y Escobar. Sufrió una derrota en la sección pero ganó en muchos de esas de localidades. Sin embargo, no alcanzó.
“Vamos a seguir recorriendo municipios donde el voto del Frente de Todos aún tiene mucho potencial. Son localidades que pertenecen al corazón del núcleo duro peronista y que en las PASO la participación bajó considerablemente”, precisaron a Infobae desde el entorno presidencial. El objetivo del Jefe de Estado es tratar de dar señales políticas claras y de cercanía en una semana clave.
En la Casa Rosada creen que Juntos por el Cambio no está creciendo en la provincia de Buenos Aires. Entienden que tocaron su techo con el 38% de los votos que obtuvieron en las PASO y que en la lucha por pescar votantes que no eligieron a ninguno de los dos, el peronismo tiene más para ganar que para perder. Sin embargo, es una hoja de ruta impredecible porque en el oficialismo ya nadie cree en las encuestas.
“Dependemos de nosotros. Lo de la oposición es solo triunfalismo. Vamos a insistir en pedir el voto”, remarcaron en Balcarce 50, donde aún conservan una moderada expectativa sobre la posibilidad de revertir la elección en la provincia de Buenos Aires y salir airosos de lo que es una derrota asegurada a nivel nacional.
Según les precisó el consultor catalán Antoni Gutiérrez Rubí a un grupo de ministros del Gobierno, esta última semana es en la que el Gobierno puede marcar la diferencia. Los días previos más cercanos a la elección son en los que la mayoría de la gente define su voto y mira con más detalle que está pasando en la escenario político y económico del país.
Por eso no es una buena noticia para el Gobierno que el jueves el INDEC comunique el número de inflación de octubre, que según las principales consultoras y analistas, estará cerca de los 3,2%. Es decir, una cifra cercana al 3,5% de septiembre, que profundizó el golpe inflacionario que el Gobierno buscó controlar, en un manotazo de desesperación, aplicando el congelamiento de precios a más de 1400 alimentos de consumo masivo.
No parece haber sido casual que el Gobierno haya decidido reprogramar para ese día el cierre de campaña. Ese mismo jueves no solo se conocerá la inflación, también la CGT elegirá la nueva conducción y Juntos por el Cambio cerrará su campaña. Una jornada informativa intensa que superpone las novedades y diluye el peso de cada una.
La explicación del Gobierno sobre el cambio de fecha, debido a que el cierre estaba programada para el último sábado en Lanús y, finalmente, será el jueves en Merlo, fue la necesidad de esperar la recuperación de Cristina Kirchner, que el último jueves fue sometida una operación programada en el Sanatorio Otamendi, en la que se le realizó una una histerectomía completa, es decir, una extirpación del útero, el cuello uterino y los ovarios.
En Merlo el acto será multitudinario y estará presente todo el arco dirigencial del Frente de Todos. Aún no está claro si la Vicepresidenta dará un discurso, tal como lo hizo en el cierre previo a las PASO, o si habrá centralidad plena en la figura de Alberto Fernández. Los detalles se definirán en las próximas horas.
En los últimos días el Gobierno se ha dedicado a hablarle al electorado propio, con el objetivo de fortalecer el núcleo duro y asegurar votantes que hace dos meses no fueron a votar por múltiples motivos, entre ellos cierto enojo o frustración con los resultados de la gestión.
Ayer durante una entrevista con la agenda de noticias Télam el Presidente dejó una frase que expone su desilusión con el resultado de los comicios. “La verdad es que me costó mucho entender el resultado electoral. Porque puedo entender el malestar de la gente, lo que me cuesta comprender es por qué algunos sectores entienden que la causa de ese malestar ha sido el gobierno”, aseguró.
Parece no haber digerido del todo la decisión de la gente, que dos años después de darle vuelta la cara al proyecto de Cambiemos, que lideró Mauricio Macri, volvió a respaldarlo, en forma mayoritaria, en todo el país.
En el Gobierno hay un cierto clima de resignación respecto al resultado del próximo domingo. La mayoría no ve un cambio abrupto de los números que se obtuvieron en septiembre y piensa en el día después. Lo que implica el destino de la coalición, los movimientos de poder de Cristina Kirchner y La Cámpora, y, sobre todo, la reacción de Alberto Fernández.
Por eso, tal como adelantó Infobae durante el fin de semana, un sector importante del Frente de Todos espera una señal de autoridad del Presidente el lunes 15 o, más tardar, durante el desarrollo de esa semana post electoral. El pedido de es gesto tiene que ver con una decisión de fondo que en el peronismo esperan que Fernández tome de una vez y que está vinculada a la conducción del Gobierno.
O conduce él o lo hace Cristina Kirchner. La modalidad compartida fracasó en los primeros dos años de gestión. Entonces, el dilema que se le presenta al Presidente es si decide empoderarse y marcar el nuevo pulso de la gestión, o si decide seguir tratando de hacer equilibrio en una coalición que perfecciona cada semana su capacidad de autoboicotearse.
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