Este domingo salió a la luz un documental que cuenta en detalle los abusos cometidos por la líder de la agrupación Tupac Amaru, Milagro Sala. La dirigente jujeña, que está presa desde el 2016, marcó a Jujuy con sangre y violencia en los años en los que Néstor y Cristina Kirchner gobernaban la Argentina.
El documental, que consta de cuatro capítulos, se llama “Jujuy Desoído” y recorre, a través de testimonios estremecedores, la violencia con la que Sala llevó adelante la conducción de una agrupación social que, con el paso de los años, logró multiplicar sus ingresos y manejar miles de planes sociales. Fue dirigido por Pablo Racioppi y producido por Gabriel Levinas.
Maltratos, amenazas, usurpaciones y condenas públicas a vecinos jujeños son el retrato de lo que parece haber sido un estado paralelo dominado por Sala. La dirigente jujeña conducía con mano dura y sin escrúpulos a la agrupación Tupac Amaru, denunciada en este documental por usurpar viviendas, golpear a dirigentes y extorsionar a vecinos. Un combo atravesado por la violencia física y psicológica.
Uno de los testimonios más impactantes es el de Octavio Bazán, un joven que sufrió la violencia de la agrupación cuando tenía 10 años y que vivió tutelado por Milagro Sala, en su casa y durante dos años. Convivió con un grupo de chicos provenientes de distintas familias que formaban parte de la Tupac Amaru. “El motivo por que el fui es que decían que hacía viajes. Pero no. Era para dar pena. Era para hacer como que ellos eran hijos adoptivos de Milagro”.
Bazán, hoy mayor de edad, recuerda en la entrevista su padecimiento. “Apenas ingresé, ya estaban pegándole entre cinco a un chico en la pieza de la Milagro. La regla era contestar todo que sí, si no la Milagro te lleva a la terraza, te pegan con él y cuatro años más”, indicó. Y siguió: “Con no decir lo que a ella le gustaba, su hija, Claudia, me clavaba con un cigarro en la oreja de la nada. Era elemento de burla”.
“Una vez me agarraron de a seis, me pusieron en una pieza y ella se reía. Lo tomaba por diversión. Agarraban una sábana, me tapaban y me decían: “Bueno, cuando te pares de dejamos de golpear”. Me pateaban, me golpeaban las costillas. No podía defenderme, tenía 10 años. Si vos te reías al lado de ella y ella estaba enojada, te castigaba. Sin almorzar, arriba”, explicó.
Pero el momento más duro del testimonio de Bazán fue cuando denunció públicamente una violación en la casa de Milagro Sala. “Hay un momento que pasó que pocos saben en la Tupac. Ella ingresó dos hombres, dos chicos adolescentes, y en el country de la Milagro, que está en El Carmen, sufrí una violación”, dijo conmovido. Se refiere a la casa que la dirigente jujeña tiene en el Dique La Ciénaga.
“Yo no dije nada. Me mantuve un mes callado por miedo. Y nadie me cree. Por momento que ella lo escondió. Todas las personas que estuvieron ahí nunca dijeron nada”, explicó. Su madre, que trabajaba con ella, también contó su padecimiento. “Es una mujer sin códigos. Nunca denuncié por miedo. Vivo con miedo a la represalia hasta el día de hoy”, sostuvo.
Miguel Enríquez, su padrastro, que cumplió funciones como custodio de Milagro Sala, aportó más detalles del dolor familiar. “Que muchos sepan, hasta el Papa, quién es Milagro Sala. Que no les sigan vendiendo espejitos de colores, como dice ella. Vamos a ir a la justicia. Que paguen por esto que hicieron”, indicó.
Otro de los testimonios pertenece a Soledad Mendoza, quien cuenta como le usurparon su casa los militantes de la Tupac Amaru por orden de Sala. Le rompieron la casa, su auto y le dispararon para amedrentarla a ella y su madre. “A mi mamá le pegaron, le agarraron de los pelos, la ramearon. La salí a defender pero a mí me pegaron más que a ella”, señaló.
Mendoza contó que tenía dos perros dogo que fueron colgados de un árbol y degollados. “Nos dejaron sin patio. Escribieron un cartel con carbón y pusieron: “Esto te va a pasar a vos si seguís jodiendo”, precisó. Luego, contó cómo entró en acción Milagro Sala. “Apareció a las patadas diciéndoles a los tupaqueros: ‘Yo doy la orden para que haga una Copa de Leche acá. Las que les paga soy yo y ustedes van a hacer lo que yo les digo’”, detalló. Ya agregó: “Agarraron mi casa como si fuera un terreno baldío. Soy una mujer que vive aterrorizada”.
Matías Romay, que pertenecía a la Red de Organizaciones Sociales, describió una de las amenazas más fuertes que recibió de la dirigente social. “Yo me asusto mucho cuando ella me hace ir a un escritorio y me pone un arma. Me dice: ‘Yo sé que vos tenes un hijo’. Y la típica palabra de ella era: ‘A mí no me va a temblar la pera’. Ahí se me murió la convicción y la creencia de ese proyecto político”, indicó.
Otro de los testimonios desgarradores que expone el documental es el de Carmen Rosa Fernández, una ex integrante de la Tupac Amaru. La mujer contó que un grupo de militantes ingresaron a la casa de su hija, que estaba con su bebé en brazos, y se las llevaron por la fuerza a ambas, y sin explicarles los motivos. Las pusieron en el medio de una plaza y Sala comenzó a maltratarlas y denigrarlas en público.
Fernández denunció que le quitaron a su nieta y que la pudo recuperar porque justo encontró a una persona que se la estaba llevando de la plaza. Una vez que pudo dejar a su nieta con una conocida volvió a buscar a su hija, pero ya no estaba en la plaza. Se la habían llevado a un museo. Se dirigió a ese lugar y describió las imágenes del horror que tuvo que presenciar.
“Estaba lleno de personas sentadas como indios. A mi hija la pusieron de frente a ellos y a Milagro Sala. Era como si ella era un juez y la sentenciaba. Me empezó a insultar a mí también. ‘Otra mal agradecida de mierda, muerta de hambre”, me dijo”. Sala le ordenó a su hija que le pidiera perdón y la joven le respondió: “¿Por qué te tengo que pedir perdón? ¿Qué querés Milagro, que te entregue la vivienda?”. Una persona le agarró las manos a la joven, que estaba sentada, y Sala empezó a golpearla.
Entre lágrimas, Fernández siguió con el relato. “Le empezó a dar golpes de puño en la cara, le metía rodillazos en el estómago. A un costado lo tenía a mi yerno. Lo estaban golpeando a él también. Los dos estaban tirados en el piso y los pateaban. A mi hija le empezó sangrar la cara y estaba toda despeinada de los golpes que había recibido”, sostuvo.
En esa línea, continuó con una parte muy específica y detallada del relato de ese momento. “Milagro tenía unos anillos en una de las manos que no me voy a olvidar. Le pegaba por toda la cara. No la dejaba de golpear. No me dejaban entrar. No podía hacer nada”, explicó.
En el documental hay varios testimonios más que cuentan los abusos de poder de Sala y la violencia que ejerció durante una década en forma sistemática. Los relatos coinciden en describir a la líder de la Tupac Amaru como una persona violenta, sin límites.
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